Capítulo 13

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Después de estar un par de horas escuchando música y leyendo el Diario, quise ir a dar una vuelta, estaría todo tranquilo, todos estarían en clases.

Me puse mis zapatos, mi bufanda y mi gorro, antes me los había quitado por que la calefacción estaba encendida, a si que bajé con mi iPhone y mis cascos para escuchar música.

Tomé mis llaves del cajón del mueble que estaba al lado de la puerta, tampoco las habían cambiado de lugar, era increíble. Era como si no hubiese estado en coma.

Salí de casa, y pude sentir como la piel se me erizaba, por más abrigada que estubiera, podía sentir el frio del invierno, sonreí, y segui mi camino.

Iba a paso lento, apenas eran las diez, y mi hermano saldría a las 02.15pm.

Fui hasta un parque que estaba cerca de mi casa y pasé por el gran lago de patos que estaba al principio de éste.

Recordé que Alex y yo, siempre que nos mandaban comprar pan en la tienda de al lado del lago siempre partíamos una pequeña porción y decíamos que nos lo habíamos comido, pero en realidad lo escondiamos en una bolsa detras de los arbustos para dárselo a los patos.

Fui corriendo hasta aquellos arbustos, detrás de ellos se escondían las rebanadas de pan, sonreí al ver que había un trozo que notablemente era de hace poco.

Tomé una nota que estaba pegada a la bolsa y me adentré donde era el riachuelo que aún, hasta ahora, nadie sabía de su existencia, solo nuestro grupo de amigos.

Me senté en una de las ramas de aquel árbol, en el que me había escondido años atrás cuando conocí a Austin. Leí la nota, y ponía lo siguiente: Sabía que no se te olvidaría, por eso te he escrito esto, Te Quiero.

-Ruby. xx

Sonreí y comencé a cantar una cancion que se me vino a la mente, Let Her go de Passenger, la primera canción que me hizo saber que amaba cantar.

Oí un estruendo, miré al cielo, las nubes se estaban engriseciendo, me levanté de aquel lugar rápidamente, pero para mi mala suerte no pude alcanzar a ningún lugar para resguardarme, hasta que pude acogerme debajo de una cafetería.

Tenía frío y estaba empapada, de esa no me salvaba seguro, me senté en el pequeño escalón que estaba enfrente del gran ventanal del local.

- ¿No te has salvado de la tormenta eh? - Dijo una voz algo grave. Subí la mirada para encontrarme con unos ojos azules brillantes y claros.

- La verdad es que no. -Dije frotando mis brazos, aunque para nada funciona, por que el agua me congelaba más.

- Ven a mi casa, está en esta calle de al lado, al menos para cambiarte de ropa, te vas a resfriar. -Me dijo el castaño. Le miré algo insegura, y me sonrió.

- Tranquila, no te haré nada, toma, te dejo mi móvil. -Pude notar que su acento era italiano, tomé su móvil y lo guardé en el bolsillo de mi abrigo, y caminé con él debajo de un paraguas.

Llegamos hasta una casa de colores pastel, tenía los bordes de las ventanas de color blanco, al igual que el apolla manos de las escaleras que se subían para poder entrar a la casa. Al lado de la puerta principal habia un banco de madera. Y habia otro camino por el que se iba a la parte de atrás de la casa.

El chico, del que desconocía su nombre, abrió la puerta, y nos adentramos en lo que era su supuesta casa, era muy acogedora, con unas cortinas de seda.

- Esperame aquí, iré a por una cosa. -Hice una mueca de horror. Y se percató de ello.

- No te preocupes, iré a por ropa seca. No pienses en nada malo. Anda, que no tengo cara de violador. -Me dijo con su acento, era algo adorable.

La Bella Durmiente (Austin Mahone) ✔Where stories live. Discover now