Sin miedo a las consecuencias

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- ¿Puro? - abrió poco a poco la puerta del piso, entrando despacio. No quedaba nadie, Jordi se había llevado a Bruno a conocer Madrid, en un par de días debía volver.

Dejó su guitarra a un lado del sofá y siguió hasta el pasillo. Entró a la habitación y todo estaba ya en orden. Del cuarto de baño salía el ruido de la ducha, Fer se acercó para ver sí estaba ahí; abrió despacio y no vio ni una silueta, es más, la puerta de la ducha estaba abierta con el agua cayendo.

- ¿Puro? - antes de salir por completo del cuarto de baño, Fer sintió un jalón hacia la ducha, tratando de escapar del agua, pero el castaño lo tenía fuerte y lo remojaba sin piedad -, Puro... - encontrándose por fin con su rostro pero con el agua se ahogaba hasta que el castaño lo puso de frente a él, lejos del agua y por fin le miró; Puro estaba por completo desnudo y Fer se limitó a verlo a los ojos.

Ninguno dijo nada por un tiempo, dejaban el agua caer y ciertamente ese sonido hacia que ambos respiraran algo rápido, la impaciencia estaba creciendo entre ellos.

Luego de soltar una risa que hizo que un poco de agua se le metiera por la nariz Puro preguntó: - ¿Por qué siempre tengo que ser yo el que esté desnudo? - dándole un beso -, anda, fuera...

Fer obedeció. Se contuvo lo más que pudo por no voltear a ver a su novio desnudo, pero la curiosidad pudo con él y lo vio secarse despacio el cuerpo, pero lo suficientemente rápido para no ver nada.

Fer seguía ahí parado sin moverse.

- Estás empatado - Fer, sin decir nada ni esperar orden alguna, se sacó la sudadera y la playera que llevaba debajo. Y entonces por fin lo hizo; Puro vio a su novio sin camisa. Y fascinado por tal hecho, comenzó a rozarlo con sus dedos; sintiendo lo firme que estaba su pecho, lo alterado que estaba y lo nervioso que tal acto le generaba.

Fer respiraba alterado viendo a Puro seguir a su vientre, mordió su labio para no demostrar que los labios de Puro sobre su piel lo volvían loco; su vientre temblaba, su reparación se cortaba por no saber qué hacer: respirar o hacer que su corazón siguiera latiendo.

Cayó rendido sobre la cama mientras Puro seguía recorriendo a cuerpo, lento, suave; sus labios recorriendo desde su cuello, pasando por mitad del pecho; un beso cada cierta distancia hasta llegar al ombligo; rozando su cintura con sus dedos... cada acción se quedaría en su cuerpo por siempre, porque cada caricia se fundía con el ardor en su cuerpo.

Por alguna torpeza, mientras se movía, Puro pisó con su rodilla su toalla, zafándola de su cintura, golpeando la pierna de Fer con su miembro, hasta entonces el moreno no se había percatado que estaba desnudo, así que puso su mano sobre su trasero para sentirlo. Volvió para darle perderse en besos y dejarse tocar por el moreno.

Y así, volvió a bajar despacio; como sí de un camino sin rumbo llegó hasta su pantalón, donde se detuvo sólo por un momento, sólo para confirmar que había perdido el poco pudor que tenía y el necesario para desabrocharlo y desvelar unos Calvin Klein rojos.

Debajo de ellos, un miembro erecto y caliente lo esperaba. Fer no podía verlo, estaba retorciéndose de tanto placer que estaba sintiendo; los dedos de Puro lo recorrían con cierta curiosidad, algo que al mismo tiempo le despertaba un deseo de sentirlo mejor: tomándolo, comenzando a jugar con él; arriba, abajo, a lanzar una mirada rápida a su novio quién lo vio complacido por ello.

Comenzó con sacar su lengua y darle golpecitos con el miembro de Fer.

No tenía más referencias de qué hacer, más que un vídeo que había visto con Bruno hace un año de manera clandestina en su casa y que ahora trataba de recordar para hacerlo bien; comenzó con recorrer desde la base hasta poco antes del glande con su lengua; besos ventosos en forma de succiones que contraían poco a poco los testículos de Fer; miradas cruzadas espontáneamente que soltaban sonrisas efímeras.

Te voy a enamorar Where stories live. Discover now