Décima novena.

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"Y olvida todas las estúpidas pequeñas cosas"

A pesar de que la gente creyera que la vida del rizado de basaba en solamente en el boxeo, ya que con ello él podía darle una buena vida a su pequeño omega y su familia, pero las cosas podían ser maravillosas y dejar en claro el hecho de que tanto él como mucha otra gente tenían esos pequeños secretos que le hacían feliz. Uno de ellos era el hecho de que en sus noches de insomnio, se encerraba en su pequeño estudio y se colocaba a escribir con su guitarra en mano, él creía que Louis no lo sabía, pero las noches en las que el castaño no sentía el peso del rizado a su lado lo hacían levantarse y dejarse guiar hasta esa sala que era la preferida de toda la casa.

A pasos lentos y perezosos llegó hasta el ala de la casa, sitio en donde sabía que su alfa se encontraba.

Harry se encontraba recostado en la ventana del lugar, sus facciones se definían aún más con la luz de la luna y su amada guitarra se encontraba entre sus brazos dejando escuchar una suave melodía que a Louis le hizo sacar una bella sonrisa. Amaba al rizado con toda su alma y él sabía que su amor era correspondido, correspondido con locura y deseo, lujuria y pasión, así era como ambos se demostraban el amor que se tenían.

Sweet creature, Had another talk about where it's going wrong But we're still young We don't know where we're going But we know where we belong

Escuchar la voz calmada y profunda del rizado provocaba que el cuerpo entero de Louis se sintiera tranquilo. Las únicas cosas que pasaban por su mente era el querer sentarse en su regazo, con la luna de fondo y con el suave golpeteo de la lluvia de la noche.

— Pensé que estarías durmiendo-. De repente, la voz cantarina del alfa se había detenido pero el sonido de las cuerdas de la guitarra seguían estando de fondo.

— No puedo dormir si no estás conmigo-. Louis caminó hasta estar cerca del alfa. No lo suficiente como para verle el rostro completo pero sí para percibir las suaves olas que el aroma del alfa desprendía.

— Fue un largo día Lou, ve a dormir-. Negó con su cabeza y Harry suspiró. Se levantó de su lugar dejando la guitarra en su sitio y caminó hasta el chico, el cual le veía con sus ojos grandes, somnolientos y risueños-. Debes de descansar, amor.

— No quiero, no a menos de que vayas conmigo-. Tomó la mano del rizado y entrelazó sus dedos.

— Entonces quédate conmigo, cariño-. Depositó un beso en la mejilla del chico y caminaron hasta donde la guitarra reposaba.

Ambos se sentaron en frente de la ventana, el pequeño asiento que se extendía a lo largo de la ventana permitía que ambos se sentaran uno en frente de otro, tranquilo y disfrutando de las vistas que su acompañante les proporcionaba.

Louis había recogido una pequeña almohada y había hecho que quedara entre sus piernas, apoyando su barbilla en ella. La imagen que Harry tenía de su omega relajado, observando la lluvia caer y cómo la luz de la luna definía sus hermosos ojos azules hacían que su alfa se sintiera feliz y tranquilo. Ver a su omega de esa forma era todo lo que necesitaba para vivir, podía vivir a base de miles noches con insomnio si es que la noche pudiera volver a regalarle esa preciosa imagen, por esos pequeños es que el chico amaba el clima de su país, a ambos les permitía quedarse tranquilos, disfrutar de las vistas.

— Deja de verme así, Harry-. Un ligero tono color rojizo de expandió por el rostro del omega. Si no fuera porque Harry conocía a la perfección su piel, hubiera creído que fue su imaginación.

— ¿Así cómo, Lou?-. Harry sabía a qué se refiera Louis, pero deseaba escucharlo decirlo.

— Como si fuera la maravilla del universo-. Escondió su boca en la almohada y la sonrisa del alfa no pudo haberse hecho más grande aun.

— Es lo que eres Lou, eres una maravilla para mis ojos, eres esa pequeña luz que me despierta cada día-. Tomó la mano libre del chico y besó sus nudillos, dejando que un escalofrío se extendiera por todo su cuerpo.

Una sonrisa con arruguitas incluidas fue lo que Louis le regaló a Harry y éste simplemente sintió su pecho llenarse de orgullo a su pequeño omega, el omega simplemente se sonrojó y dejó que el alfa lo sentara entre sus piernas, su espalda pegada al pecho del rizado, sintiendo el suave golpeteo del corazón del alfa empezaba a quedarse dormido.

— Podemos ir a dormir si así lo deseas, Lou-. Empezó a acariciar los suaves cabellos castaños del chico, haciendo que un suave ronroneo saliera de su pecho.

— Quiero quedarme contigo aquí, es cómodo y tú eres calientito-. La voz de Louis comenzaba a hacerse pesada y cansa y Harry sólo podía pensar en lo tierno y adorable que se veía su pequeño.

— Vamos a la cama, Lou-. Antes de poder levantarse, Louis colocó sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas alrededor de su cadera.

— Cárgame, Hazz-. Dejó caer su cabeza en el hueco del cuello del alfa y éste simplemente se levantó camino a su habitación.

Harry sentía el suave aire que salía de la nariz del omega hacerle cosquillas en su cuello y eso le hacía querer acurrucarse con su pequeño en su cama, aquella que por causa del tiempo ya tenía en sí impregnado el aroma de ambos.

Entró a su habitación de forma silenciosa y tranquila sin querer despertar al chico en sus brazos, lo depositó con cuidado en medio de la gran cama, arropando su pequeño cuerpo con las sabanas. Antes de que el omega se volteara a verlo, se metió con él y lo hizo que su cabeza quedara en su pecho, dejó un suave beso en su cabello y dejó su nariz ahí.

— Gracias por quedarte conmigo, Hazz-. Louis murmuraba despacio contra el pecho del rizado.

— Siempre estaré aquí para ti, mi omega-. Harry bajó su rostro hasta su mordida de unión y la besó.

— Siempre seré tuyo, mi alfa-. Por fin los parpados de Louis habían cedido ante el cansancio de su cuerpo. El alfa suspiró e hizo lo mismo, él sabía que su omega era sólo suyo, era su compañero y sería su todo por todo el resto de su vida.

30 Reglas De Boxeo | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now