La bebé.

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Trasnoché una vez más. Está vez sin Mateo.

El doctor no salía y dormí en la sala de espera. Con aquel frío infernal.

La mañana siguiente, Daniela vino totalmente sola y se quedó hasta que el doctor se pronunciará.

Me parecía tan raro todo esto. Pasaban las horas y no tenía noticias de ella.

–Quiero saber de Lucía Rodriguez –Y la enfermera miró a la chica que se encontraba a su lado–

–La srita...

–La srita. Rodriguez se encuentra bajo ojo médico, no se ha logrado diagnosticar lo que le sucedió –Dice una de ellas segura–

Pero yo, Lucas Vazquez, no me quedaría de brazos cruzados cuando había pasado mucho y a mi parecer el tiempo suficiente ya transcurrió.

Busqué al doctor que me atendió al llegar, estas chicas escondían algo que no podía determinarse.

–Su esposa ya dio a luz –Dice quitándose los guantes– Pero la bebé no lloro. Se está haciendo lo posible por saber que pasa.

Y aquel llanto de bebé, hizo que mis ojos se inundarán de lágrimas...

El doctor entró inmediatamente y luego, me indicó para que entrará.

–Felicidades, es padre de una hermosa bebita –Sonríe–

No dejaba de llorar y sus ojitos permanecían cerrados.

–¿Y Lucía?

–Está dormida. Todo esto del secuestro y el parto ha traído cierto cansancio.

Asentí. Daniela llegó luego con todos. Me encontraba más que feliz.

Zidane me dio la semana libre con el propósito de cuidar a mi familia y estabilizar mis emociones.

(...)

Pasó aquella semana en la que experimenté de todo.

Mi bebé, a quien llamamos Nerea.
Hacía que esto fuese lo mejor de todo y que los días pasarán lo más lento posible para disfrutar cada segundo.

Lucía estaba más que feliz. Estaba hermosa más que todo. Se encontraba emocionalmente bien.

Y yo me encontraba de maravilla, al saber que ya mi familia estaba unida.

Hoy sería el último partido de la Liga 2016/17.

Era titular, y Lucía llevó a los niños al cesped antes de comenzar el partido.

Nerea era un poco juguetona, se reía de todo lo que hacía y cada vez que veía que su madre me robaba un beso o viceversa, se tapaba los ojitos con sus guantes rosados.

Era la luz de mis ojos.

No duden de eso.

Mateo se sentía un poco mal, creía que ser el centro de atención lo tendría Nerea, pues no.

Sería el chico grande para la familia.

Fiorentino le regaló a la pequeña la camiseta que se usaría la próxima temporada.

Después, Lucía se dirigió con Daniela y demás hacia el palco.

Cada vez que podía miraba hacía arriba para ver como se encontraban.

Al final, anoté un gol y llevé una asistencia.

Y si, campeones de La Liga.

Este club ha sido mi familia y mi hogar.

–Estoy tan orgullosa de ti, Luqui.

Amor sin Limites|Lucas Vazquez❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora