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CAPÍTULO TRES

— ¡No pueden obligarlo a regresar!

¿Cuanto tiempo debió pasar para que yo pudiera decir tal frase sin derramar una sola lágrima? Pasaron muchísimas lunas y continuaba doliéndome, pero había aprendido a fingir. A ocultar mis verdaderos sentimientos. Yo amaba a Sasuke Uchiha y él ahora era un ninja desertor.

— No hay pistas sobre la ubicación actual de Sasuke Uchiha —reporté, con un tono de voz monocorde—. Se sabe que está con Orochimaru y secuaces. Sin embargo, éste posee innumerables escondites esparcidos por toda la nación. Por lo que, nos imposibilita una búsqueda inmediata. Tomaría demasiado tiempo recolectar las pistas necesarias. Mi equipo necesita recuperarse. Les exigí lo suficiente durante ésta semana.

Portando aquel uniforme que me distinguía como ANBU y con mi katana a la espalda, me encontraba inclinada frente el escritorio del Cuarto Hokage, mi padre.

No pertenecía a una asociación en específico. Sin embargo, debido mis habilidades sensoriales, el Hokage me asignó una misión especial como capitana de un Escuadrón de Rastreo. Aunque ese escuadrón era el encargado de eliminar a los ninja desertores, borrando totalmente su existencia del mapa, ésta vez no sería de tal forma. Gracias al buen corazón de mi padre y las suplicas de mi hermano, nuestra tarea se había reducido a únicamente localizar a Sasuke.

Y allí estaba yo.  Dándole un reporte falso a mi padre. No solo estaba rompiendo una de las reglas más importantes en la aldea y faltando a mi rango actual como capitana. Estaba traicionando al hombre que permitió mi existencia. Al hombre más bueno del universo.

Yo había estado con Sasuke. Yo lo vi y le mentí a mi equipo. Me las ingenié para despistarlos y no fue tarea fácil. No puedes engañar a la élite. Pero, yo lo había logrado. Había traicionado su confianza.

En el mundo shinobi, romper las reglas es el más grande tabú. Es algo que te enseñan desde el primer día en la academia, o mejor dicho: lo primero que te enseñan. En el pasado, hubo grandes héroes que fueron repudiados por seguir su corazón, en vez de la razón. Yo no soy una heroína. Pero, elegí seguir mi corazón. Y nunca, ni una sola vez, me detuve a pensar si eso era lo correcto. 

— Bien —un suspiro se escapó de los labios de mi padre y yo relajé mis hombros—. Tu hermano volverá pronto.

Naruto, mi hermano mellizo, había tomado la disparatada decisión de traer de vuelta a Sasuke como diera lugar. Tal parecía que él le importaba más de lo que aparentaba, y con el fin de volverse más poderoso, se marchó a un viaje de entrenamiento muy largo junto a Jiraiya, uno de los Legendarios Sannin y también, maestro de mi padre. Lo veíamos como un abuelo.

Sin decir nada, abandoné mi posición y me incorporé, quitándome la máscara. De pronto, me sentí mareada y tropecé con mis propios pies. Por suerte, papá me sostuvo y rápidamente me obligó a sentarme en su silla. Tocó mi frente y acunó mi rostro en su mano, tan cuidadoso y cariñoso como de costumbre.

— ¿Cuándo fue la última vez que tuviste al menos cinco horas de descanso? —me preguntó, agachándose frente a mí y tomando mis manos. Las suyas se sentían más calientes de lo normal.

— No lo sé —mascullé como respuesta.

Sí sabía. Los siete días fuera de la aldea, cinco me la pase en vela preparando y repasando mi plan para ocultar el rastro de Sasuke. No me importaba Orochimaru. Solo quería proteger a Sasuke. Y, ahora que sabía que mi hermano regresaría y correría a buscarlo...

blühen 𖦹 sasuke uchihaWhere stories live. Discover now