Se elevó unos negros alcanzado a Barnes quién ya estaba cerca de la salida y rindieron una batalla en el aire.

—El sistema está fallando, señor Stark —insistía Friday.

La armadura de Tony estaba casi destruida cuando un dos contra uno era de todo menos justo. Tony vio a lo lejos un destello azul, conocía todo aquello y sabía que no traería nada bueno. De pronto una explosión se escuchó derribando las paredes y dejando ver a su hija y no en las mejores condiciones.

Amelia

Luchaba contra cada uno de ellos y no paraban de venir hacia mi. Mi escudo literalmente cuidaba mi espalda mientras yo los enfrentaba cuerpo a cuerpo. Mis armas las había perdido minutos atrás y sentía un líquido espeso recorriendo mi rostro, estaba casi segura de que era sangre.

Intenté hacer el esfuerzo por hacer el mayor ruido posible para que ellos la escucharan, pero parecía ser inútil. Uno de ellos había golpeado mi estómago tan fuerte que el aire apenas podía entrar a mis pulmones, para cuando me recuperé lo había mandado al otro extremo del lugar con mi escudo, pero una segunda había tomado su lugar para atacarme.

—Logan - hablé para que mi asistente en el antifaz pudiera escucharme— conéctame con Tony.

Apenas podía hablar pues era o golpear o respirar y mis sentidos estaban comenzando a fallar con tantas personas sobre mi.

Lo intento señorita Stark, pero algo interfiere con la señal.

Eso era todo, estaba jodida.

Pero no podía rendirme, yo no soy de esas personas que se rinden a la primera y sería demasiado vergonzoso para mi y mis entrenadores morir en aquella batalla sin que nadie esté ahí para admirar mi heroica y valiente caída.

No sabía de dónde había sacado las fuerzas para dar el último golpe. Todos los soldados se encontraban literalmente encima de mi y mi escudo pareció haberse esfumado, entonces sentí como mi cuerpo se sobrecargaba, lo sentía por todas partes y para cuando llegó al punto más alto de mi cabeza, fue como una bomba y explotó. De pronto, mi cuerpo se sintió más liviano y fue como si un enorme peso se me quitara de encima. Aunque la fuerza que tenía en ese momento era mínima, pude ver a los súper soldados a mi alrededor inconscientes o sin poder levantarse, y entonces me di cuenta de que me rodeaba un circulo negro, de los que dejan rastro después de una explosión, la cual se concentró en mi.

Estaba sobre mis rodillas, con la cabeza baja tratando de recuperar el aliento. Si de algo estaba segura era de que si los soldados se levantaban para una segunda batalla, no tendría la fuerza necesaria para enfrentarlos por segunda vez. Sentí una mano sobre mi hombro y estaba a punto de saltar cuando vi los ojos preocupados de Tony.

—Estoy bien —susurré y él me abrazó.

Mis fuerzas se fueron por completo y ya no pude mantenerme de pie, mi respiración entrecortada era lo que más les preocupaba a los demás, podía verlo en sus miradas, pero hice un esfuerzo para demostrarles que no era nada grave.

—Esperen —habló Steve— ¿dónde están los soldados?

—¿Eres ciego capipaleta? —fruncí el ceño hacia él— están justo... mierda.

Si se preguntaban y no era demasiado obvio, no había rastro de ninguno de ellos. Se habían esfumado en las narices y no me di cuenta de ello.

—Se han ido.

—Gracias Capitán listo, no me daba cuenta de eso.

—Salieron en una nave —dijo una tercera voz— habían como cinco más.

—¿Y no intentaste detenerlos?

—¿Has visto cómo quedó la chica? —todos lo miraron mal— se dirigen a la capital de Alemania, es todo lo que pude escuchar.

—Está a un par de horas —habló Tony— todos alístense y avísenle a su equipo. Nadie deja a mi hija de esta forma sin pagar las consecuencias.

—Tony... —habló Steve.

—Vamos Amelia —dijo ignorándolo completamente para después tomarme entre sus brazos y ayudarme a subir a la nave.

La Nueva Vengadora: AmeliaWhere stories live. Discover now