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En estos momentos, creía que me merecía un premio al mejor amigo del siglo, la verdad.

Había cedido mi precioso hogar a mi amiga y compañera Ashley por tres meses, para ver si realmente podían ella y su novia convivir juntas, a modo de prueba. Mientras que yo volvería a la casa de mi madre. Muchos pensaran que es una idea algo injusta para mí por el hecho de que era arriesgar mi trabajo, cosa que no era del todo cierta al ser el mejor empleado de aquella editorial según el dueño de esta; pero estoy tratando de sacar un beneficio que sería por fin terminar el libro que tengo pendiente hace tanto tiempo.

Por lo que, con un poco del dinero que ahorre, me compre un pasaje de nuevo a casa y llegue de nuevo a donde había pasado los dos últimos años antes de entrar a la universidad.

Hice todos los chequeos necesarios, busqué mi valija y fui hacia donde había acordado verme con mi mamá, que había venido a buscarme. Una vez que nos encontramos, la abracé puesto que no la había visto desde hace ya un tiempo.

—Te dejaste el pelo largo. me dijo acariciándomelo— te queda bien, pero es raro que hayas pasado de delineador a un... aspecto hippie.

Es verdad que pocos meses luego de haber entrado a la universidad decidí hacerme un corte tazón, completamente distinto lo que venía siendo. Clarisse me había dicho que me podría quedar bien y que me dejaría de dar un aspecto de chico de 17. Pero este último tiempo, por no haber hecho muchas cosas fuera de casa además de las compras por querer escribir, no pude cortarme el pelo. Sin embargo, me gustaba el resultado.

—Mamá, por favor.— dije al referirse a mí como un hippie, adjetivo que dudo vaya conmigo.

Subí mis valijas al auto y me senté en el asiento del copiloto, algo cansado del vuelo. Mi mamá me iba preguntando cosas mientras yo respondía con monosílabos, no teniendo ahora muchos ánimos de conversar.

No fue hasta estar muy cerca del edificio, mientras miraba por la ventana, en mi campo visual se encontró un chico de pelo oscuro con gafas... idéntico a Brendon. Baje la ventanilla para ver a aquel joven parado, con su mano en la oreja debido a un teléfono.

Dije su nombre en voz alta, como llamándolo pero a su vez diciéndolo para mi mismo, recordándolo.

—Ryan...— dijo él, dándome a entender que si era él.

Mi corazón empezó a latir con un ritmo cardiaco más rápido de lo usual a su vez que la nostalgia y algo de culpa me empezaba a invadir todo el cuerpo, pero más aun la zona del pecho.

No supe cuanto tiempo paso en el que ambos nos estábamos mirando como un par de idiotas, hasta que sentí el auto avanzar.

Quizas estaba volviendo a tener a mi consciencia jugándome en contra, haciéndome creer que él estaba allí cuando solo era un producto de mi imaginación el que me estaba provocando una opresión en el pecho.

Pensé en preguntarle a mi mamá si Brendon estaba viviendo acá, pero no quería que el tópico de la conversación fuera él. Al menos no ahora que estaba convencido de lo que mejor me haría ahora, es dormir.





No fue hasta una semana después en la que pude quedar con Gerard a tomar algo. Su cabello ahora era negro, pero seguía teniendo el mismo aspecto punk/emo que lo caracterizaba.

Me contaba de la banda que habían armado y que les estaba yendo muy bien. Hasta habían conseguido un sello discográfico y todo.

—¿Y a vos como te va?— me preguntó.

—Estoy acá por un tiempo para relajarme, porque tengo un trabajo estable y un lugar allá.— le dije.

—Cool, aunque no puedo decir lo mismo de tu aspecto, siento que te perdí.— bromeo.

—Cambie mi aspecto por una chica, que decía que no iba con el estilo de la universidad.

—Tuviste que haber estado embobado con ella, como para hacerle eso a tu hermosa imagen...

—Hablando de eso ¿Qué tal las cosas con Frank? Me dijiste que está en la banda, pero no si están juntos.

—Por supuesto que estamos juntos, Ryan, creí que era algo obvio.— dijo riéndose de mí.— Una pregunta... ¿Qué pasó con Brendon?

—Dejamos de salir hace tres años, era complicado...

–¿Están en buenos términos?

—Uhm, es mi ex... No nos hablamos desde esa vez, pero sé que se hablaba con mi mejor amiga... Al menos los primeros meses fue así, pero le dije que no lo haga.

—Ya veo, te era incómodo.— me dijo y asentí.— Bueno, porque parece que él también está acá. Me lo encontré hace dos días.

Tragué saliva. —¿Sabes por cuanto tiempo?

—Uno largo, se graduó hace nada y vino a vivir con su madre acá, por lo que me dijo...

—¿Hace poco? No puede ser, técnicamente nos deberíamos habernos graduado juntos y yo lo hice el año pasado, porque estuve haciéndolo muy relajadamente para tener un diploma de honor.

—No sé que decirte, eso me dijo él y no pensé que era por estar un año tarde. Y en caso de que si me hubiera dado cuenta, no era tan cercano a él como para que me cuente su vida, además de lo básico.

—Buen punto... Como sea ¿Cuándo tocas en algún lugar al que pueda ir? Me gustaría escucharlos.

Quede en verlos tocar este fin de semana, en un bar o algo parecido que era de un estilo en donde podían darse el lujo de tocar la música que sabía que les gustaba y que deduzco que tocan.

Volví a mi casa bastante perdido en una nube o en mi propia burbuja, que no me di cuenta que Brendon había pasado al lado mío hasta que me di cuenta que era tarde.

—Brendon.— lo llame justo el segundo antes de entrar a mi casa

Pero este ya se había metido en el ascensor, yéndose.

After dreams ✧ rydenWhere stories live. Discover now