Capítulo l

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Era una mañana fresca y despejada de Marzo. Stiles se revolcaba en sus laureles mientras sentía los rayos del sol entrar por las persianas de la ventana.
Una brisa paseaba por su cuarto y daba la impresión de que era alguien entrando a su guarida, algo que extrañó al joven Stilinski e hizo abrir los ojos con calma dando un vistazo a su alrededor comprobando que no había nadie en su cuarto. Sólo él y todo lo que conllevaba ser él.

Miró su reloj; eran las 9:08 am. Se le olvidaba que los sábados salía a correr junto a Lydia y Mason para mantenerse en forma. Ya que él junto con Mason eran humanos y como tales tenían que encontrar la manera de defenderse y una de ellas era mantenerse en forma.

Decidió entonces ponerse de pie de la manera más lenta que uno pudiera imaginar. Una vez sentado y con los pies en el piso se paro, empezó a buscar un chándal gris que había dejado arrumbado en alguna parte de su cuarto y una vez encontrado su objetivo se lo puso junto con una playera negra que estaba a lado de esta. Se puso sus tennis para correr y salio del cuarto un poco más animado.
Fue directo a la cocina para tomar un vaso de leche y un par de galletas, después tomó las llaves de su bebé y salió de casa para adentrarse a su coche e irse.

El punto de encuentro era la Mansión Hale, así que no demoro mucho en llegar. Los muchachos estaban ahí platicando en el porch. Al oir el motor tan distintivo de ese coche se pusieron de pie sacudiendose un poco sus ropas.

—Hey— dijo Stiles a modo de saludo al acercarse a ellos.
—Se te pegaron las sabanas ¿no crees?— mencionó Lydia en modo de regaño.
—Un poco, si— puso sus manos en su cadera. La pelirroja le lanzó una sonrisa forzada por su mal chiste a lo que Stiles le guiño el ojo.
—Pues bueno, bello durmiente, vamos a calentar un poco— dijo Mason animado tomandolos por los hombros y direccionandolos hacia enfrente.

Después de unos 10 min de calentamiento se pusieron a trotar para después empezar a correr. Iban en la 3ra vuelta cuando Stiles observo entre los árboles de esos lares multiples sombras que empezaban a rodear ese sitio. Desaceleró el paso hasta quedar quieto y empezó a escuchar crujidos de ramas y hojas secas a su alrededor, sabiendo perfectamente que Lydia y Mason se fueron en dirección opuesta al sonido que se generaba cerca de él.
No pudo articular alguna palabra pues estaba siendo paralizado por un temor creciente en su interior.
Trato de razonar diciéndose a si mismo que podría ser una broma de Scott junto con Liam, o el mismo Mason con Lydia.
Volteo por inercia a la dirección en donde se fueron sus amigos al escuchar que ellos le estaban llamando, regreso su mirada en donde se estaban las sombras y para su sorpresa desaparición frente de él como si de humo se trataran.

—Stiles— llamó la pelirroja al verle —. Que pasa, ¿por qué te detuviste? ¿te sientes mal?— preguntó mientras le palpaba.
—Amigo, ¿Estas bien?— dijo Mason al acercarse.
El joven Stilinski miraba a la dirección en donde había visto las sombras, haciendo caso omiso a lo que interrogaban sus amigos.
—¡Stiles!
—Nada, ammm, me he torcido el tobillo.

El menor seguía viendo a su alrededor distraído mientras que Lydia y Mason le traían a rastras hacia el coche de ella y auxiliarlo.
Una vez llegados ahí la pelirroja empezó a curarlo, aunque desde medio camino ya se había dado cuenta de que no estaba mal, que más bien había algo que lo estaba siguiendo pues seguía mirando a su alrededor y, aunque ella quisiera saber que era lo que estaba pasando no quiso preguntar. Prefirió darle su espacio.
Una vez «curado» —vendado del tobillo— Stiles decidió retirarse a su casa a medio entrenamiento y ninguno hizo objeción, lo dejaron retirar con la única promesa de regresarles alguna llamada o mensaje.

En el camino pensaba en esas sombras, de hecho el pensamiento le abarcó el resto del día, mientras hacía lo habitual ese pensamiento quedaba como una imagen en su tablero, preguntándose si era una alusión como en sus terrores nocturnos, o que si alguna nueva criatura se dirigía a ellos y sólo estaba dando aviso. Pensó seriamente en decirle a Scott para hablar con la manada pero tenía el temor de que lo que sea que se avecinaba sea algo que su imaginación generaba.
Adentrándose la noche pensó que era un buen momento para ir a la casa de su mejor amigo, decidió entonces subir a su cuarto por una sudadera.

Sus pensamientos y sus acciones se vieron interrumpidos por la llega de su padre de la jefatura con comida china. El joven Stilinski bajo lo que le faltaba de escaleras para recibirle y ayudarle con lo que estaba cargando.
Tuvieron una cena amena, aunque Stiles le insistía a su padre que debería comer más sano su padre sólo lo cotorreba. Al terminar la cena el señor Stilinski se subio a su habitación y el menor hizo lo mismo.
Mando varios mensajes a sus amigos, incluyendo a Lydia para asegurarle que él estaba mejor y a Scott para que viniera en un santiamén a su casa con extrema urgencia.

Pasados unos minutos Scott estaba a fuera de su ventana, Stiles se exaltó por un instante hasta que reconoció la imagen de su mejor amigo.
Le dejo pasar y una vez el latino estuviera sentado en la cama y él en el sillón de su escritorio soltó todo lo ocurrido hoy. Pero no sólo eso, pues era algo que venía arrastrando desde hace 3 días y antes de que lo sucedido se instalara en sus pensamientos para teorizar e indagar los descartaba pensando que eran sus terrores nocturnos de nuevo.
La plática se alargó más de lo que les hubiera gustado por lo que Scott decidió quedarse esa noche con él. Bajaron a cenar y a seguir con su platica.
Al terminar jugaron videojuegos hasta pasadas las horas, y eso no era suficiente, hasta que el Sheriff Stilinski bajo a subirlos al cuarto.

Tanta atención le había puesto el verdadero alfa a su hermano del alma que ignoró por completo los diferentes aromas que danzaban en el cuarto del menor. Aromas como la menta, albahaca y Laureles eran algunos que podía distinguir. Aromas que le hicieron sentir tranquilo, y antes de mencionarle a Stiles cual era la tienda naturista que estaba frecuentando él ya estaba en su 5to sueño sobre su cama en una posición un tanto incómoda.
Lo hizo a un lado y se echó al lado despejado.

No importaba que se levantarán tarde, ya era domingo. Cualquier cosa puede esperar a Lunes

Aquelarre |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora