Cap 18

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Syaoran regresó a la casa hacia el final de la tarde, después de obligar a sus hombres a realizar fatigosos ejercicios en el campo de entrenamiento, una práctica de la cual habían carecido los últimos cinco días. La sala había retornado a su estado normal. Y Meiling de nuevo ocupaba con sus damas el sector destinado a la costura. Apenas había hablado a Syaoran desde el día que comprendió que él dormía con Sakura.

Meiling expresaba su desaprobación con un gesto agrio, una actitud que normalmente no habría molestado en lo más mínimo a Syaoran. Pero Syaoran de pronto descubrió que de nuevo la comparaba con Sakura, que no hacía secreto de su desagrado y lo expresaba del modo más directo. Era extraño, pero esa áspera franqueza no parecía tan irritante como una sucesión de caras ácidas al transcurso de varias semanas.

Tal vez debía buscar marido para Meiling, pese a la tenaz insistencia de la dama en el sentido de que no deseaba casarse.

- ¿Tu hermana prestó atención a alguno de nuestros invitados? – preguntó Syaoran a Eriol.

Estaban sentados frente a una mesita, entretenidos en un juego de guerra.

Eriol prestó escasa atención a la pregunta, pues lo absorbía el juego.

- No me fijé mucho en eso. –

- Hazlo. –

Eriol miró a Syaoran, y en sus labios se dibujó una lenta sonrisa.

- Ciertamente, en los últimos tiempos piensas las cosas más extrañas. Ahora que lo mencionas, me pareció que se mostraba más vivaz en presencia de Eizan. –

- ¿El hermano de Tomoyo? – Syaoran se sorprendió, pero después de asimilar la información, se aventuró a decir: - ¿Crees que lo aceptaría como esposo? –

Eriol silbó por lo bajo.

- ¿Ella sabe que estás pensando en eso? –

- ¿Cómo puede saber lo que estoy pensando si no me habla? –

- Sí, no se siente feliz contigo, pero¿por esa razón estás dispuesto a entregarla en matrimonio? –

- Créeme que preferiría que otro fuera el objeto de tu malhumor, pero ¿no crees que es hora de que contraiga matrimonio? –

- Sí, hace mucho que debió hacerlo. Pero no querrá, mientras tú no te cases.

- ¿Qué tiene que ver eso con el asunto? – preguntó Syaoran.

- Vamos, primo. ¿Por qué crees que todos estos años se negó a permitir que le concertases un matrimonio? Teme que si no hay una mujer en esta casa se descuidará todo, y reinará el desorden, lo cual no dudo ni un poco que sea cierto.

Syaoran gruñó: - Si tú sabias que ésa era su razón, debiste habérmelo dicho antes, demonios! –

- ¿Y soportar su pésimo humor por haber revelado una confidencia? – Eriol pareció abrumado. – Bromeas, primo. Pero ya que hablamos de matrimonio¿cuándo piensas comprometerte? –

- Cuando disponga de tiempo – respondió secamente Syaoran -. Y no me digas que ahora dispongo de tiempo, porque lo negaré. –

Eriol meneó la cabeza.

- Si no quieres casarte con ella... –

- Eriol, nunca quise. Sencillamente, pareció que era lo más conveniente después de... bueno, pareció apropiado. –

- Entones, anula el compromiso. –

- Sí, eso puede decirlo fácilmente un hombre que no está implicado en el asunto – dijo agriamente Syaoran.

corazon salvajeWhere stories live. Discover now