ANAYA

CAPÍTULO 5: Hipnotizante.

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"Me encuentro en ese callejón oscuro, ensombrecido de una espesa niebla, leve música y gritos se escuchan a lo lejos.

¡Y si!, se repite otra vez.

Cada paso que doy duele... es como si estuviera aguantando el doble de mis peso, como si la gravedad jugara en mi contra.

Me abrazo a mi misma para conseguir calor y alivio en un intento por seguir caminando.

Con la mínima e imperceptible luz que emana a luna, al final logro distinguir una figura femenina que yace en el suelo.

¡Es mi madre!.

Todo mi ser se altera al verla desangrándose, su sombra se propaga con el viento a ráfagas que derrepente azota en la inmensa oscuridad, la veo padecer y no puedo acercarme, mi cuerpo no responde, estoy estática sin hacer nada, parece que mi cerebro no envía las ordenes correctas a todo mi cuerpo para que realice su acción, la observo mover sus labios y algo en mí reconoce lo que trata de decir en un suspiro.

Te amo..."

Me despierto agitada, bañada en un frío sudor, al parecer todo había sido una pesadilla, pero se sentía tan real. Incluso siento mi cuerpo cansado.
Me levanto con esfuerzo y me sujeto a las paredes evitando el mareo que me invade e intenta vencerme, bebo un vaso con agua e intento relajarme pero es imposible los músculos de todo mi ser están exhaustos; me siento tan nerviosa, intranquila, con miedo, no se...
Saco un enorme abrigo negro de gabardina de mi closet y una vez puesto decido salir. ¿A dónde?, no tengo idea.

El pasillo se encontraba vacío y silencioso.

Obvio, eran las 2:47 de la madrugada.

Tomo el ascensor, dentro de él presiono el botón que me lleva a la planta inicial. Una vez allí miro mi alrededor, todo esta tan sereno.
Doy un breve paseo nocturno para aliviar mi mente y mi cuerpo; recorrí las canchas de fútbol, basquetball, voleibol e incluso arribe a la cuarto de piscina.

Si alguien me viera diría que soy una sonámbula o que tal vez estoy loca.
Pero conociendo la sociedad actual que juzga a todos por lo que ven, optarían por lo de "loca".

Después de un largo rato sentí que me había despejado lo suficiente, un bostezo resopló en mis labios y supe que era hora de regresar.
Ya en mi habitación, volví a sumergirme en mi cama, para ver si lograba dormir nuevamente.

🔹🔸🔹

— Bueno jóvenes, quiero el ensayo de tres mil palabras sobre la literatura Barroca para mañana, pueden salir — exclamó la maestra Jones.

— ¡¿En serio?!, tres mil palabras, ¡pero que le pasa!.— exasperó Camil.

— Tranquila— dijo Jane colocando su mano en el hombro de su amiga de manera calmante.