Capítulo 5

6 0 0
                                    

Me acosté sobre mi nueva cama quería probarla antes de bajar a cenar con la nueva gente que vivía en esta casa, aún no estaba acostumbrada a convivir con tanta gente. Vivíamos juntos en total trece personas: dos cocineras, dos sirvientes, la señora que hacía nuestras camas, los cinco chicos, mi padre, mi abuela y yo. En cada habitación de la casa había un baño propio para que por las noches no tuvieras que estar por los pasillos buscando el baño ni esperando por si esta ocupado. La habitación contigüa a la mía era la de ese chico que tenía tantas ganas de conocerme, ese tal Cristian, la verdad es que era muy guapo y no me importaría conocerle más si es igual que John me haría las cosas más fáciles.

Acabe de colocar todo como tenía que estar en mi habitación justo cuando la señora (mi abuela) vino a avisarme para ir a cenar porque ya acabaran de hacerla e iban a empezar a servirnos. Baje y casi todos ya estaban sentado, pregunte donde me podía sentar, me todaba sentarme entre dos sillas que estaban vacias, me digeron que era porque no les gustaba sentarse juntos porque decían que se robaban el pan el uno al otro. Tengo demasiada hambre, no tuve tiempo de pensarlo mientras que colocar mis cosas en la nueva habitación, tenía demasiadas cosas que pensar, me quede mirando al plato mientras la gente que faltaba se iba sentando a comer. Mi padre me llamó y fue cuando me desperte, me puse muy roja, creía que había quedadp en ridículo.

-Bueno cuéntanos hija, ¿que tal tu vida por allí por Madrid todo a cambiado?

-La verdad es que si, la gente empeora por momentos, les gusta andar de fiesta ya a las niñas y niños de catorce años, yo sin embargo no quiero ser como esa gente por eso estoy siempre estudiando mientas que los demás salen, ya que quiero irme de aquí rápido a estudiar fuera para poder estar tranquila y vivir mi vida sin que nadie se meta conmigo.

-¿A qué te refieres a la gente que se metía contigo porque yo me había ido a vivir lejos y os había dejado solas?

-Si a eso mismo, yo no te hecho la culpa pero tu no sabes el dolor que yo llegue a tener en el pecho porque mi padre se había ido de mi lado, el temor que tuve porque pensé que yo había hecho algo malo, lo que más me molesto fue que no me llamaras para saber como estaba en ningún momento ¿y sabes que? lo peor que hay es no tener a nadie en ningún momento de tu vida a tu lado, no tener amigas porque tu me dejaste, porque no se quería acercar a mi porque tenían miedo a que se metiesen con ellas, a no tener a tu madre porque tenía que pasar el día trabajando para poder tener el dinero suficiento, pero tranquilo que yo no te reprocho nada, si yo en verdad te quiero porque eres mi padre pero hay algo en mi que no sabe si te va a poder perdonar que me dejaras de lado tantos años.

Salí corriendo del comedor, sabía que había empezado a llorar y no quería que siguiesen viéndolo, salí de la casa y vi que por la parte de atrás había un columpio en el que me podía sentar y relajar porque hoy solté demasiadas cosas que llevaba mucho tiempo pensando, yo no quería ser mala con él pero es que mis pensamientos van por si solos estes últimos días. Seguía llorando pero fue lo mejor que me diera el aire, para que mis pensamientos se fueran con el viento y que parase de llorar y parase de agoviarme por todo lo que había pasado todos estos años, ahora estaba a salvo tenía gente a mi alrededor y no me podía quejar.

Vi a alguien que se acercaba a mi en el patio, era uno de los sirvientes, venía hacia mi fumando me acorde que estaba detrás de mi justo cuando salí corriendo, llevaba una bandeja de comida el las manos y estaba sirviendo a mi compañero de mesa. No me acordaba quien estaba sentado a mi lado, ni me había fijado estana en mi mundo cuando se sentaron a comer.

-Buenas noches señorita, ¿se encuentra mejor?- Me dijo el señor que había estado viendo todo lo que le había dicho a mi padre.

-Por favor llameme Eva, y si ahora me arrepiento de haberle hablado asi pero es que en ese momento no sabía que podía solatar tantas cosas por mi boca, se que me padre no tiene tanta culpa como yo creo pero solo espero que haya cambiado.

-Señ... Eva, su padre a cambiado de verdad, nunca vi a alguien tan contento por recibir a alguien como lo estaba el cuando supo que ibas a venir, que habías acedido.- Me sorprendió, y aún me entristecio más haberle hablado así al que era mi padre.

-Gracias por hablar conmigo señor, ahora tengo que hablar con mi padre y disculparme por tratarle de esa manera.

-Cuando volvamos a hablar llameme Samuel, aquí estaré para hablar contigo cuando lo necesites.

-Muchas gracias Samuel.- Me levante y pregunte a una de las señoras donde podía encontrar a mi padre. El estaba reunido con los chicos en la sala de estar, fui hacia allí pensando en que decirle. Toque a la puerta y pronto escuche a alguien que me decía que pasase.

-Papá, ¿podemos hablar un momento?- Dije timidamente.

-Claro que si, pasa.

Pase y el vino hacia mi y me dió paso para empezar a hablar sin ningún problema, los chicos empezaros a hablar entre ellos para no escuchar nuestra conversación.

-Quería decirte que lo siento mucho por decirte todo eso en la cena, pero es que se me pasaron demasiadas cosas por la cabeza y no pude soportar callarme, se que lo hice mal, y yo aun me siento peor por haberte dicho todo eso, te prometo que no volvera a pasar, algún día podrías acompañarme a comprar ropa, es que la mayoría la tuve que dejar en casa ya que en el avión no me dejaran trer tantas maletas y así podíamos conocernos mucho más.

-Me encantaría parar un día contigo entero. Tu solo dime cuando quieres ir y iremos. Ahora vente con nosotros y no estes sola, estamos hablando de cosas interesantes.

Nos dirigimos hacia el sofá, yo me sente en una esquina de un sofá grande y blanco y Cristian se acercó a mi poco a poco, intentaba que yo no me diese cuenta pero era demasiado imposible ya que lo hacía torpemente. Mire hacia donde estaba él y ese chico me miraba justo hacia mis ojos, muy profundamente...


Mi vida con élWhere stories live. Discover now