"3 CREEPYPASTAS EN UNO..."

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3 HISTORIAS EN UNO…

- La trampa

En Berlín, después de la Segunda Guerra Mundial, el dinero era escaso, las provisiones se agotaban y eran muchos los que pasaban hambre. En aquel entonces, la gente contaba la historia de una joven que vio a un hombre ciego tratando de cruzar la calle, y se ofreció a ayudarlo. Ambos se pusieron a hablar y el hombre le pidió un favor: «¿Podrías llevar esta carta a la dirección escrita en el sobre?». Como quedaba en su camino, ella accedió.

Entonces la joven partió, volteando antes de doblar en la próxima intersección en caso de que el hombre necesitase algo más; pero lo vio caminando apresurado entre los peatones sin los lentes oscuros y el bastón que antes cargaba. La joven sospechó, naturalmente, y llevó la carta a la policía.

Cuando los oficiales llegaron a la dirección que indicaba el sobre, hicieron un descubrimiento escalofriante: tres carniceros habían estado recolectando carne humana y vendiéndosela a los hambrientos.

¿Y qué había en el sobre que le dio el hombre a la joven? Una nota, que simplemente decía: «Ésta es la última que les mando por hoy».

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- Lista de supermercado

Recibió una llamada de su madre. Debido a que su automóvil había estado en el taller, le pidió que fuera al supermercado a traer algunas cosas por ella. Pan, leche, cereal y pechugas de pollo.

Después de apuntar todo, entró al auto y fue a hacer el recado. La cajera le hizo un comentario extraño:

—No estamos en riesgo de quedarnos sin leche, ¿sabes?

Tras llegar a la casa, llamó a la puerta varias veces. No hubo respuesta, por lo que trató de girar la perilla, pero al comprobar que tenía seguro decidió entrar por la puerta trasera. Dejó la bolsa del supermercado en la mesa de la cocina. Qué raro… parecía que habían seis bolsas más, todas con los mismos productos. En un par de ellas, el pollo y la leche estaban en mal estado. «¡Mamá!», llamó, pero no la oyó responder. Se dirigió a la sala de estar.

Sentada en el sillón, decapitada y con su cabeza colocada perfectamente sobre sus rodillas, estaba su madre.

Como era de esperarse, llamó a la policía, quienes no tardaron en venir a investigar. Los oficiales le informaron que su madre había estado muerta casi por una semana. Además, el psiquiatra de la policía estaba en la escena y le habló después de que tomaron su declaración inicial. Estando sentado en la entrada de la casa, escuchó casualmente la conversación entre el psiquiatra y un oficial.

—No es raro que las personas que padecen de esquizofrenia queden atrapadas en una serie de comportamientos repetitivos.

…Pensó para sí mismo que no podían estar hablando de él. ¿Esquizofrenia? Ni hablar. ¿Comportamiento repetitivo? ¿Acaso pensaban que él había cometido el crimen?

De repente, su celular timbró.

—¿Aló?

—Hola cariño, soy yo. ¿Podrías pasar por el supermercado y traerme unas pechugas de pollo y leche? Ah, y también necesito pan y cereal.

—No hay problema mamá. Iré en un momento.

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-El dóberman atragantado

Mi primo y su esposa vivían en Sydney con su enorme dóberman en una casa pequeña. Una noche salieron a distraerse a una discoteca. Cuando volvieron era bastante tarde y mi primo estaba pasado de copas. Abrieron la puerta y fueron recibidos por la vista de su perro atragantándose con algo en la sala de estar.

Mi primo simplemente perdió el conocimiento, pero su esposa llamó a la veterinaria, que era una vieja amiga de la familia, y quedaron de verse en su consultorio. La esposa llevó al perro, y luego decidió volver a casa y atender a su marido.

Llegó a casa y tras algunas bofetadas finalmente hizo despertar a mi primo, pero aún estaba ebrio. Le tomó casi diez minutos cargarlo al segundo piso, y entonces el teléfono sonó. Se sintió tentada a ignorarlo, pero supuso que debían de ser noticias importantes sobre la condición de su mascota. Apenas levantó el teléfono, escuchó la voz de la veterinaria gritando, «¡Gracias a Dios que te contacto a tiempo! ¡Salgan de la casa de inmediato! ¡No hay tiempo para dar explicaciones!», para luego colgar.

Como era una amiga de confianza, la esposa obedeció y empezó a cargar a su esposo hacia la puerta principal y afuera de la casa. Para cuando habían salido, la policía ya estaba en la escena. Dos oficiales se precipitaron adentro de la casa pasando a un lado de la pareja, pero la esposa de mi primo aún no tenía la más remota idea de lo que estaba pasando.

La veterinaria se acercó a ellos, y preguntó:

—¿Ya lo tienen? ¿Lo capturaron?

—¡¿Capturaron a quién?! —contestó la esposa, empezando a exasperarse.

—Pues descubrí con qué se estaba atragantando tu perro: un dedo humano.

Justo en ese momento la policía salió escoltando a un hombre mugriento con barba incipiente que sangraba profusamente de una mano.

—Oiga sargento —gritó uno de los oficiales—, lo encontramos en el dormitorio.

CREEPYPASTAS!♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora