11. hablando desde el corazón

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  'Me adentraré con mis dedos en la geografía de tu espalda.'

Olvidé respirar - India Martínez ft. David Bisbal

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Disfruto el tenerlo recostado sobre mi pecho. Paso los minutos acariciando su brazo, su espalda y sus hombros mientras mi otra mano se mantiene unida a la suya, con nuestros dedos entrelazados. Hay tanta diferencia del Magnus de ayer al de hoy...Incluso es diferente hoy al Magnus al que estoy acostumbrado a ver todos los días. Normalmente es alguien alegre, vivaracho y definitivamente muy especial. 

Ayer parecía un muerto, encerrado en si mismo, mas pálido que de costumbre y tembloroso. Estaba herido, y aunque todavía no haya querido decirme que sucedió lo puedo imaginar. Ha sido sorprendente, completamente sorprendente que viniese a mi de esa manera. Por ver la partitura. Su canción. 

Sonrío bajando mi mirada hacia él. Se ha quedado dormido hace pocos minutos. Su siempre perfecto pelo está revuelto, cayéndole por la frente de forma perfecta. ¿Es que nunca tiene mal aspecto?

Y lo que ha dicho...¡lo que ha dicho!¿Trabaja de prostituto y nunca había hecho el amor con nadie? Bueno, vale, yo no soy el mejor ejemplo. Mi primera vez fue con él, pagando. Y no era precisamente amor porque no lo conocía absolutamente de nada... pero lo que acaba de suceder... oh joder, lo que acaba de suceder ha sido tan diferente...y no solo porque me haya dedicado a la parte activa la cual nunca había probado... debo reconocer que en ese aspecto ser pasivo es mejor... pero tener a Magnus ahí bajo mi cuerpo, poder demostrarle todo lo que mi cuerpo ha desarrollado hacia su persona... lo enamorado que me siento. Y es una lástima que las palabras no fluyan de mi del mismo modo con lo que lo han hecho de él. Ansío poder decirle que le quiero, pero es como si las palabras se me atragantaran, y duele, duele mucho.

Despierto temprano, sonriendo al verlo todavía dormido sobre mi con esa expresión tan pacífica. Magnus despierto es una persona que gesticula muchísimo, poniendo siempre muecas a la vez que no deja de mover sus manos. Pero dormido es tan tranquilo... todas sus facciones se relajan y parece realmente caído del cielo. Le acaricio la mejilla con suavidad, pasando a sus labios rosados y suaves a su tostada y llamativa piel. Paso diez minutos intentando salir de la cama sin despertarlo, dejándolo cómodamente abrazado a mi almohada, sonriendo ante su cara de tranquilidad.

Tras refrescarme un poco en el lavabo camino hasta el piso inferior, entrando en la sala y acomodando sin prisas el violín en mi cuello. No necesito la partitura para recordar de memoria cada una de las notas de mi composición, pero quiero terminarla así que la llevo conmigo y la coloco sobre la mesa junto a un lápiz. 

Empiezo a tocar todo lo que ya tengo compuesto, cerrando los ojos y dejándome llevar por los recuerdos de anoche, las sensaciones de tenerlo dormido sobre mi, su respiración haciéndome cosquillas en el pecho.

Las notas fluyen solas, creando en música las sensaciones de mis recuerdos con él. De vez en cuando paro, retrocedo y vuelvo a empezar, no demasiado satisfecho con lo que expreso. Quiero que sea completamente mágico, tanto como Magnus. Quiero que sea tan especial como él.

Me sobresalto cuando siento unos brazos rodeando mi cintura, tocando una nota aguda que rompe toda la composición. Sin embargo se que es él en el mismo momento en que apoya su pecho en mi espalda, posando sus labios en mi cabeza. -Suena genial...- Sonrío, echando la cabeza hacia atrás, perdiéndome en esos ojos que siempre me han resultado mágicos. - Es porque tu la inspiras... - Lo empujo con suavidad un poco hacia atrás, sentándome en el sofá y cogiéndolo de la mano para que se siente sobre mi, acomodándose en mis piernas. Se ha puesto unos pantalones míos que le irían algo cortos si no fuera porque le cuelgan de la cadera, dándole un aire todavía mas sexy del que ya tiene por si mismo. A su vez lleva puesta una musculosa blanca que debe haber encontrado en mi armario. Tengo unas ganas terribles de decirle que le quiero, pero una vez mas las palabras se quedan atrapadas en mi garganta.

Nos quedamos así por lo que parecen horas, él sobre mi, perdidos en los ojos del otro. Se le ve tan tranquilo... y joder, resulta tan natural tenerlo aquí, entre mis brazos tras una noche compartida, en mi casa, viendo mis cosas sin peligro a que vea algo demasiado personal... porque Magnus se ha colado hasta el fondo de mi ser y en pocos días ha conseguido ser la persona en la que mas confianza tengo... y a la que se lo contaría todo. Mi amante y confidente. Aquello con lo que me había resignado a dejar de soñar.

 Y parece hasta una ironía que justo cuando decido olvidarme de ello aparezca él, tan perfecto como lo había soñado. -Magnus... no se que te ha llevado a la situación en la que estás pero...- Si, vale, quizá no soy capaz de decirle que le quiero, pero soy capaz de muchas otras cosas para demostrárselo. - vente a vivir aquí. Hay espacio para los dos. Se que apenas hace un mes que nos conocemos pero...eres alguien muy importante para mi y no quiero que te hagan daño. Por favor... deja ese trabajo. No te hará falta si vives aquí conmigo. Te prestaré todo lo que necesites, lo juro...- siento como de mi boca podrían salir mis promesas, pero sus ojos seguirían con la misma negación reflejada. Conozco su terquedad y su orgullo, pero estoy dispuesto a lo que sea para doblegarlo. - Podrás devolvérmelo si quieres... tómalo como un préstamo.

Sus manos sujetan mis mejillas al tiempo que sus pulgares se dedican a repartir caricias por ellas. Su mirada se encuentra fijamente con la mía, ambas cristalinas. Se muerde el labio justo antes de acercarse a los míos, uniéndolos unos breves segundos. Unos segundos que son suficientes para que una lágrima salada se cuele entre ambos. No se quien de los dos ha sido hasta que nos separamos y veo el rastro que ha dejado en su rostro. -No puedo pedirte que hagas eso por mi, Alexander. 

Le cojo una de las manos, llevándola a mi pecho, colocándola sobre mi corazón. -No me lo has pedido... es mi corazón el que me pide que te haga el ofrecimiento. Es mi corazón el que no me permite dejarte ir a riesgo de que te rompas de nuevo. Te quiero aquí conmigo, no porque quiera sacarte de ahí sino porque te necesito a mi lado.

Mas lágrimas corren por su rostro y me acerco mas a él, recogiéndolas con mis labios en forma de besos, acariciando su pelo oscuro, enredando mis dedos en sus mechones. El impulso de él al abalanzarse en un abrazo contra mi casi me tumba contra el sofá, pero por suerte logro mantener el equilibro. Lo rodeo con mis brazos y lo aprisiono con fuerza contra mi, dejando que llore lo que quiera, pues se que hay momentos en los que uno necesita descargarse. - Pero te devolveré hasta el último centavo, lo prometo. - Sonrío y lo estrecho aun mas fuerte, inmensamente feliz.

The power of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora