Relájate

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Tenía una hora y media para arreglarse. Se duchó y se trató de quitar todo el pelo posible del cuerpo. Buscó entre las cosas de su padre para quitarle una crema que tenía para sus rodillas y codos, y se dio una fina capa por todo el cuerpo. Trató de engominarse un poco el pelo hacia arriba ahora que se lo estaba intentando dejar más largo, pero no consiguió gran cosa.  Se echó desodorante y colonia. 

Buscó entre su ropa limpia una camiseta gris con un bolsillo en el lado izquierdo y unos pantalones negros. Acabó bastante rápido de prepararse. Estaba muy nervioso, no sabía del todo bien lo que hacer al llegar. Derek había echo hincapié en que sólo sería sexo, por lo que sentarse a ver la tele o tomar algo no estaría dentro de sus planes. 

Pensó en aprovechar para hacer deberes, pero su nerviosismo habitual sumado al nuevo eran demasiado fuertes. Incluso le temblaban las manos. 

"Relájate" se dijo a sí mismo una y otra vez. Para él era muy importante que todo saliera bien. Tenía ganas de tener sexo con él, pero a la vez tenía miedo de que doliera tanto como aquella vez... 

"Derek no me haría daño" 

Decidió salir en camino en vez de perder el tiempo en su casa. De todos modos, podía esperar en el coche hasta que fuera la hora escuchando la radio. Apenas tardó veinte minutos en llegar. Eran las 6.37, trataría de no morir de un ataque al corazón hasta las 7.

Daba pequeños golpecitos al volante, jugueteaba con las llaves y miraba el móvil todo el rato para ver si el dichoso reloj avanzaba de una vez. Se iba a morir a este paso. Notaba un nudo en la garganta cada vez más grande que le dificultaba la respiración.

-¿Estás bien?-dijo una voz que le hizo dar un tumbo en el coche. Derek estaba mirándolo por la ventanilla.

-S-sí.- titubeo. Mierda, no había nadie que se creyera que estaba tranquilo.

-¿Llevas mucho rato?-dijo mirando el reloj.- Son las 6.50

-No, no. Unos minutos.-mintió mirando a otro lado. Seguía sin ser capaz de mirarle a los ojos. Se hizo un silencio incómodo.

-Bueno, ¿vas a bajar o te quedas ahí?- dijo dirigiéndose a la puerta.

-V-voy.-otra vez ese titubeo de mierda. ¡Stiles, relájate! se gritaba hacia dentro. Se bajó con torpeza del vehículo y se dirigió hacia Derek mirando al suelo.

-Te has echado colonia.- Derek abrió la puerta.- Y te has lavado el pelo. - se le escapó una media sonrisa.- ¿Para mí?

-Cállate.- fue lo único que pudo articular. Notó como le ardían las mejillas. ¿Por qué le hacía sentir tan indefenso? 

Entró detrás de él al loft. Era muy grande, tenía varios sofás en el medio, la cocina a la izquierda, en una esquina, una mesa para al menos diez personas, una puerta (que suspuso que sería el baño) y la cama junto a la ventana. Era bonito, bohemio. Fue andando mirando algunos trofeos de deportes que tenía sobre un mueble. No había fotos, su familia y todos sus recuerdos se habían quemado años atrás en un incendio. Pero si había algunos cuadros en la pared.

-¿Te gusta?- dijo el lobo dejando las cosas en la mesa.

-Sí. Es diferente. -dijo Stiles girándose hacia él, algo más calmado.

Derek sonrió levemente y se quitó los zapatos. Después, la chaqueta y finalmente la camiseta. Stiles rápidamente se dio la vuelta y miró los trofeos fijamente. ¿Ya? ¿Así sin más? Empezó a ponerse nervioso de nuevo. La imagen del torso de Derek estaba fija en su mente. Y es que era perfecto. Músculos definidos, bronceado, ancho de espalda, y además tenía los abduptores muy marcados. 

El lobo y el corderoWhere stories live. Discover now