La mañana siguiente

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Puro restregó sus manos sobre sus ojos, tenía sueño. Había despertado demasiado temprano. Esas ganas de ir al baño pudieron con él, pero tan pronto sentir el piso, su pie se lió con algo: los Calvin Klein rojos de Fer. Sonrió. Volteó a ver al otro lado qde la cama, seguía ahí. Levantó la sábana que cubría a su novio y observó que tan temprano estaba ya empalmado.

Se puso de pie rápido y entró en el cuarto de baño. Hizo el menor ruido posible antes de volver a la cama y descubrir la erección de su novio, tocarla para que no perdiera altura y con toda la experiencia de la noche anterior, se montó en su novio. Con cuidado de cada movimiento, se fue introduciendo el miembro de su novio. Lo hacía despacio, buscando en cada oportunidad que llegara más adentro. No cambiaría por nada esa sensación, de la cual fácilmente se había hecho adicto.

Pasado un tiempo, Fer no fue ajeno a lo que su novio le hacía pero creía que estaba soñando por lo que mantenía sus puso cerrados; se retorcía cada vez más fuerte, apretaba las sábanas hasta que a fuerza de seguir más rápido abrió los ojos y verlo:

- Puro... - susurró al verlo moverse tan desesperadamente.

¡Carajo! Era mejor de lo que creía. Tiró su cabeza hacia atrás sólo porque su novio se había inclinado para comerse a besos sus morros. Por un momento de lucidez, recordó donde estaba y trató ponerse serio: - Puro... - intentado advertirle que en nada alguien podía darse cuenta de lo que hacían -, Puro... - cediendo poco a poco a los movimientos de cadera del castaño -, Puro... - fue el último suspiro que soltó.

¡Al carajo! ¡Venga lo que sea! Pensó Fer sujetando las caderas de Puro para guiarlo por momentos. Ahora era cosa de dos.

- Creía que era la mejor forma de recordar nuestro aniversario... - le susurró mientras seguía moviéndose para que las embestidas siguieran.

Fer se excitaba con ver a Puro aferrado a su pecho, poniéndose rojo de tanto esfuerzo que hacia. Tanto que hubo momentos en que este lo levantaba para ser él, desde su posición quién se introdujera en el castaño. Hasta qué sintió espasmos más fuertes, volvió a tomar la cadera de Puro levantándolo para dar lo último de sí, corriéndose sin más dentro del castaño.

¡Madre mía!

Cayó Puro sobre el pecho de Fer, que estaba alterado, tratando de respirar normal, de sonreír al ver la ternura en el rostro de su novio, que lo veía desde la comodidad de sus brazos. Estaba exhausto, pero eso no dejaba sin ganas de comerse a besos a su novio sólo por una razón:

- Feliz aniversario...

Fer lo abrazó fuerte para dejarse consentir.

- Y sin despertar a nadie - se supo orgulloso dejando libre a Puro, que seguía encima y dentro de él.

- ¡Cómo hacerlo en una casa vacía! - rió Puro, llenando a besos el rostro de su novio que no podía creérselo.

Estuvieron así por un largo tiempo. Cada vez que Puro sentía la flacidez del miembro de Fer, hacia un movimiento para mantenerlo erecto dentro de él, mientras se reían, se besaban y repasaban las curvas de ambos, rizando los vellos del pecho de Fer.

- Bueno - sentenció el moreno tras el último beso -, creo yo que habrá que ir a desayunar.

- Supongo que sí - poniéndose de pie al fin.

- Vale entonces... - buscado primero con la mirada su ropa y luego cogiéndola -, toma el baño y yo... Haré el desayuno.

Cuando ambos decidieron salir de la cama, Puro, miró en el piso, la cartera de Fer con todo su contenido vertido; avivando las prisas de encontrar el preservativo usado la noche anterior, pero en sí búsqueda se topó con algo que le llamó más la atención:

- ¿Un DNI? - tomándolo y viendo la foto de su novio junto a datos falsos entre los que figuraba su edad: 20 años.

- Sí - admitió Fer sin más -, ¿tú no tienes uno? - vistiéndose.

- No. Me lo dan en un par de semanas... ¡Y tú eres menor que yo!

- Pero soy un pelín más alto - metiéndose en sus pantalones y tomándolo de las manos de su novio -. Así puedo colarme a los bares y tal... - riéndose terminado de coger las demás tarjetas y encontrando sin buscar el preservativo con el que hizo un rebujo con más basura que había encontrado en su macuto para ocultarlo.

Su novio lo vio maravillado, por un momento miró lo resuelto que había sido. Él había esperado cumplir los 18 era justo eso, para ir a bares donde le sirvieran algo más que Fanta.

Puro tuvo entonces una idea:

- ¿Por qué no vamos por mi cumpleaños a un bar? - buscando toallas limpias -. Podemos entrar con el tuyo - lanzándole una a Fer indicándole que podía bañarse en su cuarto de baño mientras él lo hacía en el de sus padres.

- ¡Pero sí tú todavía no tienes el tuyo! - ululó Fer.

- Pero sé de alguien que sí - riendo -, y no se dará cuenta de que le falta.

Cuando terminó de ducharse, Puro entró en el salón y miró la puerta de la terraza abierta y se acercó: sobre la mesa estaba el mantel con estampado Vichy azul; un jarroncito con flores y dos copas de champaña llenas a 3/4 de zumo de naranja.

- Pero...

- Buenos días - dijo Fer en el oído de Puro cuando lo abrazó. Aún llevaba sobre sus hombros la toalla y el cabello húmedo.

- Nando. Cuando dijiste que prepararías el desayuno...

- ¿Pensaste que te prepararía cereal con leche, magdalenas, café y tostadas? - Puro asintió algo avergonzado -, pues que sepas que soy un pelín más profundo que eso - mostrándole la pila de pancakes con moras que había preparado -, anda. Que me han quedado de rechupete.

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Él dependiente miró el DNI y miraba al chico que se lo había dado; sí hacía el gesto y tenía el peinado correcto, Puro podía pasar fácilmente por Jordi: así que ahí estaba, peinado hacia atrás y un mohín algo forzado... dando el pego, o por lo menos lo intentándolo. El hombre barbado levantó la ceja, haciendo que el castaño, a comparación de su novio, sintiera más desesperación que temor de ser descubierto.

- ¿Qué te pongo? - devolviéndoselo al chico que asentía al tiempo que susurraba "ya era hora".

Fer respiró tranquilo. Pensó que la primera incursión de Puro a un bar del centro de Madrid iba a acabar más pronto de lo esperado. Lo vio llegar victorioso con dos cervezas.

- Pero bueno, casi me cago - comentó Fer sentándose en una mesilla alta dando un sorbo.

- Estoy seguro - dando un sorbo, mirando la pista -, ¿bailamos? - después de acabar su bebida.

El ambiente era mejor de lo que Puro se hubiese imaginado. Aunque había pocos jóvenes de su edad, pasaban desapercibidos por lo mayores que se había hecho pasar.

- ¡Esto es increíble! - gritó Puro por encima de la zaragata del lugar.

- Lo sé - respondió Fer, que había ido incontables veces con Nacho y Rodri por más de una razón. Pero esto era una una nueva experiencia.

- Vale, voy rápido al vatér... - dijo luego de media hora de bailar y haber encontrado una mesa para sentarse y respirar un poco. Fer lo miró alejarse y perderse entre la multitud, sonrió por un momento.

Puro miró de nuevo el DNI de Jordi y lo guardó bien. Sí se llegaba a enterar de ello, su enojo sería mayor por el hecho de que no había sido invitado. Porque era tan sobreprotector con su primo que tal vez la velada, pudo haber sido diferente.

Te voy a enamorar Where stories live. Discover now