Wrong place

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Lugar equivocado

El tiempo pasa, no igual a como lo hace en el infierno. Nunca sabes con exactitud que día es, porque es muy diferente a la Tierra, pero Castiel sabía que su embarazo llevaba algo de tiempo. Miraba su vientre crecer. Estaba algo abultado y podía notarse en su camisa, pero no cuando usaba la gabardina.

Cuándo trabajaba con Lucifer, los demonios lo seguía viendo. Parece que jamás dejaran de hacerlo, menos esa demonio. Ella le molestaba, aún más que antes, y lo veía con odio. A veces pensaba en decirle a Lucifer para quitarla de su camino, él esperaba un hijo del Rey y no toleraría tales situaciones, pero luego pensaba en lo incorrecto de sus pensamientos y no se lo decía a su pareja. Bueno, ellos no eran pareja oficial, pero no lo necesitaban. Ellos no son humanos para necesitar una etiqueta. Son ángeles, que saben lo que quieren y tendrán un hijo juntos.

•••

—Crowley, necesito pedirte algo—

Estaba dando vueltas por ahí, buscando al demonio, hasta que lo encontró en el lugar donde guardaban a los condenados. Podía oír gritos de torturas y súplicas, pero ya le daba igual, por más que no le gustará oírlos.

—¿Qué sucede, mamá?—

Castiel lo miró molesto pero en serio necesitaba eso.

—Necesito comer. No quiero distraer a Lucifer pero tengo apetito y no sé que comer—

—Ya veo, el nene necesita crecer. Veré qué puedo conseguir —entonces caminó saliendo de ahí.

Castiel se quedó unos momentos pensando en que podría ser necesario para quitar la urgencia de hambre. Era muy extraño porque posiblemente su bebé fuera ángel, ¿entonces porque comer? Siguió pensando de camino a la sala del Rey.

Lucifer atendía a demonios con frialdad y muchas veces les mandaba castigos. Algo más a lo que se acostumbró y le da igual.

—¿Cómo está la futura mamá?—preguntó con su tono típico sarcástico.

Aunque aún seguía siendo él, padre o no.

—Estoy bien —gruñó molesto.

El Rey del infierno alzó una ceja por el comportamiento.

—Alguien está de malas—Castiel se sentía molesto y quería golpear a Lucifer —Tranquilo, sé cómo hacerte sentir bien —

Se levantó y se acercó lentamente al ángel. Cuando estuvo cerca de su boca chasqueó los dedos y ambos aparecieron en la habitación del Rey.
Los besos empiezan con ganas. Castiel pasó del enojo a la lujuria en un segundo, sólo puede pensar en lo necesitado que está de Lucifer.

—Lucifer, ah, vamos —gime cuando esté comienza a besar su cuello y a acariciar su espalda baja, acercándose cada vez más a su objetivo.

—¿Estás ansioso por mi, cariño? —ríe burlón mientras quita la ropa. ¿Por qué sigue usando esa sucia gabardina?

—Si, ah. Tómame Lucifer —gime más mientras se restriega entre besos

—Te tomaré tan duro que se te quitará el malestar y pedirás más, como la perra que eres —susurró con voz ronca en sus labios. Castiel gimió con sus palabras.

La ropa quedó en el olvido. Sus pieles se sentían y tocaban entre gemidos. Lucifer se posicionó entre sus piernas y Castiel lo rodeó con ellas, mientras suplicaba que entrara de una vez. El diablo le tomó de las muñecas con una mano, mientras con la otra se sostenía de su cadera.

—Gime para mí, gime mi nombre y te haré estallar de placer —

—Ah, Lucifer—

Arqueó la espalda cuando sintió como entraba de un solo movimiento hasta dentro. Sus uñas se enterraron en sus manos cuando el placer lo atacó y no pudo ponerlas en la espalda de su amante. Lucifer embistió con fuerza mientras lo sostenía con una mano. Su espalda hacía un delicioso movimiento mientras tomaba al ángel debajo de él. Castiel se abría lo más que podía.

—Ah, Castiel. Ábrete para mí, sólo para mí —

—¡Lucifer!—

Unas embestidas más y el ángel término con un gran grito, los orgasmos eran más placenteros ahora con el embarazo sin saber porque. Lucifer se corrió después, con un gran gruñido del nombre del ángel de ojos azules. Hermosos ojos sólo suyos.
Después de un rato, que tranquilizaron su respiración pero aún seguían dentro, continuaron con más besos. Besos que se encendieron a algo más y término en otra ronda donde Castiel estuvo esta vez arriba.

•••

—Esto fue lo que conseguí, seguro te gustará —

Crowley le entregó una bolsa de papel, sacó contenido y era una hamburguesa.

—Si, son ricas—

Al final terminó comiendo tres seguidas y una soda.

—Gracias, Crowley—

Debía admitir que ese demonio era el único con quién se llevaba, y hasta podía decir que eran amigos. Por eso cuando tenía tiempo libre—ahora más por lo ocupado que estaba Lucifer—lo buscaba para hablar. A veces lo buscaba hasta en lo más lejano de las jaulas de prisioneros.

Esa vez lo buscó ahí, ya que tenía hambre y deseaba una hamburguesa. Lo buscó y buscó, pero no lo encontró. Decidió que le ordenaría a otro demonio que la consiguiera, pero algo lo detuvo. Una puerta estaba abierta, esto no era bueno. Seguro un humano logró salir, debía advertir a un demonio, el que sea. Caminó más y vió a una persona de espaldas, ocultándose. Era humano por la forma de su alma, aunque esa alma le parecía conocida.

Entonces se congeló en su lugar. Él ya conocía esa alma perfectamente.
La persona se dió la vuelta y confirmó sus dudas.

—¿Dean? —.

Viviendo con el diablo ✡ LustielWhere stories live. Discover now