36. Psicólogos

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Sonrió levemente y se sentó bien en el asiento.

—Sí, ya llegué a casa... estoy por entrar.

Me miró y abrió la puerta del auto, se bajó y la cerró. Sin dejar de hablar y de sonreír, me saludó con la mano, en una forma, debo decir, burlona.
Vi cómo se alejaba caminando hacia el edificio. Y ahora sí, Hyuk no tendrá mi voto el año que viene.

Si ese maldito celular no hubiese sonado, en este momento estaría saboreando de sus labios. Pero yo no soy así, yo no me voy a quedar con las ganas de besarlo.

Rápidamente me bajé del auto y de la misma manera comencé a acercarme a él.

—Está bien, adiós —escuché que decía y colgaba.

Entonces lo tomé del brazo y lo giré hacia mí.

—Jonghyun, ¿Qué haces?

Al instante tomé su boca con la mía, colocando mi mano en su nuca, para impedirle escapar. Moví mis labios sobre los suyos, de manera exigente, de manera dominante. Él lograba que me sintiera desesperado por besarlo. Logró despegarse apenas de mí.

—No Jonghyun, basta —dijo agitado. Lo callé besándolo de nuevo. A paso ciego comencé a caminar, haciendo que él caminara hacia atrás. Se volvió a alejar —No, no vas a subir conmigo.

—¿Por qué no? —le pregunté con la voz algo ronca.

—Porque... porque está tu primo arriba y no quiero que subas.

—Entonces vamos a casa —dije y besé su boca cortamente.

—No, tampoco... vete —me dijo.

Lo solté por un segundo y tomé mi celular. Marqué el número de mi primo y esperé a que me contestara.

—¡Contigo quería hablar! ¿Se puede saber que estás haciendo en la cita de Kibum? ¿Cuál es tu problema, Jonghyun? —me preguntó.

—¿Dónde estás, Jae? —le pregunté.

Los ojos de Kibum se abrieron bien y quiso hablar, pero coloqué uno de mis dedos sobre sus labios.

—En casa, tonto, ¿Dónde más voy a estar? —me contestó. Sonreí levemente.

—Eso es todo lo que quería saber primito, muchas gracias.

—Pero...

Corté antes de que siguiera diciéndome cosas. Miré intensamente a Kibum. Él era un pequeño mentiroso, pero no iba a salirse con la suya.

—Jae no está aquí —le dije.

Volví a capturar su boca en un caliente beso. Él no pudo reprimir un leve gemido que escapó de sus labios. Entonces comencé a caminar de nuevo. De una u otra forma entramos al edificio. De una u otra forma logramos subir al ascensor, todo esto sin dejar de besarnos.

Lo apoyé levemente contra el espejo del ascensor y me alejé de sus labios para besar su mentón, y su cuello. La caja de mental se detuvo en el piso 6. Casi desesperado logré abrir la puerta. Salimos y lo tomé de la cintura apegándolo a mí otra vez.
A ciegas volvimos a caminar hasta chocar contra la puerta del departamento. Busqué las llaves dentro del bolsillo de su abrigo y logré abrir...

Cerré la puerta detrás de nosotros, y alejándome apenas de sus labios para poder respirar me quité la chaqueta. Él se quitó el abrigo. Caminamos un poco más cuando nuestros labios volvieron a juntarse, y caímos pesadamente sobre el sillón.
Caí sobre él, ganándome un nuevo gemido. Lo besé más profundamente que antes, haciendo que el aire realmente nos faltara. Bajé mi mano por el contorno definido de su cuerpo, acariciándolo sobre la suave tela de su ropa.

Arriesgada Adicción • JongKey  [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora