Capítulo Vll

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Después de aquel infortunio con una de las brujas, Stiles no dejo de ir al loft para ver el estado de Derek, porque él no se sentía tan afectado como muchos pensaban, y si se sentía afectado era porque cada día que se disponía a poner un pie cerca del loft era negado. Incluso Cora e Isaac hablaron seriamente con ella después de verla rondar unas 4 veces después de clases en el mismo día.

El caso era que le negaba su paso por razones desconocidas.

Se temía a que Zorka le haya roto el alma, y si, creía en el alma, en todas esas cosas desde que se hizo en toda una dama.

Pero no se rendía, para nada, al contrario, halló la manera de colarse como la humedad al loft mientras no estaba la familia de Derek.
Empezó a caminar con sigilo en la sala principal con la esperanza de ver al joven Hale sentado, leyendo algo interesante de un libro con portada de cuero. Se dirigió hacia la terraza y antes de salir sintió una respiración en su nuca, la piel se le erizó y mil cosas cruzaron en su mente pero recordó que posiblemente sería Derek haciéndose el malvado, por lo que optó a hacerle frente y cuando lo iba a intentar la tomó con violencia y la empotro en la pared —con un estilo muy a la antigüa— y la miro severamente.

—Hey, Derek, ¿recordando viejos tiempos?
La única respuesta que obtuvo del mayor fue un espectacular resoplo.
—Que bueno que quieras recrear memorias, en serio, me encanta pero, amm no se, ¿no podrías bajarme? La posición y tu cercanía no me están ayudando. Puedo quedar embarazada ¿sabes? Soy nueva en todo esto y...
La soltó y se tomó del puente de su nariz, olvidaba que a veces llegaba a ser desesperante.
—¿Cómo entraste?— Derek se dirigió a la sala y tomo asiento.
—Magia de sirenas— respondió mientras se incorporaba —, y,  por cierto, tus guardaespaldas no me permitieron el paso.
—Porque yo les dije a mis guardaespaldas que no dejaran a nadie entrar.

Un poco apenada, se dirigió al mismo lugar que el mayor. Tomó asiento y le miro a los ojos, notó el cansancio que cargaba en sus parpados y la tristeza que sostenía en su pecho, podía verlo porque estaba reflejada en él.
Era un momento de transparencia que no habían tenido desde hace tiempo, mucho tiempo.
Y sabía lo que querían, lo que ambos querían.

—Derek— interrumpió el silencio la menor —, mira, a lo mejor me terminaras corriendo, aunque ya lo hubieras hecho, amm, no se como empezar.
—Tal vez por el principio— interrumpió el mayor.
— No lo había pensado de esa manera, ¡que gran idea!— puso sus ojos en blanco, casi como si estuviera poseído —, el punto es, amm, es que quería saber como estabas.

Derek titubeo un momento en responder de manera correcta o siendo sarcástico.
Un suspiro fue la respuesta improvisada, sabía que no podía mentirle, porque al igual que ella, él se veía reflejado en sus ojos.
Y antes de dirigir su mirada a la intrusa le dió el recorrido a su sala tratando de buscar las palabras correctas entre su pequeña biblioteca y las escaleras.

—Yo, yo no creo que sea lo mejor— respondió por fin —, ni si quiera persivo tu esencia, sólo siento tu tristeza.
—Pero me estas viendo, estoy frente a ti, yo creo que si lo es, hablemos.
—Y hablar de que, ¿ de qué esa infeliz dio en el clavo? Porque eso hizo— espetó el mayor —, gracias por quererme ayudar, pero no la necesito.
—Pero si quieres mi ayuda, de lo contrario, me hubieras echado a patadas de aquí. Tu mismo lo dijiste, no la necesitas, pero la quieres.

Exasperado y dolido por la verdad, Derek se levantó y al paso posó una de sus manos en su rostro restregándola y la otra en su cadera. Stiles le seguía con la mirada, quieta y a la expectativa.
Sabía que las palabras no eran su fuerte, mucho menos el sentimentalismo, y lo llego a ser en dado momento de su vida —o eso era lo que sabía—, pero ahora no podía, aunque su cuerpo y su comportamiento gritaban lo contrario.

Aquelarre |Sterek|Where stories live. Discover now