Capítulo Cuarenta y Nueve

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 El plan había sido que la navidad la pasaríamos en Wisconsin y el año nuevo en Mónaco.

Anne me había dicho que mi hermano y ella habían hecho eso cuando empezaron a salir y les funcionó de maravilla. Ambas familias estarían felices y todo sería perfecto.

El problema aquí era que Bart parecía dudoso de ir, pero después de hablarlo logré convencerlo de que sería uno de los mejores viajes de su vida.

Al ser nuestro último día aquí, quería terminar de conocer el lugar completo. El bosque, las colinas, todo.

—No es la gran cosa... —no para de decirme, una y otra vez.

—No me importa, yo quiero conocerlo —digo firmemente mientras él ríe.

—De acuerdo, tú ganas.

Atravesamos el bosque. Él me cuenta sobre lo que solía hacer ahí cuando era un niño, cuando se escondía entre los árboles, cuando quería estar solo. Incluso me habla sobre Grace.

—No tienes que tocar ese tema si no quieres.

—Quiero hacerlo, hablar de ello me ayuda a reducir un poco la culpa.

—Bart...

—Sé que no fue directamente mi culpa, pero no puedo evitar sentirme de esa forma —toma una fuerte respiración y continúa —. Ella era una buena chica... algo controladora, pero buena chica de todos modos. En la secundaria era tranquila, no entiendo que pudo tener en su cabeza para hacer lo que hizo.

—A veces solemos confundir el amor con la costumbre... —digo, acariciando su mano.

—Lo sé, pero ¿por qué morir? Si lo que ella quería era estar conmigo tan desesperadamente, pudo ir conmigo a Houston. Ella sabía que nada haría que me quedara en Green Bay, ella más que nadie sabía lo mucho que deseaba salir de aquí.

—Tú me dijiste que las obsesiones eran malas. Eso fue lo que ocurrió con ella, Bart. Tu no tuviste la culpa de nada más que ser un increíble novio.

Él sonríe sin muchas ganas mientras salimos del bosque tomados de la mano. Las colinas se ven perfectamente desde nuestra posición.

— ¿Ves esa casa en el centro de las colinas? —asiento al ver la residencia a lo lejos —Esa era su casa. Su familia se fue de aquí dos meses después de su muerte, y yo nunca tuve el valor de decirles la razón de que su hija terminase con su vida tan de repente... y eso me hace sentir tan mala persona, Phoe...

— ¡No digas eso! Créeme cuando te digo que eres lo más lejano que existe a una mala persona. Eres la mejor. Tienes un corazón de oro enorme, piensas en los demás antes que en ti mismo, incluso el que pienses en Grace de esa forma te convierte en una increíble persona.

» Bart, eres la clase de hombre con el que todas las chicas sueñan y desean tener a su lado, y ¿sabes algo? comprendo a Grace, y las acciones que tomó. Ella se enamoró de ti y se desesperó cuando supo que te iba a perder... yo lo hubiese hecho.

» Probablemente no me hubiese suicidado, pero entiendo el punto, porque yo tampoco podría vivir sin ti, y después de todo lo que me ha sucedido, te juro que eso sería mi fin.

—No quiero sentir esta culpa, pero siempre está ahí, como un fantasma atormentándome.

Permanecemos en su casa unas horas antes de volver a Boston. No quiero dejar a Max y a Stuart solos, y aunque es increíble lo bien que se llevan, me da miedo, por lo pequeño que aún Max es. Anoche los encontramos durmiendo juntos y fue la sensación más linda de todas.

Tom los cuidará por nosotros mientras vamos a Mónaco. Carly estaba encantada cuando les pedí el favor así que ahí los vamos a ir a dejar antes de irnos.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora