Capítulo Treinta y Cinco

15.8K 745 18
                                    

Tiré mi cabeza hacia atrás para apoyarme en su hombro, toda mi espalda estaba en su torso y el agua caliente de la bañera hacía su trabajo de relajación. Nada se comparaba a lo que mi novio estaba haciendo con mi cuerpo unos segundos antes.

Respiré y cerré mis ojos disfrutando de toda tranquilidad que podía darme el momento. Elías acarició mi estómago mientras me daba pequeños besos en el cuello. Llevé una de mis manos donde se encontraba la suya y las entrelace.

—Estoy tan feliz... —arrastré mis palabras todavía con los ojos cerrados. Suspiré.

—Yo también mi amor.

—Es como un sueño, uno que pensé ni bien quedé embarazada —confesé, no vi su reacción pero sentí si respiración pesada, sonreí— Tardó un poco en llegar..., pero acá estamos.

Me di vuelta y me senté a horcajadas sobre su cuerpo, le sonreí. Bajé adentrándome, amaba sentirlo. Cerró sus ojos y se incorporó para juntar su frente con la mía, me moví lentamente haciendo que lleve sus brazos alrededor de mi cintura para ayudarme a lograr la intensidad que buscaba.

Cuando por fin pude liberarme y él también, abrí mis ojos para ver los suyos. Su mirada reflejaba tanto, no dudaba que la mía estaba igual. Acaricié sus mejillas con mis manos y me relajé.

—Solo hay una cosa que quiero hacer para poder ser completamente feliz —me susurró en los labios.

—¿Hay más?

—Siempre voy a querer más con vos.

La seriedad para contestarme hizo que mi ceño se frunza. Sin soltarlo, me separé un poco para mirarlo bien, él me sonrió y acarició para que me relaje, claramente me preocupé.

—¿Qué pasa?

—Yo no quiero sacarte ningún privilegio con nuestro hijo. No lo merezco tampoco, pero... —suspiró— . Amaría que Elián tenga mi apellido, obviamente después del tuyo.

—¿Querés hacer eso?

Susurré sin entender mucho. Aclaré mi garganta asintiendo. El miedo no podía seguir ejerciendo sobre mi, además era obvio que quiere hacerlo..., tenía derecho.

—Sí mi amor —murmuró seguro, mordí mi labio inferior sin poder creer que sea real—. Elián Hernández Boniccato...

—¡Uff! Parece que nuestro hijo tiene un nombre bastante imponente...

—Sí, va a ser el mejor.

—Es el mejor —afirmé y asintió. Iba a contestar pero no lo dejé por besarlo.

—Eso no lo dudes —susurró en mis labios.

—Sí, Eli..., yo también quiero que tenga tu apellido.

—Gracias por esta oportunidad hermosa..., te amo —me besó continuamente haciéndome reír.

—No me des las gracias tonto, es tu hijo también —le contesté segura, ya no había miedos

Cuando sentimos que Elián se despertó, Elías no tardó en sumarlo a nosotros. El agua todavía estaba caliente así que no había problemas en que se convierta en nuestro baño familiar. Un poco raro pero lo único que los tres necesitábamos.

La sonrisa no se me despegaba del rosto y mi hijo lo notaba. No sé si contagiaba la suya o tenía su propia sonrisa de felicidad y la compartía conmigo, mientras balbuceaba sumamente feliz.

Lo cambié para que no se enferme, hacía calor así que solo le puse una remera fresca. Besé continúamente sus mejillas haciéndolo reír, nada podía arruinar el momento.

El Impulso de la OportunidadWhere stories live. Discover now