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-¿Quieres que te repita la definición de trabajo en equipo?-hablé mientras Dylan me miraba sorprendido.

-Llegas tarde-fue todo lo que dijo.

-Van perdiendo-señalé lo obvio.

-No me había dado cuenta-se cruzo de brazos y suspire.

-El CEO Park dijo que un partido no se puede jugar sin su capitán-caminé hasta Dylan y coloqué mis brazos sobre sus hombros-Obligué a Oliver a correr diez kilómetros, no me hagas arrepentirme.

-¿Corriste?-me miró sorprendido.

-Los últimos tres kilómetros tomé un taxi, pero eso no tiene porque saberlo Oliver-murmure-Pero no lo hice para venir y verte perder-respire profundo-Te quiero y no quiero ver como destruyes tu sueño solo por un par de malas decisiones y tu horrible temperamento.

-¿Horrible temperamento?-frunció el ceño-¿Segura que no hablamos de ti?

Fue mi turno de fruncir el ceño-Lo que intentó decir es que no apestes o de lo contrarió tendré que decirle al CEO Park que todos los problemas fueron en vano.

-¿Ahora me amenazas?-su ceño fruncido desapareció y una leve sonrisa se instaló en sus labios.

-Tú eras el que decía que soy buena suerte, es tu momento de probarlo.

Acarició mi mejilla y asintió-¿Eso quiere decir que te quedarás a mi lado?-tragué ¿Por fin dejaría una vida donde solo podía huir y por fin me quedaría junto a alguien?

-Dylan...-Dylan negó.

-Dame una respuesta después del partido-se inclinó y plantó un suave beso en mis labios, como si temiera ser rechazado.

La alarma sonó, indicando que el medio tiempo había terminado y el que partido volvería a comenzar.

Dylan se separó sonriendo-Te probaré por qué eres mi Lucky Charm.

Tomó su casco del suelo y salió a la cancha-Hubiera preferido algo más dramático-mire a Oliver que entraba a la banca con una botella de agua-¿Lucky Charm? ¿Acaso no sintió el yeso en tu mano? De seguro no le has contado de esa vez que tropezaste en las escaleras solo por querer ganarle a Stefan el baño. Ese tipo debe estar loco para pensar que eres de suerte.

Lo mire con el ceño fruncido-Debí abandonarte cuando tropezaste en el kilometro cuatro.

-Lo hiciste, deje de verte durante seis kilómetros.

Me encogí de hombros-Esas cosas pasan-dejé de fruncir el ceño-Además tú eres el que es el fan de hockey ¿No estás feliz? Te conseguí los mejores asientos de la casa.

Oliver rió y suspiro-Extrañaba tu horrible sentido del humor-ambos nos sentamos-Marine-habló después de unos segundos en silencio.

-¿Qué?

-Deja de desaparecer, por favor-volví a mirar a mi hermano-Los inviernos fueron duros sin saber de ti, las primaveras frías y cuando por fin volví a verte en el otoño sentí que el verano nunca fue importante, ese otoño fue cálido y mi familia estaba completa, deseaba que ese otoño durará para siempre, los tres éramos jóvenes cuando te marchaste, sin embargo el otoño se volvió en mi estación favorita. Por favor-sus ojos eran suaves, igual que sus palabras-No huyas más.

Mordí mi labio-Los malos hábitos son difíciles de matar.

-Entonces encuentra una razón para quedarte.

Por inercia mi mirada se dirigió a la cancha, Dylan daba instrucciones a su equipo y lucía realmente concentrado.

-Una razón para quedarme-repetí en voz baja.

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