∆ C8: Mudanza.

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|Narra Katie|

Su rostro era imposible verlo debido a que estaba bocabajo, pero lo que no podíamos ignorar era el charco de sangre que descansaba a la altura de su estómago.

Enseguida pensé en algún intruso, algún intento de robo fallido, quizás era un caminante, no tenía idea. Pero sí sé que fruncí el ceño, confundida por lo que había pasado.

— ¿Sabes quién es? —le pregunté a la castaña, acercándome al cuerpo con cautela.

Si era un caminante, no podía acercarme tanto.

— ¿Cómo voy a saber? —señaló, un poco histérica. Pero sabía que eran los nervios que la ponían así.

— ¿Dónde está Rick? —volví a preguntar, más para mí que para Ashley.

Nada más llevo dos días afuera y ya todo se ha ido a la mierda.

—No lo sé —me contestó Ash con la voz asustada—. Michonne y Carl tampoco están.

Me detuve cuando estuve a unos centímetros del cuerpo. Alcé la mirada para ver si encontraba alguna otra cosa alrededor y, de hecho, lo hice.

Una chaqueta marrón con algo que parecía algodón en su cuello y extremos de las mangas. Obviamente no era algodón, pero la tela era similar por su forma.

—Ashley, mira —señalé la prenda con mi mentón—. Rick la tenía ayer.

— ¿Qué pasó aquí? —musitó, lentamente.

Un mal presentimiento se acurrucó en mi mente.

¿Dónde mierda están los demás?

Me cruzó la idea de que nos habían abandonado, que nos habían dejado allí, solas, a nuestra merced. El mal presentimiento se convirtió en enojo y apreté el arma con fuerza al mismo tiempo que se tensó cada músculo de mi cuerpo. Ashley y yo habíamos confiado como unas imbéciles en tres personas que no teníamos ni la más mínima idea de quiénes eran. Me sentía como una idiota por haber creído que Rick era bueno, que era un adulto razonable, me reprendí mentalmente por haber considerado darle mi confianza, a él y a Michonne. Carl ni siquiera encajaba en esta pelea mental porque de él si esperaba cualquier tipo de traición. Pero para ser sincera, estaba decepcionada de mí misma.

—Maldición —dije entre dientes.

— ¿Qué hacemos? —la castaña se colocó a mi lado.

No respondí.

Me acerqué hasta el cuerpo para ver quién yacía en el suelo. Podía ser Rick, podía ser un intruso, no sabía, así que, con mi pie en el brazo del sujeto, lo volteé. Enseguida tuve que llevar una mano a mi nariz por el asqueroso olor a muerte que emergía de las tripas del sujeto.

— ¡Es un puto caminante! —dije con la nariz tapada sin alzar mucho la voz.

Miré a Ashley y esta sonreía con maldad, con complicidad. Había sido una broma.

—El karma es una perra —agregó, guiñándome un ojo.

Oh, sí que lo es.

— ¿Me puedes explicar?

Noté que Rick, Michonne y Carl salieron de una habitación, que se encontraba en la planta baja, riendo con bastante diversión.

—No tenía idea de que ahora me había convertido en un payaso —comenté, molesta y con sarcasmo.

Porque cuando me molestaba, me escondía detrás del sarcasmo.

— ¿Qué se siente? —inquirió Ashley, dejando fluir la ironía en su voz.

Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora