Hielo Frío

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"¡Tiene que dejarme salir ahora!"

"¡No, joven Fazbear! ¡Ya le dije que no puede salir del internado!", exclamaba el mismísimo director del internado hacia el desesperado castaño.

"¡No lo entiende!", hablaba con voz quebrada el ojiazul, "¡Tengo que ir al hospital! ¡Mi mamá está allí, tengo que verla!"

"¿Y cómo sabe eso, joven Fazbear?", preguntó el hombre mayor.

"¡Ese maldito me mandó una carta, diciendo todo lo que le hizo a mi madre!", resistía las lágrimas que amenazaban por caer, "¡Tengo que verla ahora!"

"Por lo mismo, joven, debe entender que lo que quiere ese hombre es que usted sea presa fácil fuera de la seguridad del internado", habló con seriedad el hombre detrás del escritorio, "Debe quedarse aquí, es lo más seguro. Si quiere llamamos al hospital para preguntar por su madre"

"¡No! ¡Tengo que verla en persona!", gritaba desesperado el castaño, a la vez que inconscientemente llenaba el piso de la oficina de escarcha, "Necesito saber que está bien"

"Lo siento, joven Fazbear", concluyó el director seriamente la discusión, "Le prometí a su madre que lo mantendría a salvo, y eso haré. No saldrá de aquí y punto final"

El castaño simplemente gruñó, e iracundo salió de la oficina, dejando el rastro de escarcha detrás de él. Completamente enfurecido abandonó la dirección del internado, botando algunas lágrimas en el camino.

Necesitaba ver a su madre, necesitaba verla y asegurarse de que estaba bien.

¡Tenemos que salir de aquí!

¡Lo sé, lo sé! Hay que idear algo.

"¡Freddy!", el mecionado volteó automaáicamente la mirada para ver quien lo llamaba y encontrarse con su banda, corriendo desesperados hacia donde él estaba, con Chica adelante llamándolo, "¡¿Estás bien?!"

"Leímos la carta", dijo el pelirrojo, con una extraña mirada de preocupación en su rostro, algo poco usual en él.

"¿Quién es Morado?", preguntó el chico de más bajo de la banda, con voz suave, pero aún así, muy angustiado.

"Escuchen, es una larga historia", se quejó el ojiazul, bastante desesperado, "Lo importante ahora es que tengo que salir de aquí para ir a ver a mi mamá al hospital, pero ¡el director no me lo permite!"

"¡Trataremos de converselo!", animó la rubia de ojos violeta, a la vez que llamaba al resto de su banda, "¡Vamos chicos!"

Tanto el pelirrojo ojiambar, como el chico más bajo de cabellos morados le siguieron el paso rápido a su amiga rubia. Sin embargo, cierto ojigris se quedó atrás junto al castaño, "Adelántense, yo los alcanzo"

Una vez dichas estas palabras, y llevándose un gesto de aprobación de los tres Aliums que corrían a la oficina del director, el rubio se volteó con un ceño fruncido hacia su compañero, a la vez que se cruzaba de brazos.

"¿Qué?", preguntó confundido el ojiazul.

"Estoy de acuerdo con el director, ¿sabes?", dijo seriamente el ojigris, "Es muy peligroso que salgas del internado, ¿no ves que es eso es justo lo que quiere ese hombre?"

"¡Me da igual, Golden!", gritó desesperado el castaño, sintiendo que la escarcha bajo sus pies solo se extendía por el suelo, "¡Mi madre está en riesgo vital, tal vez sea la última que pueda verla, ¿no lo entiendes tú?!"

El rubio estaba apunto de contradecir su argumento cuando el mismo castaño lo interrumpió, con una mirada afligida, llena de pena y angustia.

"Por favor, ponte en mi lugar...", le suplicó el ojiazul, algo que le rompió el corazón al más alto, "Si tuvieras la última posibilidad de despedirte de tu madre... La aprovecharías, ¿no?"

Alium | #FNAFHS AU Where stories live. Discover now