Capítulo 20

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Esa palabra, llamada Amor

Su voz es como el canto de las sirenas, debes taparte los oídos con cera, para que no te hundan hasta el fondo del mar así es mamá, a pesar de que tiene quien cocine, ella nunca ha dejado de preparar su deliciosa comida, ni de sorprendernos de vez en cuando con sus deliciosos postres.

Ella es tan cálida, siempre tiene la palabra precisa para todo es como si todos fuéramos de cristal para ella; cualquiera se sentiría desnudo y vulnerable, sin embargo, a mi me alivia el hecho de no tener que expresar todo con palabras, si no con abrazos.

Cuando llego al comedor; que a mi parecer es demasiado grande pero con mi mamá todo rebosa de vida, veo que mi papá ya esta tomando su café; no se como a alguien le puede gustar esa cosa tan amarga, huele muy bien pero sabe horrible, me distraigo tanto que terminó tropezando contra una silla y como consecuencia de la gravedad el suelo me recibió con su duro abrazo.

—Querida ten mas cuidado —Me dice mi mamá, con una sonrisa divertida.

≈∆≈

Después de un desayuno, más animado de lo normal; recogí mis cosas para salir al paradero, aunque la inquietud se apodera de mi ¿Yo si he estado usando el bus? Algo dentro de mi, me grita que algo esta muy mal, pero que decido ignorar ese sentimiento tan incomodo; porque esa es nuestra naturaleza odiamos la incomodidad, el dolor y la verdad. Son emociones o más bien estados que no deseamos enfrentar.

Camino hacia el paradero, y sigo teniendo esa sensación de que algo no esta bien y mas cuando veo unos profundos ojos verdes; todo en mi se vuelve, errático; esos tornillos que dicen que mantienen a las personas cuerdas salieron volando a todos lados, y, a pesar de ese sentimiento lo ignoro, no puedo recordar ese rostro.

≈∆≈

Después de casi dos horas de viaje llegamos a el lugar donde estudio, suspiro el viaje fue muy largo, siento todo el cuerpo agarrotado y mucho sueño, aunque el dia apenas empieza realmente deseo que se acaben las clases, para poder estar con Thomas.

—Lisa, querida ¿Como estas? —Me dice mi mejor amiga, Isabel— cuéntame ¿Cómo estuvo el fin de semana con Thomas? —Dice poniendo una sonrisa perversa y guiña su ojo.

Yo le devuelvo el gesto, el fin de semana realmente fue muy, muy pero MUY ardiente —Lo hicimos hasta en la cocina, aunque se hace tarde, porque no te lo cuento en el almuerzo —Le digo— por ahora solo intentemos llegar al salón.

≈∆≈

Por fin se acabo la tortura y sonrio ampliamente al ver a Thomas al lado de su Harley, el tambien me dedica una sonrisa cuando me ve; no puedo sentir mas emoción y mas excitacion de verlo, tal vez mi parte animal me esta dominando, pero no puedo dejar de ver esos brazos tan musculosos.

Una mirada fue más que suficiente para transmitir toda la lujuria que sentía, él me entendió perfectamente, por que me entrego el casco, y sin mucha demora arrancó a toda velocidad hacia su casa.

≈∆≈

Más nos demoramos en entrar que en estar desnudos, comiendonos a besos; tan pasionales, tan húmedos, tan excitantes; simplemente no podíamos parar.

—Eres muy poco romántica —Dice thomas, yo lo callo con un beso, no para el romanticismo, me subo sobre su cadera para poder tener más contacto sobre su pene, ya, muy erecto, yo también estaba muy mojada así que sin aviso alguno, me autopenetre y empeze a cabalgar a Thomas, se sentía demasiado bien; cuando de imprevisto, termine bajo el.

—Muy bien señorita traviesa, ahora es mi turno —Me dice con un tono ronco y muy excitado— no voy a permitir que me domine una mocosa.

Esto último lo dice guiñandome el ojo, yo no puedo sentirme mejor; aunque por un instante siento que de nuevo mi mente me tortura con esa sensación de que algo no esta bien, pero prefiero seguir disfrutando de Thomas y seguir ignorando olímpicamente esta sensación.

≈∆≈

Después de una tarde, casi noche de intensa faena fue hora de irme a mi casa, mi madre debía de estar muy preocupada y aunque quería quedarme y seguir; no podia,  sentía que ella me necesitaba a su lado.

Así que le dije a Thomas que debía irme, a pesar de su cara de disgusto, entendió y me llevó hasta la puerta, ni bien me pude despedir cuando mi mamá apareció con lo ojos rojos; seguramente de llorar, me sentí terriblemente culpable, no le avise y seguro se angustio, soy una porquería de ser humano.

—Querida, estás bien —Me dice mi mama mientras acariciando mi largo y rizado cabello— Pensé que te había pasado algo, no vuelvas a hacer algo así nunca, por lo menos avisame .

 —Disculpa mamá no fue mi intención —Le digo realmente avergonzada y culpable.

Ella podía enojarse, gritarme, mandarme a la brecha, me pudo golpear, podía hacerme lo que quisiera y simplemente me abrazó, y dio gracias al cielo de que estuviera bien.

—Muy bien hija, es hora de entrar que te vas a resfriar —Dice mi mamá y yo la sigo silenciosamente, necesito mirarla y convencerme de que es real y dejar esta maldita sensación que me carcome por dentro.

—Mama te amo, por favor nunca me dejes sola —Dije sintiendo la desesperación en mis palabras y las lágrimas en mi cara.

—Claro que siempre estaré a tu lado mi niña, yo también te amo y recuerda que ante todo debes ser fuerte y valiente, nunca sabes cuando la vida te va a poner a prueba hasta quebrar tu voluntad.

Sin previo aviso ni señal contundente, todo empezó a temblar, los movimientos eran tan fuertes y tan bruscos que fue cuestión de segundos para que la casa se nos viniera encima, mi mamá no paraba de abrazarme. 

Hasta que todo fue negro pensé que había muerto...

Hasta que me tope con el rostro de David, que era desesperación pura y me di cuenta que esa sensación de incomodidad solo era mi cuerpo tratando de despertarme...

—Menos mal que estás bien, mocosa durmiente; tantos estudios y nadie nunca me pre...

Rompí en llanto, esto era demasiado mi inconsciente me jugó una broma muy pesada.

Interrumpí a David, para abrazarlo.

Era lo único que necesitaba en ese momento.

La luz al final de tus ojosWhere stories live. Discover now