C. 34

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Ambos nos mantuvimos en la cocina intentando cocinar comida con lo poco y nada comestible que Jimin había traído. Sonreía cada vez que bufaba por no saber comprar para la cena. Yang Mi había estado unos minutos con Jimin antes de irse a dormir, y Me Ri decidió que lo mejor sería ir a ver a sus padres luego de semana sin verles, así que allí estábamos, prácticamente solos. Se notaba por el ambiente que ambos necesitábamos más de aquel beso que nos dimos, pero nos estábamos conteniendo, quizás por el echo de no saber qué hacer si por a b c motivo Yang Mi se levanta y nos ve, o quizás sea por el simple echo de no saber cómo acercarnos al otro sin que se notarán aquellas dobles intenciones.

Sean cuales fuesen los motivos, Jimin me seducía con la mirada, con su tacto, y con sus palabras. Ya no somos niños, ni adolescentes. A veces, las palabras directas calan más hondo que las acciones. Y nosotros lo sabíamos muy bien, lo notábamos con nuestras miradas insistentes.

— ¿Crees que la cena este lista antes de la media noche? — Decía entre risas luego de notar lo histérica que estaba por no poder cocinar lo que él quería. Desde que viví en EEUU mis comidas eran totalmente americanas y no asiáticas. Me ha costado mucho llegar acá y cocinar la comida típica, y Jimin ahora sólo quería comer comida típica.

— ¿No puedes solos comer unas tostadas y ya? — Mi tono poco amable hicieron que Jimin comenzara a reír de aquella forma tan peculiar, cerrando sus ojos, tapando su boca, y moviéndose de forma exagerada. — No es chistoso. — dije en mi defensa.

— Está bien, está bien... hazme unas tostadas. — me abrazo por la espalda, besando mi mejilla.

— Se hacer Ramen. — Ahora estaba avergonzada, no poder cocinar no era algo que me gustara demostrar, porque si lo sé hacer y tengo que admitir que mis comidas son una verdadera delicia. Pero los coreanos son algo exquisitos con su dieta y paladar. Suspiro.

— Okey! Ramen. Me parece excelente idea.

Y no sé dijo más, unté la salsa que hacía antes en el ramen como una receta hiper ultra secreta, y no quedo para nada mal. Jimin comía encantado de aquel Ramen.

— Que raro se siente comer Ramen en la noche. — Aquella insinuación me provocó una tos interminable, Jimin cada vez se volvía más directo para sus comentarios hacia mi persona en lo que era el ámbito sexual. Sonreía de manera picarona mientras que yo intentaba recuperar el aire. — ¿No es raro?

— Me estoy muriendo y tú hablas de sexo Jimin.

[Nota: Los coreanos al comer Ramen en la noche con una mujer, al decir, que raro se "siente comer Ramen" es una insinuación sexual, de querer pasar la noche con la chica]

Sólo sonrió como si nada. Volviendo a comer de su Ramen mientras tarareaba una canción ¿Que canción será? No lo sé, sólo podía pensar en aquella insinuación y en su mirada lasciva al decirlo. De la nada el ambiente se puso caliente, sabía que mis mejillas estaban enrojecidas y que mis pensamientos ya no eran puros.

Me levante de la mesa apresurada, dejo el plato en el lavaplatos y enciendo el aire acondicionado. Parándome justo bajo de él.

Se escuchaba desde la cocina las risas de Jimin, lo estaba disfrutando, el colocarme de esta manera. Era yo la que no entendía, porque hacía estas cosas, porque decía esas cosas y porque no las hacía y ya. Supuse que lo hacía porque era más excitante si lo decía a viva voz, y lo entendí. Mi cuerpo lo entendía, lo necesitaba pero no lo estaba permitiendo, quizás por el respeto a Yang Mi, pero es su padre, no cometo ningún pescado. ¿Entonces que era? El miedo a pasar de nuevo por lo mismo. Como siempre.

Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me percaté que Jimin estaba a mi lado, tomando mis manos y abrazándome con cariño. Reaccioné tarde ante su beso.

¿Amigos o Enemigos? 2   [Jimin] TERMINADAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt