Decima quinta

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Una historia es contada, miles de secretos son guardados, minúsculos muros son formados y una fortaleza es unida.

Habían aprendido a vivir ellos solos, habían logrado forjar su pequeña historia con altibajos pero lo habían logrado, estaban formando esa historia de la cual el para algunos era algo extraña o por lo menos era por conveniencia pero para nada era cierto. La familia del rizado que consistía en su madre y él eran muy apegados a los Tomlinson desde Des y el hecho de que ambos chicos se unieran era algo asombroso y bello para todos.

Ese día estaban celebrando el primer aniversario de casamiento de ambos, la casa Tomlinson estaba siendo arreglada para el pequeño festejo, aunque sólo sería la familia de Harry y de Louis, se veía linda y ambos chicos estaban felices de poder celebrar ese año de matrimonio con su familia y uno que otro amigo que se decidía a colarse en la fiesta, esos chicos que eran amigos de la infancia y aún seguían ahí para ese par.

Louis se sentía feliz y nervioso al mismo tiempo, con su niño en brazos veía la decoración del lugar y aunque el pequeño Jeffrey cada día se hacía más grande, para Louis seguía siendo su pequeña bolita, manera por la cual lo había bautizado desde el momento en que supo que estaba en su interior.

- Hijo, sé que estas feliz pero deja al pobre de tu bebé, el niño quiere bajar-. Suspirando, hizo caso a las palabras de su padre y dejó a su bebé caminar en el piso.

- Lo siento, me es algo imposible no cargarlo cada vez que esto acelerado-. Su padre reía al ver a su hijo de esa manera.

- Todos lo sabemos Lou, no te preocupes-. Su hermana lo veía con una sonrisa.

Louis no podía sentirse más afortunado de lo que ya era, su vida era preciosa, su alfa, su padre, su hermana, su pequeño bebé, todo estaba saliendo bien y aunque sabía que todo tenía sus altibajos, él disfrutaba el mayor tiempo posible para que su vida siempre fuera positiva.

El omega veía a lo lejos a su alfa, ese chico de rizos que lo volvía loco con cada sonrisa que le daba y aquellas en donde le mostraba sus rizos eran las que más le volvían loco. A veces se preguntaba cómo había conseguido el amor de alguien como Harry, de corazón bondadoso, amaba a ese rizado como no tenía idea.

- Ve con Harry, ya vimos tu cara de idiota enamorado-. Rodando los ojos le pidió a su hermana que vigilara a su bebé y fue directo a con el alfa.

Harry, con sólo olfatear el aire e identificar el dulce aroma de su omega se volteó a verlo y éste rodó los ojos. A veces odiaba su aroma.

- Jamás podré hacerte una broma-. Se acercó al chico y lo abrazó colocando sus brazos alrededor de su cuello, sintiendo que colocaba sus manos en su cintura.

- Creo que por culpa de nuestros aromas, amor-. Sonrió y no pudo evitar dejar un suave beso en sus labios y escuchar al omega ronronear de gusto.

- Bueno, por lo menos deja que te haga bromas a veces-. Negó y volvió a besarlo. Louis era su droga, la mejor droga de todas y sólo era suyo.

- No puedo, lo siento-. Ambos sonrieron y se quedaron viendo a los ojos, la esmeralda junto al zafiro, ambas combinaciones preciosas.

Por desgracia no pudieron quedarse mucho tiempo en su pequeña burbuja cuando el grito de la hermana del castaño los hizo separarse y veían cómo su niño había empezado a caminar en busca de uno de sus padres.

- ¡Louis! ¡Dios!-. El omega corrió hasta su bebé antes de que callera de boca y sonrió besando las mejillas del niño.

- ¡Hazz! ¡A caminado!-. El alfa sentía como su pecho vibraba de felicidad. Su alfa sintiendo el orgullo hacía su hijo.

- Lo ha hecho, nuestro niño crece rápido-. Fue hasta su familia y dejó un beso en la cabeza del bebé escuchando su risa.

Después de ello, todos los presentes empezaron a platicar sobre las cosas que sucedían en su día a día. Harry y Louis veían a todos contentos y riendo, sus padres platicaban como los buenos amigos que eran, Lottie, la hermana del castaño se encontraba sentada junto a su alfa, ambos felices de ver a todos y Louis sonreía al ver cómo el chico cuidaba de su hermana, después de aquel desgarrador día creyó que su hermana estaría mal pero logró superarlo y ahora ella se encontraba esperando a su hijo y él no podía estar más feliz por ella.

Harry y su bebé en sus brazos dormido, siempre era bueno que el niño durmiera con el aroma de sus padres alrededor, así no despertaba asustado y a Louis le encantaba cargarlo, su pequeño pedazo de él y Harry.

De un momento a otro sintió como era cargado de la cintura y que Harry lo sentaba en su regazo, haciendo que la boca del rizado quedara en la marca que se dejaba ver en su cuello y él sonrió complacido y feliz. Nunca se cansaría de los besos de Harry en su marca de unión.

- No sé en qué piensas, pero siento que estas feliz y eso es bueno-. La gruesa voz del alfa le hizo cosquillas en su cuello y Louis sólo pudo dejar salir un pequeño jadeo.

- Estoy feliz de poder ver a nuestras familias en paz, ver cómo todos se llevan de maravilla y que las cosas van en mejoría para todos-. Harry asintió dándole la razón al omega. Después de todo, ellos necesitaban paz.

- Y yo soy feliz de tenerte a ti en mi vida, a ti y a nuestro pequeño Jeffrey-. El alfa besó la rizada cabeza de su bebé. Ellos eran su orgullo, siempre lo serían.


A lo lejos, se pudieron escuchar unos vasos sonar y ambos levantaron su rostro al ver al padre de Louis levantarse. El chico se acomodó en su silla y prestó atención a su progenitor.

- Hoy simplemente quiero decir unas palabras para mi hijo y su alfa-. Las personas le prestaron atención y él sonrió en dirección de su pequeño omega-. La verdad, él es mi orgullo y no me importó el que fuera omega, yo sabía que mi hijo iba a ser alguien importante y así es, él es alguien fuerte e independiente-. Louis veía a su padre con ojos brillosos. Lo amaba.

Ø Louis, hijo, sabes que te amo, eres mi adoración y soy feliz de saber que tienes a alguien importante en tu vida que te cuida, te apoya, y que te dio la oportunidad de tener a ese pequeño que es mi nieto-. El alfa besó la coronilla de su omega-. Gracias Harry, te debo mucho por cuidar de mi niño y espero y siga así.

- Así será, señor-. El hombre rio y asintió.

- Y espero que cumplan muchos años más de casados.

30 Reglas De Boxeo | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora