Basta.

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–Ah no, no eres Lucía...

Me alejé y me dirigí a la habitación. Esto ya me estresaba y cómo no tienen idea. La extrañaba.

Era el ser que complementaba mi vida y ya no podía pedir más.

Lo que podía pedir era que me la devolvieran porque no podía solo, y mucho menos sin un aliento de ayuda.

Bajé al auto solo para desahogarme, no me gustaba que me vieran llorando.

Lo encendí e inmediatamente, saqué cada sentimiento implícito y que solo podía matarme más de lo que me encontraba.

Ya no daba para esta situación. Debía haber una manera para poder ver a Lucía.

–Lucas... –James abrió la puerta del piloto– ¿Que haces aquí? Deberías estar...

–James la extraño tanto... Estoy apunto de acabar con esto.

–¿Crees que será bueno que te rindas?

–Sé que no, pero...

–Pero nada ¡Eres el padrastro de Mateo y el novio de Lucía! ¿Piensas que con rendirte ahora será bueno?

–¡Estoy claro que no será así, pero ya no puedo, a veces pierdo las esperanzas de volverla a ver y a nuestra bebé!

{...}

Pasaron los días y ya Mateo se encontraba mejor. Logró ir a la escuela después.

James y yo compramos la cena del día viernes, como era común en la familia.

Nunca pude saber que sexo era mi bebé, me entristecía más de lo normal pero Mateo también estaba así.

Quiere decir que, no se podía pagar tristeza con tristeza.

Estaba encargado de hacerlo feliz por este tiempo y ayudarme a mi mismo también.

Al final de la noche, Mateo quería quedarse con Alvaro así que le cumplí el deseo.

Llegué a mi casa y estaba llena de policías. No sabía que pasaba, esto era totalmente extraño.

–¡Usted, detengase allí!

Uno de los policías me tomó de los brazos y abrochó en mis muñecas sus esposas.

–Eres acusado por secuestro de segundo grado –Dice– Todo lo que digas será usado en tu contra.

Y había pasado la noche en la carcel. Esto no podía sucederme.

Yo nunca sería capaz de secuestrar a Lucía, era ilógico.

–¡Lucas! –Gritaba entre sollozos– ¡Saquenme a mi papá de aquí!

Decía una y otra vez, le daba patadas a la celda con enojo.

–Quiero a mi mami de vuelta –Dijo y llevo sus manitas al rostro–

Esto podía definir a este como el peor día de mi vida, ver al pequeño de mis ojos llorando por sus seres queridos, era al

{...}

Pasaron los días y los chicos vinieron a verme. Hasta que James logró sacarme de aquí.

Ahora quería saber quien causó esto.

Al llegar a casa con James, Daniela, Ana, Andrés y por supuesto Mateo.

Abrí la puerta y me encontré con Matias quien estaba con dos hombre mucho más grandes que él.

–¿Que haces aquí?

–¡Lucas!

Y escuché un gemido de Lucía. ¿Cómo no saber de ellos?

–¡Agarrenlo!

Al ver que reaccioné distinto al escuchar el grito de Lucía, tomé el jarrón y se lo tiré a uno de los guardespaldas.

Bajé al sotano pero la puerta se encontraba cerrada. Y tiré de ella como pude, Lucía se encontraba llorando mientras mantenía su mano en su vientre mucho más abultado que de la última vez.

Escuché las alarmas de la policía.
Ya tenía a Lucía tendida en mis brazos, con los ojos cerrados, se desmayó por completo.

Estará bien...

Amor sin Limites|Lucas Vazquez❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora