—¿Acaso Lumiett no le sacaste suficiente información hasta ahora? ¿O qué estabas esperando para hacerlo? Es tu omega, ¿no? Eso me informaron.

—La relación que tengo con Frank no es asunto de nadie. Los datos que Frank me ha brindado están en el informe que dejé sobre tu escritorio. Si te tomas la molestia de darle una mirada vas a ver que tengo varios nombres y pistas que seguir.

—¿Ah sí? ¿Qué maravillosas pistas son esas, Elemiah? ¿Nombres también? Parece que ese omega tuyo es muy conversador en la cama.

Tuve suficiente. Estrellé ambas palmas sobre su pupitre y el crápula de mi jefe sonrió.

—El caso es mío. Los de narcóticos tienen material que masticar por un rato. Yo conseguí los datos, los nombres y las pistas. El omega me pertenece y no hay nada más que discutir aquí. Me retiro entonces.

Eso fue lo último. Si mi jefe quería hacer algo en mi contra, podía intentarlo. Él bien sabía que así se negara a asignarme el caso, lo tomaría de todos modos. Sólo quería joder un rato, porque al final de cuentas le convenía enormemente que llegara al final de todo esto.

Frank me dio el nombre completo del tal Roger. Al buscarlo en la base de datos no encontré nada. Estaba usando un nombre falso el muy bastardo. Pero no fue lo único que Frank me dijo, también pudo recordar otros datos que me eran de mucha utilidad.
Claro que convenientemente olvidé mencionarlo en mi informe. Si al final de cuentas el cretino de mi jefe insistía en sacarme del caso, se podían ir jodiendo.
Jim no tardó en alcanzarme camino a mi auto. No estaba de humor para escucharlo, así que apuré el paso.

—Elemiah, espera. Espera hermano...El jefe tiene algo más que decirte.

—Pues tiene mi número, que me dé una llamada.

—Dice que está bien, que hagas lo que quieras... Ganaste de nuevo, hermano. Así que ¿para dónde vamos? ¿Dónde empezamos a investigar?

—Iré al hospital, tú puedes ir a entrevistar a los vecinos del edificio.

Necesitaba sacármelo de encima. Tenía cosas que hacer y Jim era más que un estorbo para mis planes.

—Pe... pero Elemiah, somos un equipo. No tienes por qué ir a cada rato al hospital. Hay un policía vigilando al omega, no va a ir a ningún lado.

—Te dije que iré a ver cómo sigue. Puedes ir avanzando por tu cuenta, Jim. Necesito atender mis asuntos.

Con eso debería bastar para que se fuera por su cuenta. Pero no. Jim me tomó del hombro y me sorprendió de veras.

—Somos compañeros Elemiah. El caso es de ambos. No dejes que tu carrera se vaya al tacho por un omega del montón.

—El caso es mío.—¿acaso no fui claro allá dentro?—Puedes ir a sentarte a hacerles el seguimiento a esos delincuentes como tu jefe quiere. Yo me encargaré de Frank y de encontrar al tal Roger.

El rostro de Jim cobró una expresión sombría que nunca antes vi. Pero no tenía tiempo para lidiar con este tipo. Dejé a mi compañero en la acera. No me siguió hasta mi auto como hacía en otras ocasiones. Quizá por fin le llegó el mensaje de que quería estar solo.

En fin...

***

—Puedes pasar a verlo. Esta despierto ahora.

Una enfermera me avisó que ya podía entrar al cuarto del niño. Claro que entró conmigo y otra más nos dio el alcance adentro.

En la habitación de hospital, Giovanni se perdía dentro de los cobertores de la cama. Me sentí tan fuera de lugar, que me tomó un momento en acercarme a su lecho. Las enfermeras trataron de animarlo a salir de entre los cobertores, pero sin éxito alguno. Giovanni seguía como un hámster enredado en un calcetín.

Corpóreo y mundanoWhere stories live. Discover now