26. Ebrio

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Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Lim Kim con la mirada y despacio me acerqué a ella.


—Lim, necesito hablar contigo —le dije. Ella me miró.


—Luego continuamos muchachas —les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt vencido —¿Qué sucede pequeño?

—Lim, renuncio —solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.

—¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Jonghyun! —me dijo


—Lo sé, lo sé, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hijo me vuelva completamente loco.


—¿Quieres que lo regañe un poco? —preguntó.


—No, no. Eso no cambiaría mi problema —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener...


Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.

—Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.


¿Hace cuánto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir Kibum cada vez que su madre lo acaricia o lo mima.

—Adiós Lim—dije por lo bajo.


—Toma —sacó de su bolsillo un sobre con dinero —Esto es tu sueldo del mes...


—No, no lo quiero...

—¿Cómo que no, Jonghyun? Por favor, déjame pagarte...


—No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.

—Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.

—Pero aun no termina el mes...


—Tómalo, y no acepto un no —sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó —¿Vendrás a visitarme?


—Cada vez que pueda —le dije.

Se alejó y sonrió.

—Ya puedes irte.

Sonreí y me di vuelta para irme a quien sabe dónde a despejar un poco mi cabeza y mis problema. Mejor dicho mi problema el cual tiene nombre y apellido, Kim Kibum.


Salí de las oficinas sobre Betty y comencé andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Wooshin.
La última vez que vine aquí fue cuando ese... ese condenado se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.
Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Wooshin para hablarlo. Él no ponía un límite para tomar. Él te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Wooshin me miró algo sorprendido.


—Vaya, vaya —dijo y sonrió —Hace bastante que no te veía por estos lados, Jonghyun ¿Qué te ha pasado?


—Sírveme un vaso de vodka —le dije. Él asintió.


Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. Kibum llamando.


Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.

Arriesgada Adicción • JongKey  [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora