3| Más sensaciones extrañas.

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Una vez que el peligro pasa, Allison vuelve a mirar hacia la estatua donde Scott la saluda. Stiles y yo también lo hacemos, arruinando su pequeño momento.

—Quizá sólo estén aquí por el funeral —sugiere Stiles.—Quizá sean el lado no cazador de la familia.

—No creo que haya un lado no cazador de la familia Argent. Solo míralos; seguro que cada uno tiene al menos un arma debajo de todos esos trajes.

—Lía tiene razón —susurra Scott.—Sé lo que son. Son refuerzos.

De repente Scott y Stiles se levantan de un salto, y cuando me doy vuelta veo que en realidad no se levantaron por voluntad propia; el Sheriff Stilinski está detrás de ellos sosteniéndolos por los hombros.

Mierda.

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Me encuentro sentada entre Scott y Stiles dentro de la patrulla del Sheriff Stilinski, mientras este último no dice nada, lo que hace que me ponga más nerviosa. Como no me animo a preguntarle a Noah Stilinski, me conformo con susurrarle a Stiles:—¿Crees que se lo dirá a mi madre? Se supone que estoy haciendo un trabajo en grupo.

Se encoge de hombros y suspiro; si mi madre se entera de que me escapé otra vez, me castigará de por vida.

4-1-5 Adam —se escucha por la radio.

—No escuché. ¿Dijiste 4-1-5 Adam?

—Disturbios en un auto —susurra Stiles, quien parece ser el único de nosotros —además de su padre, obviamente— que conoce los códigos policiales.

Llevaban una víctima de ataque al corazón muerta. Pero de camino al hospital algo los golpeó.

—¿Qué, a la ambulancia?

Copiado. Estoy parado frente a ella ahora. Algo los golpeó por atrás. Hay sangre por todos lados.

Los tres nos miramos alarmados y sé que el único pensamiento en sus mentes es el mismo que el mío.

Lydia.

—Unidad cuatro. ¿Cuál es su ubicación?

Ruta 5 y puesto. Juro que jamás vi nada así.

Y esa es nuestra señal. Sin molestarnos en seguir escuchando, salimos rápidamente de la patrulla y comenzamos a correr.

—Tú eres el que entiende los códigos policiales —le digo a Stiles.—¿Sabes a donde hay que ir?

—Sí. Síganme.

Stiles dobla hacia la derecha en una esquina y Scott y yo lo seguimos.

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Para cuando llegamos al bosque cerca del lugar donde sucedió el ataque ya es de noche, y le he contestado aproximadamente 10 mensajes a mi madre diciéndole que el trabajo es más largo de lo que pensábamos y que tardaríamos unas horas más en terminarlo. Para mí suerte, creyó la nota de voz de Scott diciéndole que estamos en su casa y luego la de Stiles diciéndole que él me llevaría, por lo que luego de llamarme y advertirme que si era una broma estaría frita, se fue al hospital.

También, en las horas que estuvimos corriendo como locos, descubrí que toda la actividad física que hice de pequeña me sirvió, que ser un hombre lobo es una ventaja en momentos como esos, que Stiles es un idiota que perdió las llaves del Jeep —que luego de media hora encontró en el bolsillo delantero de su camisa, lo que hizo que le diera una colleja— y que al parecer, el chico de lunares sí puede correr tres metros —y más—.

Inalcanzable | DESCONTINUADAWhere stories live. Discover now