XVIII

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Elena bajó hasta el segundo piso y, cuando la puerta del montacargas se abrió, Kara Banks caminaba hacia el loft de Sebastian.

—Detective Banks —la llamó. —Acabo de verla por la ventana. —Kara alzó las cejas.

—¿Desde dónde me has visto?

—Desde el tercer piso —Notó el desconcierto en el rostro de la mujer. —Tengo mi taller de pintura allí —explicó.

—¿De veras? —Elena asintió mientras caminaba hacia la puerta.

—Sebastian ha alquilado el lugar para mí. —Se volvió para mirarla. —Pase. —Kara entró. Seguía más sorprendida que antes; Sebastian no le había mencionado nada al respecto. Se preguntó cuántas cosas más había preferido callar su compañero.

—Busco a Sebastian.

—No está —respondió Elena. —Esta mañana me ha dicho que tenía una reunión importante y que no regresaría hasta la noche. Creía que estaría con usted.

—No, no ha aparecido por la comisaría y no he podido localizarlo; por eso he venido hasta aquí. —Echó un vistazo al interior de la vivienda.

—¿Es extraño, no cree? —Kara estaba de acuerdo con Elena y comenzaba a preocuparse, Sebastian no era la clase de persona que desaparecía y no decía nada de su paradero.

—¿No te ha dicho dónde estaría?

—No, solo que tenía una reunión; he deducido que estaría con usted. —Estaba intranquila, la detective le había trasmitido su preocupación.

—Puedes tutearme, Elena —le dijo. Elena esbozó una tibia sonrisa, no se atrevió a decirle que prefería guardar un poco de distancia con ella.

—¿Quiere... quieres tomar algo? —Caminó hacia la cocina. —Puedo preparar un poco de café.

—Me encantaría —contestó mientras la seguía de cerca. Elena preparó dos tazas de café y las colocó sobre la encimera. Se quedaron en silencio sin saber qué decir; la tensión entre ellas era evidente. Elena no podía imaginarse de qué podían conversar. Era obvio que tenían un tema en común y ese era Sebastian Stan, pero no estaba dispuesta a discutir ese asunto con ella. La observó mientras se ponía dos cucharadas de azúcar y revolvía su café con lentitud. De pronto, Kara Banks levantó los ojos y Elena notó su mirada inquisidora. —¿Puedo hacerte una pregunta? —Elena se encogió de hombros.

—Supongo que sí, tú eres la policía aquí.

—¿Qué tienes en contra de mí? —La castaña se atragantó con el café caliente.

—¿Perdón?

—Has entendido muy bien la pregunta, Elena —dijo con tranquilidad. —Sé que no te caigo muy bien y quisiera saber el motivo. —Elena dejó la taza encima del plato y buscó en su mente una respuesta convincente a aquella pregunta, aunque sabía que Kara obtendría de ella la verdad. Después de todo, era policía y sabía hacer muy bien su trabajo.

—No es así —Hizo una pausa mientras pensaba lo que estaba a punto de decir. —Estaba convencida de que era yo la que no te caía bien a ti. —Kara sabía que Elena estaba tratando de confundirla para no contarle realmente cómo estaban las cosas.

—Estás equivocada, Elena. No te conozco lo suficiente como para juzgar si me agradas o no.

—No sé si debería creerte —respondió con recelo.

—Mira, comencemos por el principio —Se acomodó mejor sobre el taburete. —¿Por qué crees que no me caes bien? —Irremediablemente, aquella conversación las estaba llevando a hablar de Sebastian y si Kara Banks quería saber la verdad, entonces ella misma se la proporcionaría.

Una Obsesión Mortal » Sebastian Stan - Adaptada (EDITANDO) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang