Fall for love

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Caer por amor




Se inclinó y acercó lentamente su boca al oído del ángel.

—Debes dejarlo ir, Castiel—

El ángel abrió los ojos con sorpresa, Lucifer sabía en quien pensaba.

—Si sabías porque me me mandaron aquí -

—Siempre lo supe —dijo acariciando su cuello con las yemas de los dedos —Se toda la historia, ángel—

Se subió encima de él y comenzó a besar su cuello de forma lenta, mordiendo y haciendo nuevas marcas, ya que las anteriores habían desaparecido.

—Sé como fue que cometiste tal traición al cielo. Como te revelaste, te enjuiciaron y te sentenciaron. Todo por él, por ese humano...—subió de su cuello a su oído, y lentamente susurró—...Dean—

Su voz era filosa y lo estaba apuñalado con cada palabra. No iba a permitir que hablara así de su humano.

—Tú no sabes nada de él, o de lo que pasó—alzó la voz enojado mientras intento apartarlo de un golpe.

Lucifer era más fuerte por lo que lo tomó del cuello y lo regresó de un golpe a la cama.

—Oh, lo sé Castiel. Lo sé muy bien. Sé lo que es que te condenen por amor —habló serio.

Sus palabras lo hicieron callar y dejar de forcejear, su rostro lucía tan resentido y queriendo parecer rudo. Ahí, encima de él, lo miró con misterio y fascinación. La última persona a quién miró así fue a Dean.

Lucifer no quiso preguntas y se lanzó a besarlo. Besó de lleno su boca y con lengua después de un rato. Castiel quiso objetar pero sabía que no serviría de nada, por lo que dejó que hiciera lo que deseaba el Rey del infierno.

Lucifer quitó su ropa con ansias y lo volteó para tener ahora su espalda para su deleite. Lo puso en cuatro, dejando un camino de mordidas por la columna. Se acercó a su cuello otra vez, jugó con su lóbulo y susurró:

—Tú no sabes nada de mí pequeño ángel, absolutamente nada—

Lo tomó de las caderas y después de esas simples palabras lo penetró de un solo movimiento. Castiel gimió por el dolor pero, como la vez anterior, el dolor pasó luego. Lucifer salió y volvió a entrar con fuerza sacando esta vez un gemido de placer al ángel. Lo embistió con fuerza aún recargado sobre su espalda y gimiendo en su oído. Castiel sentía sus emociones al tope, como la vez anterior. Una embestida dio en un punto que le hizo sentir un estremecimiento. Gimió alto y sus brazos no soportaron por lo que cayó de cara en la almohada.

Su cuerpo boca abajo, con la cabeza de lado enterrada en la almohada mientras gemía sin control gracias a Lucifer. Este gruñía alto y lo sometía.
Después de unas embestidas más, se corrió con un gran grito ronco. El otro ángel se corrió dentro mientras mordía la parte trasera de su cuello.

Casi al momento, Lucifer salió del cuerpo del ángel y lo miró con superioridad mientras se vestía. Castiel estaba aún tratando de reaccionar, todo eso era nuevo e incontrolable. Antes de salir, Castiel lo detuvo.

—Espera—pidió.

Lucifer le daba la espalda y solo giró el rostro.—¿Qué?—

—Quiero hacer algo más, es aburrido sin hacer nada—

El ángel caído soltó una risita, ese ángel si que era peculiar.

—Crowley​ vendrá después, te dirá que hacer —y salió con toda su superioridad.

Castiel suspiró y decidió asearse. Término de ducharse y se cambió, en ese momento entró el demonio. Le pidió que lo acompañara y lo siguió.

—De verdad que eres muy extraño. Cualquiera sería feliz de no hacer nada más que tener sexo con el Rey, pero al parecer no el plumero—Castiel apartó la vista avergonzado.—No sé qué hacer contigo ahora, es decir, no puedes ir a traer almas o castigar a las que ya están aquí. Esto no es una escuela donde hay cafetería donde puedes trabajar—se quejó.

—Seguro encontrarás algo—dijo simple con su típica voz grave

Crowley bufó.—Estarás con Lucifer, algo así como su asistente. Claro, en cosas que puedas hacer—

Castiel entrecerró los ojos confundido pero no preguntó. Después de un rato llegaron a la sala del trono, ahí estaba Lucifer pensando. Cuándo entró, lo encontró con la vista al frente y con una mano en la barbilla mientras estaba recargado en el brazo de la silla. Justo cuando entraron, se enderezó.

—Necesito ver los contratos próximos a vencer, traelos —ordenó.

Castiel volteó y se dio cuenta que el demonio ya no estaba, entonces la tarea era para él. Asintió y salió a la sala donde estaba antes con los contratos, recogió la pila de lo que había organizado y se lo entregó en sus manos.

Lucifer los revisaba con semblante serio, Castiel lo observaba en silencio. Aún tenía curiosidad por lo que dijo antes de tomarlo. Después de un rato término y los dejo de lado, Castiel aún lo veía, por lo que este le regresó la mirada.

Ahí estaban. Viéndose otra vez de esa forma, sin darse cuenta.

Dicen que los ojos son la ventana del alma, Castiel se dio cuenta que eso era verdad al mirar a los ojos a Lucifer. Estos parecían fríos y malvados, a veces juguetones, pero si veías más dentro podías observar como el dolor se asomaba. Castiel entonces entendió a lo que se refería. Él amo a alguien tanto que por eso cayó. Lucifer fue condenado como él por lo mismo.
¿Se sintió como él cuando llegó ahí? ¿Se sentía aún así? Nadie debería pasar por ese dolor, ni el mismo diablo debería.

Tal vez fue su impulso pero cuando lo notó estaba en las piernas de lucifer besándolo lento, casi con cariño. Estaba sentado en sus piernas mientras se sostenía en su cuello para besarlo.

—Lucifer—jadeó cuando se separó.

Los ojos del diablo ahora lucían muy dentro admiración y curiosidad. Se quedaron viendo unos minutos más, queriendo descubrir que rondaba por los pensamientos del otro.

No sé dieron cuenta que ahora estaban pensando demasiado en el otro.




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Besitos en su colita 😚

Viviendo con el diablo ✡ LustielWo Geschichten leben. Entdecke jetzt