2. Secretos, verdades, realidades

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Perspectiva de Gabriel.

—Gabriel.

Alice [multimedia] estaba en pijama, con ojos somnolientos y mirada confundida. Quizás no escogí el mejor horario para venir a verla pero era mi única alternativa, si no quería a Cassandra chillando y opinando de todo.

—Tienes que escuchar esto —dije entrando a su habitación y sentándome en su cama— No sabía que tenías una habitación individual.

—No es individual pero mi compañera se la pasa en la habitación de su novio —respondió Alice algo incómoda, ella intentaba cubrir su pijama con una manta.

—No tienes por qué esconderlo, es un lindo pijama —comenté con una risa. Saqué mi ipod de mi bolsillo y le extendí mis audífonos a Alice.

Ella escuchó un rato la música y luego sonrió —Apologize.

—Lo sabía —dije— tu gusto en música es genial.

Casi pude ver un sonrojo —Te ruborizaste.

Alice me miró sorprendida —Tú no te guardas nada.

—Es involuntario —me encogí de hombros— por cierto, duermes sin sostén.

Alice parecía un tomate andante —¿Cómo lo...

—Se te marcan los pezones.

Ese momento fue tan extraño. Alice se acurrucó en una orilla de la habitación y se escondió entre sus piernas, segundos después escuché unos débiles sollozos.

—Alice —dije agachándome a su altura— Alice cálmate.

—No me mires —dijo llorando.

Me alejé un poco y le di su espacio.

—Gabriel vete —dijo Alice sin mirarme— por favor.

—No quiero —dije sentándome en su cama— Alice, no seas llorona y mírame.

—No puedo.

—¿Por qué?

—Me da vergüenza.

Reí —¿Qué cosa?

—Que me mires.

—¿Por qué?

—¡Gabriel solo vete! —gritó casi desesperada.

Preferí irme de la habitación antes de causarle una crisis nerviosa. Pero mientras caminaba a mi habitación, recordé que había dejado mi ipod en la cama de Alice.

—Sopas —murmuré caminando de vuelta al cuarto.

Abrí la puerta pero no completamente. Alice seguía en esa posición pero ahora murmuraba cosas, cualquiera diría que era la protagonista de una película de horror.

—Qué pensaba, él está fuera de mi alcance —dijo con un sollozo— Eres una total idiota, Alice Withmore. Chicos como Gabriel Dawson no se fijan en chicas como tú.

Fruncí el ceño y entré a la habitación —¿De qué hablas?

Alice me miró asustada e impresionada —Pensé que te habías ido.

—Me di cuenta —dije— ¿chicas como tú?

—Gabriel, no tenías que...

—Alice, eres una total idiota —sonreí. Ella frunció el ceño y se limpió las lágrimas— Realmente, eres una de las pocas chicas en la universidad que cumplen mis expectativas.

El club de los inadaptados.Where stories live. Discover now