∆ C11: Paseos nocturnos.

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|Narra Katie|

El camino a Terminus parecía ser infinito, no conocíamos otra ruta que no fueran las vías y se estaba volviendo bastante tedioso. El sol se había puesto agresivo de nuevo, la gorra negra que permanecía en mi cabeza estaba cocinando mi cerebro por el vapor. Tuvimos todo el día caminando, hicimos pausas para descansar, beber agua y recomponer la respiración, pero después seguíamos con nuestro camino. Nos encontrábamos caminantes vivos, caminantes muertos, autos abandonados, incluso animales muertos, pero nada que encontrábamos el final de esas vías.

Se hicieron las cinco de la tarde cuando el sol comenzó a desaparecer por lo que decidimos buscar un lugar para dormir. Dentro del bosque encontramos uno, pero no le colocamos la cuerda como defensa. Rick y Michonne dijeron que ellos se encargarían de vigilar así que no hacía falta.

Hacía un rato que todos habíamos comido una lata de sopa fría cuando Michonne y Carl no encontraron nada que se pudiera comer. Eso significaba que ahora todos estaban dormidos a excepción de los adultos. Rick y Michonne estaban en lados contrarios a los extremos dándose la espalda. Rick miraba hacia el bosque desde su posición y Michonne hacía lo mismo desde su puesto; ninguno de los dos veía hacia el campamento.

Yo estaba acostada viendo a los demás dormir mientras dejaba que mi mente pensara todo lo que quisiera. Al menos eso hacía hasta que noté que Carl se levantó.

Fruncí el ceño. Él no se había dado cuenta de que estaba despierta por lo que me senté para captar su atención.

— ¿Te vas, Grimes? —murmuré—. Te creía más leal.

Rodeó los ojos y chasqueó la lengua.

—Necesito caminar en el bosque un rato —respondió con la mirada en los árboles. Tras un par de segundos, desvió la mirada a mi lugar—. Si quieres me acompañas.

Miré a las personas a mi alrededor para darme cuenta de que ninguno nos estaba escuchando o prestando atención.

—Bien, pero solo porque no puedo dormir —me levanté.

Salimos de la luz que brindaba la fogata del campamento y nos adentramos a la oscuridad del bosque. La poca luz que se colaba entre los árboles pertenecía a la luna y no era suficiente como para darnos un panorama completo. Quise ver el cielo, pero los grandes árboles me impedían disfrutar de las estrellas. Suspiré y me dediqué a escuchar los sonidos nocturnos que le pertenecían a los grillos y a los búhos de vez en cuando.

Traté de memorizar el camino para no perderme de regreso, pero se me hizo tan difícil entre toda la mezcla de árboles exactamente iguales. No había ni un tronco que fuera diferente y eso me asustó un poco. Perderme en este bosque sin comida iba a ser un infierno, pero al menos tenía a Carl. Estaría más ocupada peleando con él que pensando en comer.

— ¿Qué piensas de los nuevos? —preguntó el niño Grimes de repente.

Me encogí de hombros.

—Michael es agradable, James es lindo y Matt es un idiota —respondí sin titubeos.

—Coincido —asintió—. Pero no con James.

— ¿Por qué? —me atreví a preguntar.

—Es amigable pero no es lindo —fue lo que respondió y no pude evitar reír un poco.

—No me refería a ese tipo de lindo, Carl —aclaré, divertida—. Me refiero a que es tranquilo y buena onda.

—Ah —alargó la vocal—. Bueno.

— ¿Cómo estás después de lo de temprano? —pregunté, refiriéndome al momento en que me habló sobre su mamá y su hermana.

Él inhaló hondo.

Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora