capitulo dieciséis

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Camila

-¿Puedes repetirme otra vez?
Se escuchó la voz de Lauren en el auto haciendo la misma pregunta por cuarta vez.
A través de los lentes de sol, recordé la primera vez que la ví.
Trate de mantener la expresión sería, pero por dentro moría de nervios.
-Iremos con mis padres y nos quedaremos a dormir unos días allá.-regrese la mirada a mi ventanilla.
Faltaban alrededor de dos horas para llegar con ellos. Lauren sujetaba el volante con tanta fuerza que me asustaba que lo rompiera. Era ilógico.
Pero me daba miedo.
-Pondré música.-antes de que llegara mi mano al estereo, Lauren la tomó.
La mire con incertidumbre.
-Camz...-Susurro sobre mi piel, dejando que el aire que soltaba golpeara el dorso de mi mano provocándome la piel de gallina.
Bajo nuestras manos hacia su muslo, sosteniendo la mía allá.
-Cuando tenía doce años.-comenzó a decir.- me empezó a apasionar todo lo que tuviera que ver con arte .
Río relajando el ambiente, sonreía , me gustaba cada vez que su risa eso provocaba.
-Si vieras mi casa, te divertiría todos los cuadros que he comprado por absurdos precios.
-Me encantaría verlos Lau.
-Creeme cielo, que ahora mi perspectiva de belleza ha mejorado.
Por unos leves segundos me miro con adoración .

¿como se podía pasar de estar bien a una pelea?
Todo el resto del camino había sido increíble, risas todo el tiempo.
Hablé con el guardia para que nos dejara pasar a la "casa" de mis padres.
Desde que cruzamos la reja de la entrada, Lauren se puso tensa.
Miro el jardín bien cuidado de mamá, mi madre adoraba la jardinería.
No hacerla, verla.
Lauren aparco el auto junto a un Porsche, jamás me menciono de su nueva adquisición mamá.
Y eso que mi familia siempre presumía lo que era nuevo.

Respiro varias veces antes de bajar del auto. Se fue hacia la cajuela para bajar las maletas.
-Lauren, eso puede hacerlo los de servicio.-la alcance para que no lo hiciera.
-No Camila, soy tu novia. Yo lo haré.
Me quedé viéndola con una ceja alzada.
-¿Qué?-Frunció el ceño.
-Es que según yo, no somos novias.
Abrió los labios sorprendida.
-Es increíble lo que has dicho Camila.
-Jamás me lo has pedido.-gruñi.

Ví por reojo como se abría la puerta de la casa. Mi madre, una mujer castaña, delgada a pesar de largos años a lado de mi padre. Aún sabía mantenerse bella para el.
-Camila.- camino hacia donde yo estaba.
Lauren estaba inclinada sacando las maletas.
Me tomo en sus brazos, no recordaba lo bien que era estar en brazos de tu madre .
-Dime donde esta ese novio tuyo.
Cerré los ojos con fuerza, mierda.
-Madre, jamás te dije que tenía novio.-abrí la boca para seguir hablando.
-¿Puedes creer que Kenneth llegó hace una semana?-Rio coqueta.
¡oh no!
Era una pícara mi madre. Siempre ocasionando desastres.
Lauren camino hacia donde estábamos con las maletas.
-Mama, ella es Lauren y es
-Una amiga.-dijo la ojiverde enojada aún conmigo.
-Mucho gusto Lauren, mi hija siempre jugando con mi salud, crei que iba a traer un novio porque ella me dijo, y ya veo que era una de sus bromas.
Mordí mi labio viendo hacia Lauren que forzaba una sonrisa.
-Nunca me habías contado que tenías una amiga llamada Lauren, cielo.
La chica estaba caminando hacia un cuadro de mi que fue pintado cuando tenía ocho años.
-Lauren, no es mi simple amiga.
Aparte la mirada avergonzada de la intensa mirada de mi madre.
-¿Camila?
Esa voz gruesa y seductora, alce los ojos hacia Kenneth que bajaba las escaleras con una bata de dormir azul rey.
El chico era jodidamente guapo, fue mi perdición en tiempos de secundaria.
Cabello castaño, ojos azules, y una increíble barba. Por la pequeña abertura de la bata, se veía un tatuaje a tinta negra en su pecho.
Sentí las miradas en mi, todas sobre mí.
Kenneth extendió sus brazos para que lo abrazara. ¿No estaba mal, no?
Era mi mejor amigo en la secundaria.
Sin embargo mi cabeza decía que no lo hiciera.
-No seas grosera Camila.- mi mamá siempre metiéndome en líos.
Abrace al chico sintiendome la persona más terrible.
La risa del rubio la sentí en mi cuello y decidí que ya era el momento de alejarme.
-¿Y papá? Madre.
-En su estudio.
De ante mano sabía que "estudio" significaba "no molestar".
Kenneth insistió en llevar nuestras maletas a nuestras habitaciones. Lauren no estaba nada feliz, evitaba mi mirada que pedía una disculpa.
Llegamos a mi habitación, asentó las maletas en el suelo el chico.
-la de allá, es de tu amiga -señalo al fondo del pasillo.
-Gracias.-dije tratando de ser convincente con mi sonrisa.
-¡Dios Camila!
Se llevó las manos a su cabello con una sonrisa enorme.
-Estas cambiada.
Hizo el ademán de querer volver abrazarme, me hice hacia atrás.
-Estoy muy cansada Ken.
-De acuerdo, pero mañana me debes un paseo.
-Claro.
Me dirigió una última mirada de pies a cabeza y una sonrisa antes de que se fuera por el otro pasillo.
-¿Dirás algo?
Me puse frente a Lauren,tenía los brazos cruzados a la defensiva.
-¿Qué cosa? Soy tu amiga, ¿Recuerdas?
Mire a los pasillos esperando a que mi madre no me encontrará infraganti.
Empuje a Lauren hacia a mi habitación, tomando las maletas y metiendolas. Con mi pie cerré la puerta
-¿Que hacés? Las criadas se darán cuenta que mi cama está bien hecha y le dirán a tu madre.
-Me vale un pepino si eso significa que debo seguir peleada contigo.
-De acuerdo Mila, pero no quiero nada de mimos hoy.
-Si, si quieres.
-No,no quiero.
Se lanzó a la cama, tomando el edredón y cubriéndose todo el cuerpo con el.
-Lauren, ¡estaremos acá días! Y no puedes evitarme todo ese tiempo.
-Lo haré cielo.

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