{63} Intentando

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[ Martes 28 de Julio, 2009 ]

[ Martes 28 de Julio, 2009 ]

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           El día brilla con un esplendor único y el calor que había sentido al despertar había traído a mí el deseo de disfrutar de la piscina que Sebastián disponía en su patio trasero.

Había despertado con bastante energía y sintiéndome bastante bien o muy bien para los malestares que había sentido el día de ayer. Mareos y revoltijos en mi estómago me habían afectado bastante, y como no podía hacer más que beber té de hierbas, me dispuse a pasar casi todo el día en cama.

—Prometiste que no dejarías el cuarto.— escucho su voz a mi espalda y enseguida giro mi rostro, encontrándome con su maravillosa estampa.

Él lucia una tenida muy veraniega y relajada. Nada muy corporativo como suele hacer.

—Nunca dije eso.— él sonríe ligeramente y quita sus gafas, dirigiéndome así una mirada completa; casi de pies a cabeza.

—Siempre olvido lo desobediente que eres.— agrega después para de inmediato acercarse a mi.

Su cuerpo desciende a mi altura y extiende su mano hasta poder meterla dentro de la piscina, sabiendo que evaluando así lo fría que se encontraba. Su temperatura era exquisita.

—¿Te sientes bien?— pregunta y sus ojos azules vuelven a mí.

Su mirada resplandece esta mañana. Hay un brillo en esta espectacular.

—Muy bien. De verdad.— le aseguro y él vuelve a examinarme con su mirada por las dudas. —¿Dónde estabas? Te extrañé al despertar.— le digo intencionadamente.

—No quería dejarte, pero, fue una urgencia en la empresa.

—¿Todo bien?— él asiente inmediatamente. 

—Nada que no pueda resolver.— sus aires de superioridad se dejan ver e inconscientemente, hago el gesto más sarcástico que se puede hacer con mis ojos. —Ten cuidado.— me dice y mi mirada se arrastra a él como rayo. —Recuerda que estás solo embarazada.— me advierte y en vez de hacerme preocupar, sus palabras me entregan un nuevo tipo de fuerte energía.

—Sé que no me tocarás. Me aprovecharé de ello un poco.— él respira con una profundidad que incluso creo sentir en mi interior, viendo en sus ojos azules arder las ganas que tiene por reprenderme de la única forma en que cree justa.

En cambio, reprimiendo sus más salvajes instintos y deseos, sus manos se alzan y toma mi rostro entre ellas y su boca ataca la mía de una manera que debería estar prohibida a esa hora del día. Cuando se aleja, demoro en recuperar mi respiración.

—Lo añadiré a la lista, entonces.— habla a un centímetro de mis labios para después volver a juntarlos con los suyos en un beso casto y fugaz.

Sus manos dejan mi rostro y no puedo evitar que una pequeña sonrisa escape en mis labios. Es bastante juguetona y es que así me siento solo porque puedo sentir su misma energía. Él lo entiende y sonríe y aun más, bromea salpicando algo de agua con sus dedos hacia mí.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora