Capítulo Vl

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El olor a rosas inundaba el lugar. Los laureles y la menta hacían perfecta mancuerna en la habitación de Aneu.

Llevaba aproximadamente semana y media tratando de proteger a los jóvenes de Beacon Hills con muchos hechizos y símbolos de este mismo índole pero parecía no surtir efecto.

Ya estaba anocheciendo, por lo que decidió empezar a pintar en sus paredes símbolos y escritos de protección. En ese momento escucho un golpe provenir de afuera y temiéndose lo peor salio con daga en mano a inspeccionar el perímetro, y al ver que no había nadie dio media vuelta cuando chocó con alguien soltando su grito de guerra.
Temblorosa, amenazo con toda la saña al tipo y este subió las manos en son de paz. Le dijo que se llamaba Deaton, le explico quien era y que ejercía, que se estaba ocultando de unas brujas que arribaron a su pueblo y necesitaba regresar con su manada.
No tan convencida, Aneu accedió a darle entrada por la misma razón que la del sujeto: también estaba siendo cazada por brujas.

Y estando ahí le enseñó todo artilugio y símbolos que ha estado ocupando para su protección y la de los jóvenes de Beacon Hills.
La chica del cabello largo y grisáceo le platicó que ya estaban por encima de ellos, que ya estaban por concluir la primera etapa de su plan y que lo que se avecinaba no era, de lejos, algo bueno.

En Deaton no cabía la sorpresa seguido de la preocupación, porque no sabía que tanto habían avanzado y que tanto habían hecho.

Al cabo de unas horas la platica se vio interrumpida por una violenta brisa abriendo la puerta del recinto de Aneu. La preocupación se hizo mayor cuando una mujer de rasgos finos, con un aspecto deteriorado y de cabellera oscura apareció de entre la oscuridad.

En ese momento, la joven de cabello grisáceo se colocó frente a Deaton y con daga en mano se marcó un símbolo en su palma y la alzó frente a la intrusa.

—Sera mejor que te retires lo antes posible, Deaton— musitó Aneu —, yo te daré el tiempo necesario y por favor, toma aquel bolso. Cuídate y cuida de ellos, te lo suplico.

Antes de pronunciar cualquier embrujo le indico al veterinario por donde salir.

En ese momento empezó a orar un hechizo en latín y sólo en ese momento pudo reaccionar.
Salió a toda prisa del lugar y al estar considerablemente distanciado de la casa de ella logró escucharla gritar seguido de un coro alegando otra oración en latín.

...

Cuando el dolor era más soportable, la joven Stilinski de vez en vez se ponía de pie y se dirigía a la parte de atrás de la veterinaria para ver el estado de Derek, quien yacía en la mesa de operación.

En su piel brotaban gotas de sudor turbias, en su cuello había rastros de las manos de aquella maldita mujer tiznando su piel, respiraba con mucha dificultad y temblaba como si tuviera fiebre.
Sabrá Dios que le habría hecho esa mujer.

Recordaba con rabia lo que había sucedido en la casa de Mason. Después de que la bruja recitó aquellas palabras frente a Hewitt se esfumó como si fuera una luz tenue parecido al de una luciérnaga dejándolos sumergidos en un dolor constante teniendo como punto de inicio el hombro izquierdo.
Con la preocupación a flor de piel y con toda sus fuerzas llamaron a cuantos pudieron para que llegaran a auxiliarlos. Casi en un santiamén Scott y Malia llegaron, seguido de Theo, Peter y Liam. Llevaron a Derek con mucho cuidado al coche de la chica coyote en la parte de atrás y Mariana se subió a su lado —y si no lloraba en ese momento por el inmenso dolor que sentía era porque parte de su dolor lo compartía con el temor de ver a Derek morir por causas desconocidas y por querer protegerle contra esa infeliz—. Peter, por su parte, se subió de nuevo al Camaro junto con Liam,  Mason y Theo.

Aquelarre |Sterek|Where stories live. Discover now