XIX

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Narradora:

Nayeon se puso palida y se quedo callada. No hizo nada mas que mirar Sana con cara confusa, porque realmente estaba demasiado confundida. Todo este momento Mina estaba viva, y aquellas dos se lo habían ocultado.

--Nayeon? Estas palida, te sientes bien? --sana se acercó para tocar su frente, pero la pelinegra rápidamente la alejó bruscamente-- n-nayeon?

--Coneja, tranquilízate.. --se acercó momo

--Tu c-callate.. --el dúo misterioso se alejó-- Cómo.. cómo pueden guardar algo asi?! --sana se echó a llorar en el hombro de momo

--L-lo siento.. --lamento sana-- No pensamos que te encariñarias con mina..

--Solo callate.. --se levanto del suelo y seco sus lagrimas-- Mejor dime donde esta.

--Pero..

--Pero nada, dime ya. Haz algo bien en la vida. --dijo fríamente nayeon rompiendo el amistoso corazón de sana

--Na-nayeon..

--Tampoco seas así Nayeon! MALDICIÓN! --bufo momo-- Ya te contamos la razón del porque no te dijimos --agrego mientras abrazaba a su novia

--N-no.. iras s-sola... --sana se separo del abrazo-- nosotras te llevaremos.

--Por qué debería ir con ustedes? Puedo arreglarmel- --Momo interrumpió

--Ya sabes porque, ahora si quieres saber donde esta Mina.. tendrás que ir con nosotras

La pelinegra rodeo sus ojos y acepto-- esta bien, iremos ya.

--Esta bien, le diré a mi padre que venga a por nosotras, ya vengo. --sin más momo se fue a llamar a su padre

Ambas asintieron y se sentaron en el sofá, quedando en un incomodo y terrible ambiente. Nayeon estaba más enojada que nunca, pero antes de decir una palabra decidió ponerse en los zapatos de su amiga. No sería algo fácil para ella si supiera lo que Sana sabia, y más si la vida de personas dependerán de lo que diga.

Así que la pelinegra se puso a pensar más. Ahí recién entendió que si Sana se lo contaba la primera vez, capaz no le hubiera importado y le diría a Mina aquello, arriesgando su vida. Y si le hubiese dicho en otro lugar, hubiera salido corriendo al instante y provocaría un terrible accidente. Ya casi la atropellaba un coche por despistada, imagínense si es por correr hacia Mina. Pero hoy no salio corriendo por  dos razones. La desaparición inesperada y porque el dúo misterioso estaba allí para frenarla.

Pronto Sana empezó a sollozar llamando la atención de Nayeon-- l-lo siento mina.. lo si-siento nayeon --se acomodo en el sofá en forma de "bolita" dándole la espalda, destrozada, sintiéndose de lo peor. Sana era una persona muy sensible, y más si se trata de alguien que quiere demasiado. Sana es buena persona, sana es amor, sana es vida.

Nayeon la ignoro al principio, pero luego no pudo aguantar verla a así a su siempre animada amiga-- sana.. --la abrazo por detrás apoyando su cabeza en la nuca de esta-- lamento tratarte así...

Momo estaba a punto de entrar, pero al ver que estaban por reconciliarse decidió ir y sentarse en la escaleras a esperar.-- Espero que todo mejore.. --susurro la rubia

Sana sintiéndose bien al sentir el abrazo de la pelinegra dejo de llorar-- N-no te preocupes.. --jadeo-- entiendo que te pongas así...

--Lo se, pero te trate mal --se separaron y sana se dio la vuelta para poder ver a la pelinegra-- amigas?

Sana sonrió más que siempre-- Gracias! gracias!--la abrazó, pero rapidamente se separó-- amigas..

Nayeon le sonrío y al segundo se escucho un coche pararse enfrente de su casa. Tocaron bocina y se dio cuenta que era el padre de Momo. Hablando de esta-- Oigan, ya vino, vayamos --avisó a ambas que estaban sentadas en el sofá

--V-vamos --añadió nayeon nerviosa

--Si --sonrió y agarro la mano de la pelinegra para llevarla hacia fuera

...

Una vez afuera, sana y nayeon se sentaron en la parte trasera. Mientras que momo se sentó en la parte del copiloto y rápidamente le indicó a su padre a donde ir.

--Gracias por querer llevarnos papá..

--No es nada, veo que es grave --sonrío nervioso mientras veía por el espejo a Nayeon

--Si.. --sonrió de la misma forma que su padre-- vamos al hospital donde esta mina

--Allá vamos --y en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en la carretera

Nayeon estaba muy nerviosa. Ahora iba a ir al hospital donde -seguramente- se encontraba mina todo este tiempo. Su mayor miedo es que no esté, o que le haya sucedido algo malo o lo peor. Nayeon no podía dejar de pensar en la castaña, se había dado cuenta que le gustaba. Que se enamoró. Y no de cualquiera, si no de un "espíritu". Aunque, por suerte resultó ser una persona viva, o eso espera. Pensó en tantas cosas que no se dio cuenta que ya habían llegado.

--Nayeon --Sana interrumpió sus pensamientos-- Ya llegamos..

La pelinegra trago saliva y asintió-- vamos.. --salio del coche. No sin antes agradecerle al padre de la rubia

Las tres preocupadas chicas entraron y se dirigieron directo a la recepción, donde las atendió una enfermera algo anciana-- en que puedo ayudarlas? --Pregunto mientras veía el computador

--Queríamos ver a Myou Mina, por favor --añadió nayeon desesperada

La mujer levantó su mirada--Oh, bienvenidas nuevamente pequeñas --les sonrió-- hace días que no venían y veo que traen a alguien nueva

--Si.. lo se --sana rasco su nuca nerviosa-- Ella es nayeon

--Hol- --alguien interrumpió

--Akane! te necesitamos aquí! --grito un doctor que entraba con otros doctores al rededor de una camilla

--Me llaman, pueden pasar a verla, ya saben su habitación.. así que las dejare --les sonrió simpáticamente y salio corriendo hacia la camilla

--Esta bien, vamos --se adelantó la rubia y las otras dos la siguieron

Se subieron al ascensor -que por suerte estaba vacío- y tocaron el botón que llevaba al segundo piso. Al cerrarse las puertas justo paso una camilla rápidamente frente a ellas. La cara de aquella persona en la camilla le parecía conocida a Nayeon. Pero lo ignoro y espero a que el ascensor subiera de una maldita vez.

Y eso hizo. Pronto se abrieron las puertas de aquella pequeña habitación, indicando que llegaron y las tres chicas salieron con las piernas más temblorosas que nunca. Caminaron por el pasillo -que parecía ser largo por los nervios- y dirigieron a la habitación 107. Se quedaron paradas frente aquella puerta blanca como tres tontas.

--Será mejor que entremos --corto el silencio Nayeon

--Tiene razón.. vamos ardillita --Momo agarro la mano de sana tranquilizandola

La pelinegra posó su mano lentamente sobre el frío pomo de metal y lo giro lentamente. La puerta se abrió, asomaron sus cabezas y se encontraron con algo realmente inesperado.














Mina no estaba más allí.







No tan lejos | MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora