El paseo de los recuerdos

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Nota de autora: Este episodio está basado netamente en las reminiscencias de Cordelia Black y por lo tanto casi no habrá narración acerca del presente (A excepción del principio del relato).

Espero que disfruten la lectura.




El viento gélido del exterior del castillo hizo estremecer a Snape por un breve momento, aunque sin advertirlo ya que él permanecía completamente sumido en las primeras imágenes que comenzaba a vislumbrar a través de los hermosos ojos azules y asustados de Cordelia. Ella continuaba pugnando inútilmente por ser liberada mientras permanecía inmersa en un extraño monólogo que para Snape poco a poco fue tomando más sentido...

El pocionista se encontró de pronto en medio de un bosque a media noche, corría junto a Cordelia que, con lágrimas en los ojos, intentaba huir de algo o de alguien.

¡No huyas de mi, Cordelia! No te servirá de nada —dijo una voz que dejó sorprendido al maestro de Pociones pues se parecía mucho a la suya.

Cordelia continuó corriendo con el corazón a punto de estallar por el pánico que le provocó lo que recién había visto.

Pero de pronto esa imagen se fue tornando cada vez más lejana siendo suplantada por la visión de un prado escocés donde una niña preciosa de cabellos rojos corría alegre al tiempo que la brisa estival arremolinaba sus cabellos y su indumentaria barroca. Detrás de ella corría su hermano intentando alcanzarla. De pronto, al ver que el chiquillo ya casi la tocaba, la niña comenzó a levantarse por los aires hasta quedar fuera de su alcance y el niño se detuvo abruptamente.

¡Cordelia! —dijo con tono admonitorio—. Baja en este mismo instante, recuerda que nuestra madre dice que no debemos hacerlo en el exterior de la casa.

Pero aquí no hay muggles, estamos en los alrededores de nuestra casa —respondió la niña, bajando con elegancia.

Snape, experimentó una inevitable sensación de Deja Vu al recordarse a sí mismo en la misma situación en la que se encontraba en ese momento, espiando a un par de criaturas que jugaban mientras una de ellas (También pelirroja) se alzaba por los aires.

Nunca se sabe —insistió su hermano—, debemos tener cuidado de no ser visto por uno de ellos.

—¿Y qué sucede si alguno llega a vernos haciendo magia? —preguntó la niña.

Su hermano abrió los ojos al límite.

Nos llevarían a un tribunal del Santo Oficio, ya lo sabes —respondió con suficiencia el chiquillo.

Ya lo sé, nuestra madre siempre lo repite pero nunca he sabido qué cosa es el Santo Oficio.

Yo tampoco —respondió riendo su hermano—, pero ha de ser algo feo.

¡Estúpidos muggles—se quejó Cordelia, dando una patada en el suelo—. Por su culpa no podemos jugar como nos gustaría.

Vamos, Cordelia, la abuela Eleonor dice que no todos los muggles son malos.

Pues para mí son una peste —afirmó la pequeña elevando la nariz—. Nuestros padres tienen razón.

De pronto, tanto Snape como los niños escucharon la voz de una mujer, cerca de ellos.

¿Dónde rayos están los gemelos? —preguntó haciéndose visera con la mano para que el sol no lastimara sus ojos.

El Misterio del ÁguilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora