Capítulo lll

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Cuando Scott salió de la casa de los Stilinski pensaba en los aromas envolventes que nunca dejaron el sitio.
Viéndolo desde otro punto de vista y relacionándolo con Stiles (y posiblemente con Mason) podría ser una clave crucial para saber a que se enfrentan.

Sombras, aromas y los cuerpos de los humanos de la manada.

Fue entonces cuando le marco a Lydia para abrir una investigación, así tendría material para trabajar mañana con el resto de la manada.

...

A la mañana siguiente Mason estaba alistandose para ir al instituto. Tuvo mucho apoyo por parte de su manada y por fortuna sus padres salieron de viaje a celebrar sus años de casados en Hawaii por un mes entero, tiempo que le da para remediar esta situación. Con la ayuda de Hayden, Mason paso a comprar unas cuantas cosas para su indumentaria en la noche anterior cuando partieron de la veterinaria, aunque no cambiaba mucho. Él —ella— tenía el cabello oscuro y ondulado, le llegaba a la mitad de la espalda y, para ser sinceros, se veía muy bien. Mejor de lo que esperaba.
A pesar de todo lo que paso en las ultimas 24 hrs tenía muy presente el olor a albahaca, clavel y Laureles, plantas que buscó por toda la casa sin encontrar su origen y de cierta manera le causaba pendiente.

Stiles, por su parte, estaba dando vueltas como loco en su cuarto pensando en que decir cuando entre a sus clases.
Ya tenía más o menos la idea clara pero los nervios le traicionban.
En ese momento su padre tocó la puerta, lo que hizo detener su andar como león enjaulado. Le llamo un par de veces antes de entrar, aun no creía que su hijo paso de hombre a mujer. Ahora sentía esa necesidad —en si, siempre la tuvo— de protegerle, la apariencia de Stiles le recordaba lo frágil que llegaba a ser Claudia.

Hablaron un rato tratando de apaciguar cualquier emoción fuerte y Stiles le contó más o menos su plan pasa seguir en el instituto, el Sheriff acordó con él y le reiteró que tenía todo su apoyo. Que no hay problema.
Más tranquilo, Stiles bajó con su padre y desayunaron algo rápido. La menor tomó sus llaves y salió, trás ella iba el Sheriff y cada quien se dirigió a su destino.

Al llegar al estacionamiento del instituto tomó una gran bocanada de aire y suspiro pesadamente, apagó el motor y bajo de su coche. Se quedó en la entrada pensando seriamente si pasar o no cuando sintió un apretón en su hombro derecho y se quejó, volteó a ver quien fue el bruto que lo apreto, su mejor amigo estaba con una sonrisa de oreja a oreja sólo para alentarlo y no hacerle sentir que era de preocuparse tanto. En ese momento llego Mason con Corey.

—Hey— dijo en modo de saludo, Mason.
—Vaya, Mason— espetó Stiles —, te ves muy bien.
—Gracias, creo— contestó —. Chicos, ¿podríamos hablar en el almuerzo? Creo que tengo una idea de lo que esta pasando.
—Si, era eso lo que les iba a decir— habló Scott —Lydia y yo estuvimos investigando unas cosas.
—Vale, le diré a los demás. Los veo al rato— Mason y Corey se despidieron y se adentro al instituto.

Stiles no se explicaba como podía estar tan tranquilo, actuar calmado. Como si tuviera la situación bajo control. Entre pensamiento y pensamiento razonó ciertas cosas que había notado pero que descarto como si de un error de dibujo se tratara. Pensó que Scott era cada vez más rápido razonando. Le comentó que quería comparar ideas ahora y así fue.
Se encaminaron a sus respectivas clases, Scott por fin le preguntó en donde tenía las macetas de esas plantas y Stiles negó tener dichos objetos pero que esos aromas se instalaron cuando empezó a ver sombras e intuyó que tendría una relación, que llevaba desde anoche pensando en eso.

Para cuando iban a entrar al salón el entrenador Finstock detuvo a Stiles.

—¿Y usted quien es?— cuestionó el entrenador. Stiles empezó a balbucear hasta que regreso Scott
—Es una nueva compañera, entrenador- dijo rápidamente Scott
—Soy prima de Stiles, de México— dijo la menor.
—Tienen mucho parecido, ¿cual es tu nombre?
—Mariana
—Claudia
Dijeron al unísono los menores.
—Claudia
—Mariana
Volvieron a repetir invertido y se miraron severamente.
—Claudia Mariana— concluyeron ambos.
—Muy bien, Claudia Mariana Stilinski— dijo confundió el entrenador —pasa.
Y cedió el paso a los adolescentes.

Aquelarre |Sterek|Where stories live. Discover now