∆ C50: Ver para creer.

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—Ella no está aquí —musitó Daryl.

Jesús suspiró, hastiado.

—Empezamos con el pie izquierdo —miró a Rick—, pero estamos del mismo lado; el de los vivos. Tenían motivos para dejarme ahí, pero no lo hicieron —hablaba con calma, como un líder—. Vengo de un lugar muy parecido a este, yo me dedico a buscar asentamientos para poder negociar. Me llevé el camión porque mi comunidad necesita cosas y ustedes parecen difíciles, pero me equivoqué. Son buena gente y este es un buen lugar. Nuestras comunidades podrían ayudarse entre sí.

— ¿Tienen comida? —preguntó el coreano.

—Empezamos a criar ganado, buscamos comida y cultivamos. Desde tomates hasta sorgo —contestó con un cierto tono de orgullo.

— ¿Cómo podemos creerte? —quise saber.

—Se los demostraré —asintió—. En auto, podemos ir a mi comunidad en un día. Podrán ver quiénes somos y qué podemos ofrecerles

—Espera... —Maggie dio un paso adelante—. Si vas buscando más asentamientos, quiere decir que estás negociando con otros grupos.

—Su mundo se va a ampliar mucho —sonrió.

Esto me parece falso.

Me acerqué al extraño y lo rodeé colocando mi cuchillo en su carótida. Él solo levantó las manos.

—Iremos contigo —susurré—, pero si algo, lo más mínimo, le pasa a cualquiera de las personas que ves aquí y a las que están allá afuera, juro que te haré sufrir de muchas maneras.

—No me das miedo —se encogió de hombros—. Me agradas.

—Tú no me agradas —le hice un corte rápido y superficial, nada grave—. Eso es solo una advertencia.

(...)

Rick, Michonne, Abraham, Daryl, Maggie, Glenn, Jesús y yo íbamos en la casa rodante. Carl se había quedado con Judith al igual que los chicos. Rick no quería dejarme ir, pero le insistí hasta que cedió.

No confiaba en Paúl; tanta seguridad y sonrisas me generaba mala espina. Él era extraño y extrovertido, no se parecía a nadie que conozco por el apocalipsis, no me gustaba su optimismo y su ánimo me sacaba de quicio. No lo soportaba y, sinceramente, no confiaba nadita en él.

— ¿Qué pasa? —la voz de Abraham me alertó.

—Un accidente adelante —informó Rick—. Parece que acaba de pasar.

—Es uno de los nuestros —murmuró Jesús antes de bajar de la caravana con rapidez.

Fuimos detrás del sujeto y pudimos ver mejor la escena. Era un auto totalmente destruido con dos caminantes incrustados en él. Abraham le apuntó a Jesús directo a la cabeza.

—Si es una trampa, no terminarás bien —advirtió.

—Mi gente está en problemas. No... —intercambió la mirada entre el accidente y el pelirrojo—. No tenemos muchos luchadores. Sé lo que parece, pero lo arreglaré, ¿me dan un arma?

—No —dijo Daryl enseguida—. Hay huellas ahí.

Siguió el rastro y, detrás de él, caminamos nosotros. Todo eso nos llevó con una casa a unos metros del accidente. Rick sacó su arma y, con ella, le dió tres golpes a la puerta.

—Tienen que estar ahí —murmuró Jesús.

Rick le echó un vistazo y bajó el arma.

— ¿Vamos a entrar o qué? —cuestionó Abraham.

Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)Where stories live. Discover now