The power of love

1. La llamada

·Loving can heal, loving can mend your soul, and it's the only thing that I know·
Ed Sheeran, Photograph.

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Miro la imagen una y otra vez. Es atractivo, si, no puedo negarlo. Pero muchos otros lo son, ¿por qué tanta fijación con este? Ni siquiera es para tanto. Su piel es del color del azúcar moreno y sus músculos están algo marcados, pero es delgaducho y no tiene nada especial. Pelo castaño, hay tantos castaños sueltos por el mundo... labios finos sin nada que recalcar y sus ojos... quizá sean su rasgo mas remarcable...pero joder, ¡hay muchos mas hombres!

Y ahí está, en la pantalla del ordenador. Su foto atrayéndome de tal manera que hace que los dos hombres en las ventanas laterales desaparezcan completamente de mi campo de visión por falta de atención. Y ese número ahí brillando como si nada, rodeado de neones, llamándome. Invitándome a marcarlo, a escuchar su voz. ¿Y por qué no? Por dios, algún día habrá que dejar la virginidad atrás... no puedo ser el gay virgen eternamente...¡voy a cumplir 24! Es patético.

Hundo la cabeza entre mis brazos, pasandome los dedos entre el pelo enredado, deshaciendo algunos nudos. Quizá Izzy tenga razón. Quizá el único problema que tengo para abrirme con la gente es que no he tenido una primera experiencia... y no se si me da miendo que eso asuste al resto o eso me asusta para acercarme a los demás. La cuestión es que no puedo seguir frecuentando bares de ambiente gay cuando todos los que rondan por ahí parecen salidos desesperados por encontrar un culo donde meterla. No, definitivamente no es eso lo que quiero.

Rasco mi nuca con las yemas de los dedos y vuelvo a elevar la mirada a la pantalla, viendo el dichoso número parpadeando entre los neones amarillos y rojos. ¿Qué se pierde por intentarlo? Llevo la mano hasta el bolsillo de mi pantalón, sacándo mi movil y dándole vueltas en mi mano de forma nerviosa, mordiéndome el labio inferior. ¿Debería? Oh, por favor Lightwood...échale agallas por una vez. Se trata de un profesional, ¿quién mejor? Además, quien paga manda, ¿no? Es la ley de todo negocio. 

Sin querer pensarlo demasiado, marco uno a uno todos los dígitos en mi teléfono, observando el número en la pantalla unos segundos antes de suspirar y llevármelo a la oreja, expectante y nervioso. 

Han de pasar tres toques hasta que una voz suena al otro lado. Una voz fria e impersonal que no me gusta un pelo. Sin embargo, la atrayente imagen de la pantalla frente a mi me empuja a continuar. -¿Hola?¿Estoy hablando con Warlock? - Oh por favor, que estúpido nombre. ¿De verdad lo ha elegido él? -El mismo. ¿Qué necesitas? - ¿Realmente es él?¿Tan impersonal?¿Tan desinteresado?¿Tan frío? Esta bien. Quizá solo sea el teléfono. - Dos horas.- No me importa el dinero. Me sobra, de hecho. Pero dado a hacer esto, quiero a alguien profesional y limpio. No sería una buena experiencia si acabase con una ETS. Aunque nadie me asegura la buena experiencia de todos modos. Eso te pasa por creer en los romances del siglo XV, Lightwood. Hay que ser mas realista. -Esta tarde, a las ocho. Te mando la dirección en un mensaje. El reloj empieza a contar a las 8. Si llegas tarde, es tu problema. - Y simplemente cuelga. A los pocos segundos mi móvil vibra y emite un pitido, mostrando un mensaje en la pantalla. Busco la dirección en google, localizando el lugar en pocos segundos y memorizando como llegar. Quizá lo mas sencillo sería tomar un taxi, pero yo disfruto el caminar. Además, para mi suerte, no está demasiado lejos. 

Me acerco al banco antes de que cierren, retirando los 1,500$ que me va a costar el servicio. La web era muy clara al decir que todo se debe mover en efectivo. Eso me hace dudar un poco de su legalidad, pero aun así es la única en la que he encontrado a alguien lo suficientemente interesante como para aventurarme a hacer esto. ¿Acaso he perdido la cabeza?¡Es un prostituto! No puedo perder la virginidad con un puto. Y sin embargo algo sigue diciéndome que tengo que estar en esa dirección a las ocho en punto.

Y aqui estoy, a falta de diez minutos para las ocho, observando el edificio al otro lado de la calle. Solo tengo que subir tres pisos y sabré exactamente si el chico que me espera es el mismo que no puedo quitar de mi mente. Ese chico de piel tostada y cuerpo cincelado. Y esos maravillosos ojos que parecen mágicos. Quizá no sea tan mala elección para una primera vez, ¿no?

Indeciso todavía, doy un par de vueltas a un lado y otro de la calle, haciendo que varias personas me miren como si estuviese loco. Finalmente me golpeo mentalmente a mi mismo. Esta claro que si estoy aqui es porque mi cuerpo y mi mente están mas que decididos a hacerlo, ¿por qué retrasarlo mas?

Me detengo en el portal del edificio y busco el timbre del tercero, haciendolo sonar sin mas contestación del otro lado que el sonido que me indica que la puerta se ha abierto. Subo los pisos retorciendo mis manos y suspiro antes de llamar al timbre de la puerta, viendo nada mas abrirse ese par de ojos que parecen leerme el alma.

Me hace un gesto para que entre en el apartamento y pese a que todo mi cuerpo tiembla de nervios y anticipación, entro dentro, mirando alrededor levemente. El apartamento es mas bien un loft, todo en la misma sala. La cama tiene un dosel que la aisla del resto de la sala y la cocina esta separada por una barra americana. Todas las paredes están hechas de ladrillo, con algunas partes escayoladas y pintadas, con algunos cuadros y fotos. El ambiente sin duda es cálido y hogareño.

No me doy cuenta de que estoy ocupado analizando el lugar hasta que un carraspeo me devuelve a la realidad. Miro al chico parado frente a mi, enrojeciendo un poco. -Perdona... no está nada mal el sitio. - Sonrío levemente, rascándome la nuca, nervioso. ¿Qué se supone que pasa ahora? 

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Si, se que todavía estoy trabajando en I dreamed a dream. No, no pienso dejarla de lado por empezar esta historia. Debo decir que es una adaptación de una historia que ya escribí en su día. Voy a mejorarla, editar algunas cosas, cambiar otras... pero espero mantener la esencia y que os guste tanto como mis otras historias.