Capítulo 6: El Estante y los Portaretratos

100 6 0
                                    


Después de lo que parecieron ser entre quince y veinte minutos, Nico logró dejar todas las cajas sin apilar en el piso de mi habitación.
Este estaba parado al lado de la última caja que había llevado, con las manos cruzadas sobre el pecho, admirando su trabajo. Por otro lado, yo estaba a su lado derecho echa un completo y total desastre, todavía recuperándome del esfuerzo que había hecho con la primer caja.

Toqué su alto hombro y sentí como Nico se sobresaltaba bajo mi mano.
A continuación me miró (posiblemente por primera vez) directo a los ojos. Los había notado antes, eran oscuros, pero bajo la enceguecedora luz de mi habitación se veían como de un color marrón más claro.
Eran bonitos, hasta se parecían un poco a los míos, que tiraban más al color miel.
Era la única de los hermanos Evans con ojos relativamente oscuros, ya que todos mis hermanos habían heredado los maravillosos ojos azul claro de nuestro padre.
Entre todos nos parecíamos muy poco, Dallas y Jamie eran más tirando a corpulentos, mientras que Sebas, Levi y yo éramos más de contextura pequeña. Eso sí, todos compartíamos el oscuro cabello de nuestra madre y, según mi padre, un muy mal temperamento.

-Muchas gracias, la verdad que me hubiese tardado horas para hacer todo esto sola.- Dije retirando la mano del tenso hombro de Nico.

-No es por nada, avísame si necesitas alguna otra cosa.

A continuación, Nico salió por la puerta de mi habitación y desapareció dentro de su dormitorio.

Comencé a vaciar el contenido de las cajas y a ubicar las cosas en los diferentes estantes y muebles de mi nuevo cuarto.
Ubiqué las remeras en los cajones, ordenándolas de modo tal que las que mas usaba se encontraran primeras para tener un más rápido acceso a ellas.
Colgué mis abrigos, pantalones y vestidos en el perchero y ordené los zapatos en la parte de abajo de una forma similar a la de las remeras.
La verdad es que fue mas fácil de lo que esperaba.

Volví a hacer mi cola de caballo y me preparé para lo que me esperaba: la estantería.
Con mi cortísima estatura necesitaría, como mínimo una silla, por lo que fui a sacar una de la gran mesa en medio del living. 

A los pocos minutos tenía todo resuelto para subirme, la silla debajo del estante, los libros en el escritorio cerca para alcanzarlos rápidamente y un par de plegarias que recé de ante mano para no caerme.
Empecé ordenando los libros por gamas de colores, pero no quedé del todo contenta con el resultado, así que intenté nuevamente, esta vez separándolos por género y luego de colocar algunos adornos alrededor de los libros, quedé contenta con el resultado.  

La verdad es que soy bastante fan de la literatura en general, no es que lea cualquier cosa, pero me gusta bastante pasar el rato leyendo.

Por último acomodé la computadora en mi escritorio y a la izquierda de esta puse una portaretratos grande que tenía una foto mía con papá el día que me gradué del secundario y una foto vieja de mis hermanos y yo cuando fuimos de excursión al zoológico hace añares.
Solo quedaba un portaretratos que poner, la que tenía a mi madre.
La foto ilustraba una hermosa familia de siete miembros, todos ellos enredados entre las piernas de sus padres y sonriendo de oreja a oreja. 

¿Cuándo fue que el tiempo decidió arrebatarnos a todos nosotros la felicidad de tener una familia unida?

Cuando me di cuenta, ya era de noche.
Me decidí por llamar a mi padre, seguramente estaría preocupado por saber si habíamos llegado bien.

Amor se escribe con 'A' mayúsculaWhere stories live. Discover now