Capitulo 23

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Después de un fin de semana un tanto raro, de nuevo me dispongo a preparar mis cosas para regresar al colegio.

En este momento me siento tan bien, tal vez muy en el fondo siento un poco de culpa por Steven, él es una buena persona, a pesar de sus esquemas mentales tan obsoletos.

Me siento agobiada, confundida y un poco mala persona; por no haberle dado mas explicaciones a Steven, necesitó a David, él ha sido un buen apoyo; aunque no termino de aceptarlo, a mi mamá nadie podrá reemplazarla.

Con eso en mente, me voy a dormir.

ººººººººº

—Hola cariño, ¿me extrañaste? —dice mi mamá— ¿como estas mi niña?

Me froto los ojos, y veo a mi mamá no puedo evitar sentir como las lágrimas corren por mis mejillas. Esta casi igual como su larga cabellera y sus ojos tan llenos de ternura; aunque creo que es hora de mi medicina, me pitan los oídos.

—Mamá que bueno que regresaste —le digo mientras la abrazo muy fuerte— ¿porque no me dijiste nada? estaba muy preocupada.

Mi mamá solo sonríe, dándome a entender que no me va a contestar y en realidad no me importa, solo quiero disfrutar de su amor, su compañía y sus mimos.

—Por ahora descansa, aun falta un poco para la escuela —Después de decir esto, me da un beso en la frente— recuerda que nunca sabes cuando la vida te va a probar.

Dicho esto se va, por mi parte vuelvo a arroparme y cierro mis ojos...

3:33 am 

Abro mis ojos y siento como el corazón se me sale del pecho, me estoy ahogando; el aire no me esta llegando a los pulmones, trato de gritar pero no puedo, mi voz simplemente no esta. Las fuerzas me abandonan, simplemente quiero cerrar mis ojos y que todo esto se acabe de una buena vez...

Siento mi cuerpo muy frío, el aire se vuelve suficiente y mi corazón ya no quiere salirse de su lugar, lo primero que veo es a David, mas blanco que la leche; y también veo que estamos en el jardín trasero.

—Por Dios Lisa, casi te mueres —me dice David, aunque sus palabras las escucho muy lejanas, muy distorsionado, y ese maldito pitido sigue ahí— ¿Lisa me escuchas?

Trato de asentir pero mi cabeza pesa mucho y de repente tengo mucho sueño, de nuevo mis ojos se están cerrando...Y de nuevo el frío, esta vez de la manguera, esta tan fría que siento como mis huesos duelen del frío, esta vez el pitido desaparece y creo que puedo escuchar con claridad.

—¿Estas bien? —la voz de David me perfora el tímpano, siento mucho dolor, así que solo asiento — estaba muy preocupado pensé que ibas a morir.

—Tengo sueño y tu voz me esta taladrando los tímpanos —le digo aun confundida y tiritando frío — quiero chocolate caliente y una cobija.

David me mira muy extrañado...

6:00 am 

La alarma suena, no se como llegue a mi cama,ni como tengo mi pija...¡RAYOS! me sonrojo al pensar que David me vio de nuevo desnuda; trato de levantarme y siento como el cuerpo me pesa toneladas, pero aun así lo hago, me arrastro como puedo en dirección a la cocina, cuando veo a David muy tranquilo bebiendo cafe y leyendo el periódico.

—Buenos días —digo, aunque inmediatamente me arrepiento, mi voz suena raro y me duele mucho la garganta— tengo hambre.

La cara de David al escucharme y al verme casi escupe el cafe —¿Que haces aquí? deberías estar durmiendo —dice él levantándose de un brinco para empezar a preparar mi desayuno— crees poder aguantar un rato.

Asiento y devuelvo mis pasos para irme a duchar; a pesar del baño con agua fría que me había dado David, una vez en el baño puedo ver mi cuerpo lleno de moretones, especialmente en las muñecas y los tobillos. No le doy importancia, no quiero dormir mas ni estar en casa, haciendo nada.

Después de un buen baño con agua caliente, me pongo mi uniforme; que por cierto odio, y de nuevo bajo a la cocina y esta vez me invade el delicioso olor de la comida, mi estomago ruge como una fiera, a punto de devorar a su presa.

—David muero del hambre —digo, sintiendo como mi estomago duele del hambre que tengo.

—Los únicos que mueren de hambre son los africanos, tú comiste ayer —dice él, señalándome— deja de quejarte tanto.

ºººººº

Después del largo ritual que es el desayuno, encuentro en la parada de bus para ir al colegio, me prevengo y miro bien que ruta de bus estoy tomando, subo me pongo mis auriculares y no presto demasiada atención.

Una vez llego veo que todo el mundo esta chismeando algo, no quiero darle importancia necesito concentrarme, he faltado mucho; llevo al salón de clases, tomo asiento y empiezo a buscar mis cosas, cuando veo la odiosa Isabel llega, trato de poner mi mejor cara. Se que viene buscando algo.

—Hola, PERRA ¿Como estas? —me dice ella, con su asquerosa voz— si disfrutaste el día con tu amiguito.

La luz al final de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora