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Miedo era lo que veía.

Como cualquier otro ser pensante sabía que era su final, y Eve podía verlo perfectamente en sus ojos que sólo la enfocaban a ella como una especie de consuelo.

—¿Dolerá? —le preguntó, inocente.

La doctora negó con la cabeza, pensando nuevamente lo que estaba por hacer. Shannon llegó a su lado, notando su titubeo.

—¿Estamos listos?

—Sí...

Shannon asintió, colocando ambas de sus manos en la espalda y permaneciendo como una estatua en su lugar, vigilando a su compañera. La doctora comenzó con su cometido, posicionando las máquinas con unas grandes agujas sobre la cabeza de cada uno de los robots.

—Recuerde que esto es el sacrificio de unos pocos para salvar a muchos otros —le dijo.

Eve dejó salir un pesado suspiro lleno de una pequeña carga de adrenalina, logrando alcanzar la claridad que su mente tanto buscaba. Todo lo que hacía nunca fue para sí misma, nunca buscó reconocimiento o grandes cantidades de dinero; lo único que la motivaba era beneficiar en algo al mundo y al ser humano.

—Sí... Tenías razón en una cosa —le dijo, apartándose de la máquina —. Tú y yo nunca vamos a coincidir. Y a diferencia de ti, yo trataré de salvar a todos los que pueda.

Shannon negó con la cabeza, mostrando toda su decepción con ese gesto.

—Es la primera vez que esperé algo de ti... —alegó, acercándose a la terminal para hacer el finalizar con lo ya empezado.

Eve se interpuso en su camino. No sé movería de ahí bajo ninguna circunstancia.

—Ellos son el futuro de la humanidad.

Ambos mantuvieron fija la mirada del uno sobre el otro, pero no fue hasta que una gran explosión sacudió el lugar que Shannon aprovechó para quitar a la doctora de en medio al empujarla a un lado. Fue ahí cuando finalmente Carson intervino, devolviendo un puñetazo a su compañero por su acción.

—Anders redirige la energía de este lugar a otro de mayor importancia —ordenó Eve Rión, aún sobre el gélido suelo.

La I.A. obedeció al instante, dejando esa pequeña sección a oscuras. Los robots separaron a los dos hombres que forcejeaban, y una de ojos azules se acercó hasta su creadora y le extendió la mano. Eve la tomó gustosa, sintiendo cierta culpa por lo que estuvo a punto de cometer.

—Doctora, ¿se encuentra bien?

La mencionaba asintió con la cabeza, siendo interrumpida por otra sacudida.

—¡Atención! ¡Brecha detectada! —anunció Anders —. Por favor procedan a evacuar en los espacios seguros. La ayuda está en camino.

—Vamos a morir... —sentenció Shannon, escapando del agarre del robot y huyendo de ahí.

El robot, derivado de la mente de Gave, se abrió paso entre sus compañeros. Su falta de rostro y su carcasa modificada especialmente para ser un recurso bélico, le recordó a Eve para qué realmente algunos de ellos estaban hechos.

—Lo evitaremos.

Emili, la mente de la que derivaba la más callada robot, sujetó a ambos de sus compañeros orgánicos con suavidad. Sus manos temblaban de temor y su tacto, casi igual de frío que el de un cadáver, no hacía más que darles a entender lo preocupada que se encontraba.

—Tenemos que irnos de aquí —les dijo.

Los robots escoltaron a los tres humanos con cada puerta cerrándose detrás de ellos. Anders de alguna manera trataba de ralentizar a los invasores.

TechnoWar (Saga Warlords #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora