{18} Modales, Srta.

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Las puertas del ascensor se abrieron ante nuestros ojos y los de nuestros acompañantes, mostrándonos nuestro destino y con la caballerosidad ya recurrente, él me deja avanzar en primer lugar, para así, tomar la ventaja

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Las puertas del ascensor se abrieron ante nuestros ojos y los de nuestros acompañantes, mostrándonos nuestro destino y con la caballerosidad ya recurrente, él me deja avanzar en primer lugar, para así, tomar la ventaja.

Logra alcanzarme, tomar mi mano y tirarme contra él. Presiona mi cuerpo contra él suyo, haciendo que soltara un quejido sellando cualquier otro posible sonido con sus labios, que más que furiosos reclamaron por los míos.

Sostuve su rostro entre mis manos con fuerza, la misma que él ejercía contra mi trasero. Una pasión que me descolocaba tremendamente, pero encantaba de igual manera y escuchar su gruñido fue nada más una confirmación a que él sentía lo mismo.

Se separó de mí cuando nuestras respiraciones estaban en el nivel máximo de exaltación y necesitábamos reponernos de aquello. Le miré sintiendo que me caería a pedazos entre sus brazos por tal grado de excitación que me atacaba.

—Necesitamos un baño...— pronunció con voz y respiración perdida, no esperando por una respuesta en lo absoluto. Él nos guió directamente a donde quería.  

Entramos al baño y en el momento en que su mano soltó la mía y se alejo, quede estática en mi lugar. Miré los detalles de aquel lugar, teniendo una lucha dentro de mi mente de tantas cosas, confundida y aun excitada. 

De pronto, nuestras miradas conectaron y el cambio tan atrevido en la suya me dejo sin aire. Lentamente, comenzó a desvestirse. En primer lugar su chaqueta, la cual cayó al suelo, siendo pronto acompañada por su camisa blanca. 

Volví a respirar, notando ahora los detalles de su tan impresionante persona. 

—Quítate las medias...— ordenó con una firmeza bastante amable, alarmándome y teniéndome al segundo en acción. 

Con su camisa fuera y mis medias, también, él decidió acercarse. Solo un par de pasos y con un cuidado que me intimidaba más de lo merecido, sus ojos azules me observaban. Vi como retiro de su muñeca el elegante reloj, llevando luego una de sus manos hacia mí para elevar mi rostro unos centímetros.

—Te sonrojas tan exquisitamente.— susurró y de inmediato, atrapo mis brazos y me atrajo a él con una fuerza fascinante, haciéndome respirar desesperada. —¿Por qué no tratas de acercarte a mí?— pregunta con encantadora sutileza. —¿Por qué no me besas de la forma en que lo he hecho? ¿Por qué no tratas de tocarme de la manera en que lo he hecho yo contigo?

Su voz se muestra bañada en incertidumbre y la prudencia que utiliza para acunar mi rostro entre sus manos, parecer ser nada más que muestra de ello. Sin embargo, de un segundo a otro, el gesto se vuelve más duro. Él me hace retroceder hasta tenerme contra una de las paredes.

—¿Por qué no tratas de hacerme perder la cabeza como yo lo hago contigo?— dice con sus labios contra los míos, sintiendo inmediatamente la humedad de su lengua abrirse paso en mi boca, sosteniendo mi rostro aun a su gusto, cerciorándose de esa manera que reciba la intensidad de su beso como corresponde.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora