9| Asesinato.

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9| ASESINATO.

—¿Estás bien? No, por Dios, obvio que no estás bien. ¿Te duele mucho? ¿Hay algo que pueda hacer?

—¿C-cómo hiciste eso?

—¡No es lo más importante ahora!

Observo su remera manchada de sangre, e intentando no tocarlo mucho, la levanto, dejando ver una gran cortadura llena de sangre, obviamente hecha por las garras de Derek.

—¿Está tan mal?—pregunta Scott con voz rasposa, y estoy segura de que debe ser por la mueca que hice.

—Yo... ¿Crees poder pararte?

—Tal vez.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo, y al revisarlo veo que es mi madre. Posiblemente la excusa del trabajo en grupo ya está demasiado gastada.

Lo guardo nuevamente y ayudo a Scott pararse.

—¿No deberías empezar a sanar?

Scott se mira la herida.

—Posiblemente empiece pronto.

—Bien. ¿Puedes caminar?

—Sí. Creo que sí.

Lentamente lo suelto y Scott da unos pasos hacia adelante, y aunque le cuesta, puede caminar medianamente bien.

—¿Te sientes bien?—pregunta volteandose.—La última vez que esto sucedió casi te desmayas.

—La verdad es que me siento bien. Eso es bueno, ¿verdad?

—Es un avance —afirma Scott.

Examino la pista, rememorando todo lo que pasó aquí; hay rajaduras en varias partes, algunos lugares están medio hundidos e incluso falta un gran pedazo de hielo.

Me volteo hacia Scott, quién también observa el lugar.

—Salgamos de aquí —pido, y Scott asiente.

Dejamos todo prendido ya que no tenemos idea de qué tocar o en dónde están las llaves. Algo me dice que Boyd se llevará una buena bronca por parte de su jefe.

—Intenta cubrirte eso —señalo la herida de Scott y la sangre en su camiseta—; llamaré a un taxi.

—Tú ve, yo tengo mi bici.

—¿Piensas andar en bicicleta herido? ¿Estás loco?

—Está sanando. Lo siento. A propósito, ¿qué sucedió con Stiles?

—Oh, diablos. Érica lo noqueó. ¿Estás seguro de que estarás bien?

—Tranquila. ¿Y tú? Tal vez tengas efectos secundarios.

—No creo, pero estaré alerta. Iré a buscar a Stiles. Como plus, Érica rompió su Jeep.

Marco a un taxi, y luego de decirle la dirección corto y observo que tengo dos llamadas perdidas de mi madre.

Va a matarme.

—No lo hiciste con intención, ¿verdad?

Levanto mi mirada hacia Scott.

—Más o menos; quería ayudarte, pero no sabía cómo hacerlo.

—Pero lo hiciste.

—Seguí mis instintos.

—Gracias.

—No hay de qué, Scotty. Ahora vete antes de que tu madre quiera matarte como la mía quiere hacerlo.

Inalcanzable | DESCONTINUADAWhere stories live. Discover now