∆ C43: ¿Tiene pulso?

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|Narra Katie|

—Eres una...

— ¿Impulsiva, violenta, odiosa, manipuladora? —continué su frase—. Sí, soy todo eso y más.

—Te voy a matar —amenazó—, lo juro.

—Quiero ver que lo intentes —musité con cinismo.

Emma dio varios pasos hasta que hizo el movimiento para darme un golpe en la mejilla. La dejé hacerlo, quería ver que tan bien golpeaba.

—No estuvo mal —me llevé una mano al pómulo. Este sangraba y dolía—. Pero golpeas como bebé.

Con mi puño derecho le proporcioné un puñetazo en la mejilla y aproveché para tumbarla al suelo. Saqué mi cuchillo y lo puse en la misma mejilla afectada.

— ¿Crees que puedes pelear conmigo? —inquirí, esperando que dijera que no—. Después de todo lo que he pasado allá afuera, ¿lo crees?

—Tu arrogancia no te deja ver más allá —y fueron segundos los que le tomaron colocarme debajo de ella—. No eres invencible, Katie.

No esperó más tiempo y comenzó a golpearme una y otra vez en la cara. Intenté apartarla con los brazos, pero se me hacía un poco difícil. Me hacía falta el aire y la sensación de encierro me estaba volviendo loca. Algo estaba mal, no podía dejar que Emma me ganara, ¿qué diablos estaba pasando conmigo? Arrastré mi mano por el asfalto buscando el cuchillo hasta que lo tomé y le hice un corte un poco profundo en el brazo. La rubio gritó y fue suficiente para darle un puñetazo que me la quitara de encima.

— ¡Katie! —Ash se acercó y me ayudó a levantar—. ¡Demonios!

— ¿Se murió? —pregunté observando el cuerpo de Emma.

De su brazo salía mucha sangre y su rostro estaba un poco moreteado. Enid le tomó el pulso.

—No —informó—. Sólo se desmayó.

Chasqueé la lengua e intenté zafarme del agarre de Ashley.

—Voy a terminar lo que empecé, suelta.

—No —me miró con severidad—. Esta no eres tú, dejaste de ser impulsiva.

—Las cosas cambian —intenté soltarme, pero no pude.

—Deja que lo haga —me apoyó Enid—. Se lo merece esa idiota.

—Es por tu bien, Katie —me recordó Ash—. No lo hagas.

Bufé, negando con la cabeza.

— ¿Por mi bien?

—Sí —contestó—. Hace un mes te desmayaste por perder tanta sangre y ahora estás igual; golpeada, magullada, ¿puedes dejar de hacer estas cosas? Vas a deformarte el rostro.

Inhalé hondo mientras trataba de captar las palabras de mi amiga.

—Está bien.

—Vamos a la enfermería —sonrió, aliviada—. Jason trae a Emma.

— ¿Y si me muerde? —cuestionó, asustado.

—Está desmayada, no te hará nada —reiteró Carl.

—Tráela tú, entonces —negoció Jason.

—No, ¿y si me muerde?

Ashley rodó los ojos.

— ¡No les hará nada! —espetó.

Jason suspiró y asintió aunque no se veía muy cómodo. Se acercó a la rubia, la cargó como par de recién casados y comenzó a caminar a la enfermería.

Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora