Cuando salió del baño, se vio acorralada por Zack y perdió la noción del tiempo mientras él la besaba posesivamente. Ella le acarició el cabello durante el contacto. Él la hacía olvidar de todo. No sabía si ese efecto menguaría con el tiempo. Por su bien esperaba que así fuera.

 Zack se apartó lentamente cuando se percató de que alguien se acercaba.

—Ivonne esperará a Siro para regresar al departamento, ¿quieres acompañarme?

—¿Fue por eso que me pediste que viniera sin auto?

La mujer sonrió asintiendo.

Les llevó treinta minutos llegar hasta el apartamento de Andraya. Ella calentó pizza que había hecho esa tarde y cenaron con música de fondo en la cocina. Zack se veía relajado y eso lo hacía parecer mucho más guapo.

—Tienes que probar el postre —le sirvió una enorme rebanada de budín.

Zack aparentaba sentirse complacido por la atención de la mujer, pero en realidad no había pensado en comer cuando había aceptado ir a su departamento. Había querido extender un poco la sesión de besos que había comenzado en la fiesta. No planeó consumir otra dosis de píldoras de roca.

Ivonne llegó antes de lo esperado, interrumpiendo la atmósfera romántica. Instintivamente, Andraya escondió a Zack en su habitación.

—Siro y yo veremos una película, ¿quieres unirte?

—¿No es un poco tarde? Son las dos de la mañana.

—Hoy entro un poco más tarde —le explicó la rubia—.  ¿Te unes o no?

Raya hizo una mueca de disconformidad. 

—No, estoy un poco cansada. Nos vemos cuando amanezca.

Cuando cerró la puerta de su habitación, sonrió al ver que Zack se había recostado en la cama.

—Se quedarán despiertos viendo una película en la sala —explicó después de encogerse de hombros.

—Así que estoy atrapado —se pasó la mano por el cabello.

—Lo siento —dijo Andraya acercándose.

—No me queda más remedio que seducirte.

—Quizá un poco —sonrió antes de besarlo.

Andraya se cambió para dormir y su novio se quitó los zapatos, las medias, la camisa y los pantalones. Estaba un poco nerviosa porque él era muy atractivo y jamás lo había visto sin tanta ropa. No podía evitar sonrojarse con tenerlo cerca. Odiaba esa parte de sí misma. Existían ciertas cosas que no podía disimular. Evitó a toda costa mirar el torso desnudo de Zack porque sabía que si lo hacía se quedaría embobada. Se acostaron mirándose uno al otro.

—Hay algo que me intriga —habló Zack.

—¿Sí?

En su mente rogó que él no hubiera notado su nerviosismo. Cabía la posibilidad de que sus antiguas novias fueran mucho más atrevidas que ella. Seguramente, en vez de su camisón que consistía en una blusa de seda verde limón y un pequeño short a juego, ellas utilizarían una prenda transparente y con encaje. Pero ellos solo iban a dormir ¿cierto? No había necesidad de pensar en lencería sexy.

—No entiendo por qué, de todas las profesiones que pudiste haber elegido, decidiste dedicarte a trabajar en hoteles.

—¿Por qué me dices eso? —preguntó escondiendo el alivio que sintió.

—Sé que tienes un coeficiente intelectual muy elevado, pudiste elegir la carrera que quisieras.

—Piensas que desperdicié una gran oportunidad —afirmó decepcionada.

𝐂𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧̃𝐨 𝔸𝕫𝕒𝕓𝕒𝕔𝕙𝕖 ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ