CAPÍTULO 15:No me dejes, por favor...

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— ¿Tienes miedo, no es así?.

¿De donde había salido eso?. Sus palabras se pierden en el espacio en el que me veo envuelta a la par de la oscuridad.  — ¡¿Quién eres?!— grito a pesar de estar completamente sola.

— No debes aprovecharte de la confianza que te otorgan.— habla y vuelve el silencio mortificador a instalarse en donde sea que estoy.

— ¡Déjame en paz!.

¡¿Por que no hay luz aquí?!, nada, totalmente oscuro, mis ojos no logran asimilar. Siento miedo, intriga, intriga por saber en donde estoy y quien es la persona que habla.

Los latidos de mi corazón comienzan a enloquecerse, un gélido sudor recorre mi cuerpo. No se si es por el hecho de estar sola, o hablándole a la nada.

— Mira lo que provocas— volvió a decir y derrepente el cuerpo de una mujer apareció en el piso, no un cuerpo cualquiera, ¡Dios! podría reconocerla a kilómetros, estaba segura que es ella.

Mi madre.

Me arrastro en el suelo con una mínima rapidez y logro acercarme torpemente. Tomo con cuidado su cabeza y la poso sobre mi regazo, las lágrimas humedecen mis mejillas al instante, deslizo mi mano por su rostro a la espera de que reaccione, su piel esta fría y de un con un semblante desalentador; quiero pedirle perdón, pero una vez más, es tarde. Un lo siento es lo único que puedo decir, mientras anhelo que en una parte de su subconsciente me halla escuchado.

— Todo es tu culpa— recrimina esa voz.

— ¡DÉJAME EN PAZ!— grito aún más fuerte entre sollozos.

Una vez más el maldito sosiego cae de golpe. Solo puedo pensar en mi madre, la estrecho contra mi pecho y dejo que mis lagrimas la cubran. Tras los minutos que siguen su marcha, percibo como mis piernas comienzan a humedecerse, el pequeño espacio que me tiene prisionera se está llenando de un líquido color carmesí. 

Sangre.

Mi cuerpo se tensa y gana el doble de peso, a diferencia de mis latidos apresurados que vuelven a mi corazón en una maquina locomotora que va al cien por ciento,  el pánico me carcome, me eh idiotizado sin poder hacer alguna acción, no puedo ayudar a mi madre, ni siquiera puedo moverme.
El líquido empezó a cubrirme y sin poder levantarme, la respiración se corta al instante en el que ingiero parte del salobre néctar".

Abrí los ojos abruptamente, me falta el aire, mi cuerpo esta helado y mis mejillas húmedas.
Me relajo un poco para salir, caminar y perderme por allí.

¿Qué había sido eso?.

Solo una pesadilla o tal vez recuerdos.
Sentía un caos en mi cabeza, un remolino de ideas que surcaba lo más profundo de mis pensamientos con la única intención de tener una pista que me lleve a reconstruir lo que sucedió. Pienso en lo que soñé, en lo raro que fue y la falta de sentido en todo. Además esa voz de una u otra manera me resulta conocida.
Miro mi Iphone mientras camino lento, el viento sopla con carente fuerza, son las 5:43 am.

Al menos desperté temprano— dije para mi misma.

No se ustedes pero a mi siempre me ha parecido reconfortante caminar cuando algo en mi no está bien.

Llevaba algo de tiempo divagando física y mentalmente, en uno de los más grandes y viejos robles del campus, me siento y recuesto mi espalda contra el gran tronco.
Hay mucha tranquilidad, la brisa arrastra una que otra hoja y desperdicio, tengo sueño pero mis fuerzas para regresar son nulas, siento mis párpados pesados y de a poco mis ojos se cierran.

ANAYA                     Where stories live. Discover now